jueves, 25 de abril del 2024
 
Por Jant Segovia
Columna: Las mentiras del poder
EU: Nación belicosa, sin identidad
2014-04-16 | 22:24:28
La sonrisa más hipócrita, es la de un presidente de EU.
El próximo lunes 21, se cumplen 100 años de una más de las vilezas de esa nación, que desde su fundación, comenzó en la espiral del declive que la persigue en su tortuoso caminar, por la cuerda floja de un país conformado por cuatreros, asesinos y prostitutas, que dieron “luz” a unos seres inestables, y proclives a la violencia que los vio nacer, y los perpetúa hasta la fecha, con sus aires de grandeza, al creerse los amos y policías del mundo. Un mundo que los señala con un dedo flamígero, que los hace temblar, al saberse odiados y repudiados.
Antes fue la antigua URSS, ahora el mundo árabe. ¿Mañana? ¡Mañana quién sabe! Pero ellos deben seguir con su maquinaria de guerra, que no tan solo los alimenta de sangre. Los hace multimillonarios. La maldad no tiene límites, aunque la llaman “Democracia”.
Pero no se preocupen. No hablaremos de la barbarie ignominiosa que perpetuaron en la historia al atacar a nuestro puerto, sin ninguna declaración de guerra contra el gobierno Huertista. De esto se encargarán plumas mucho más eruditas. Aunque muchas de estas besan las entrepiernas de los yanquis, ahora les saldrá lo “mexicano”. ¡Qué lástima!
Tampoco hablaremos que el entonces demente presidente Woodrow Wilson, (al estilo de Pearl Harbor, o las Torres Gemelas), quien se agarró al “incidente de Tampico”, para intentar invadirnos por segunda vez.
Tampoco hablaremos de la concentración de 44 navíos de guerra, frente a una población indefensa. Pero eso no importó. Igual hicieron en Irak, Afganistán, Panamá o Granada, y miren que tranquilitos siguen. Lo único que no tuvieron en cuenta, ni en sus sueños más guajiros, es de los huevos que estamos hechos.
El General Maass, por órdenes (del otro asesino) Huerta, se replegó (como sabemos) hasta Tejería, pero quedó un personaje con dos bien puestos, que era el director de la Escuela Naval Militar, el Comodoro Manuel Azueta, quien armó y comandó a los 90 cadetes existentes, y a sus profesores. Estos, junto a 100 soldados del 19ª Batallón que comandaba el Teniente Coronel Albino Rodríguez, e innumerables civiles, circundados por los presos de “La Galera”, dieron un mortal enfrentamiento a esos bien amaestrados marines, que desembarcaron a las 11:30 (am) del USS Prairie, al mando del Almirante Frank Friday, quien a no dudar se cubrió de “gloria”, sobre todo al salir con la “cola entre las patas”, el 23 de noviembre del mismo año.
Aunque no fue óbice para que el secretario de Marina gringo (Josephus Daniels) repartiera 56 Medallas de Honor, (como si fueran cacahuates) a tan “insignes” combatientes, contra una población desvalida. (En la 2ª Guerra Mundial junto a la de Corea, dieron la mitad. Así de gloriosos fueron estos animalejos).
De nada sirvieron los acorazados Indianápolis, New York o Rochester, concentrados frente a Antón Lizardo, bajo el mando del Comandante de la Flota del Atlántico, Almirante Henry T. Mayo, o dos divisiones de torpederos, junto a los acorazados Florida, Utah, el cañonero Prairie, u otras 17 embarcaciones como el Texas, Montana o Dakota, entre otras. Nos costó 172 uniformados asesinados, (entre ellos, el Teniente Azueta, Eduardo Colina, Ricardo Ochoa o Alacio Pérez), y 150 civiles, pero estos malnacidos aprendieron que el pueblo de México, sí tiene cojones. Los mismos que a ellos les faltan.
Fue una lástima que en la guerra de 1812, cuando estos tipejos quisieron adueñarse del territorio canadiense, (entonces británico), y las tropas del Imperio Inglés llegaron a la ciudad de Washington en agosto de 1814, y le prendieron fuego a la Casa Blanca, el Capitolio y el Tesoro, por la injerencia francesa, no terminaran con ellos. Si no el mundo, hoy, sería muy distinto.
Pero a lo que venimos. No imaginamos a un José Azueta, entregando a la Patria por unos pesos, o poder irse a vivir a ese mundo (hoy día) infectado de drogadictos, dentro de un pueblo alcoholizado, que hace películas propagandísticas, donde el mundo es atacado por seres de sus pesadillas, donde ellos son los únicos que pueden salvar a la humanidad. Mejor deberían estudiar porque el deterioro de su sociedad, que huele a excremento, rebosado con la histeria colectiva de ataques que ellos mismos promueven desde sus escuelas, donde cualquier cabroncito puede asesinar con armas de alto poder, por decreto de su Segunda Enmienda.
Dicen ser muy católicos o creyentes, pero matan en nombre de Dios. Un Dios que debe ser del Averno.
La próxima vez que vean al patético Obama, recuerden que es el presidente que más deportados lleva en la Historia, y más compatriotas han matado bajo su reinado; y se siente las nalgas de alguna deidad. Este es el reflejo del pueblo que nos mira como inferiores, pero que el próximo lunes hará 100 años que los mandamos al carajo. Así que cuando vean a estos nuevos vende patrias, entregarles lo poco que nos queda de esta, táchenlos de miserables, porque México, (el nuestro) es más que esta pléyade de mal vivientes. Pero veamos que nos dicen nuestros amigos de siempre.
-Sancho: Oye mi señor: ¿Qué hubiera hecho nuestra querida Regina Martínez Pérez, si le hubiera tocado reportear la invasión?
-Don Quijote: Escupirles a la cara. Como debe hacer cualquier buen mexicano. Eso sin contar a los que todavía no saben “dar” con sus asesinos que dentro de unos días cumplirán dos años, de seguir protegidos por los de arriba.
-Sancho: ¡Ah!, chingao, chingao, chingao.


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