viernes, 19 de abril del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Crisis moral
2014-04-17 | 09:46:35
el nombre de un vegetal que hace llorar.
Contestó Pepito de inmediato: “La papa”.
“No, Pepito -lo corrigió el profesor-. Es la
cebolla. La papa no hace llorar”. “¿Que no?
-replicó el muchachillo-. Deje que un pitcher
de beisbol le tire con una papa grande
un strike en los éstos, a ver si no se suelta
llorando”...
El señor que pasó a mejor vida tocaba el
saxofón en una orquesta. Antes de morir le
pidió a su esposa que llevara el instrumento
a su sepelio. Dijo la señora mientras caminaba
cargando el saxofón: “Qué ocurrencia
la de Euterpio. ¡Menos mal que no tocaba
la tuba!’’...
Impericio, galancete con humos de
Tenorio, se entusiasmó al ver la respuesta
de la chica a sus maniobras amorosas: tan
pronto le dio un besito en la oreja -lugar
que según había leído contenía mucho
potencial erótico- ella empezó a respirar
agitadamente. “Se equivocaron mis amigos
-le comentó Impericio a la muchacha-.
Me dijeron que soy inexperto en el amor,
y que tú eres muy fría. Y mira cómo te he
puesto en dos minutos’’. “No se equivocaron
-respondió ella-. Eres inexperto y yo
soy fría. Lo que sucede es que tengo asma’’...
Reflexionaba una dama de exuberante
región glútea: “¡Qué sabia es la naturaleza!
¡Cuando llegamos a la edad de estar más
tiempo sentadas nos dota de un cojín más
cómodo!’’...
Aquel señor, practicante de yoga, se
quejaba de traer siempre los pies fríos.
“No sé qué me sucede -ponderó-. Cuando
me pongo de cabeza la sangre se me va al
cerebro, y sin embargo cuando estoy en
posición vertical la sangre no se me va a
los pies’’. Le contestó su esposa: “Es que
tus pies no están vacíos’’...
El sacerdote amonestaba a la muchacha
de cascos ligerísimos. “Lo que deberías hacer,
Coscolinia -le dijo-, es pensar en el más
allá’’. “Pienso mucho en eso, padre -respondió
ella-. Cuando estoy con un hombre
siempre quiero que llegue más allá’’...
Una chica mexicana fue a estudiar en
una universidad de Estados Unidos en la
cual había jóvenes protestantes y judíos.
“¡Esto es fantástico! -le puso, entusiasmada,
un mensaje a una amiga-. ¡Los chavos
usan pantalones tan apretados que puedes
decir cuál es su religión!’’. (No le entendí)...
El PAN está atravesando por una de las
crisis morales más graves de su historia.
Olvidados los valores y principios que en
Acción Nacional puso Manuel Gómez
Morín y quienes lo acompañaron en los
comienzos de esa “brega de eternidad”, el
partido blanquiazul ha caído en los mismos
vicios que ayer tanto reprobó, y los ha
corregido y aumentado.
El asunto de los llamados “moches” es
sólo uno entre los numerosos y variados
modos de corrupción en que han caído
los panistas de nuevo cuño. Ninguna sanción
hay para quienes incurren en esas
desviaciones, lo cual hace pensar que la
conveniencia política se pone por encima
de la ética. En tratándose de corruptelas
nada distingue ahora al PAN de los demás
partidos.
Parece que la búsqueda de dinero fácil
es hoy la principal ocupación de no pocos
panistas que ocupan cargos de representación
o autoridad. En otros tiempos el
hecho de pertenecer a Acción Nacional era
una garantía de decencia. No existe ya esa
idea. Ciertamente hay en las filas del PAN
mujeres y hombres honestos.
Por ellos metería yo en el fuego las manos
de mi mejor amigo. Pero son la excepción,
y no la regla. Si se compara al PAN con los
demás partidos bien puede decirse ahora,
con tristeza, aquello de “igual el pinto que
el colorado”...
A aquella chica le decían “La gripe”.
Todos la habían tenido...
Le preguntó un señor a su amigo: “Cuando
tu hijo salga de la universidad ¿qué será?”.
“Anciano” -contestó mohíno el otro...
La señora se desesperaba porque su
perro se salía de la casa y luego debía ella
buscarlo gritando su nombre por todas
las calles de la colonia. Fue a la consulta
de un veterinario y éste le dijo: “Acabo de
recibir unos silbatos que usan los cuidadores
de toros en España, la frecuencia
auditiva del sonido que producen esos
silbatos es tal que nada más lo pueden
escuchar los astados y los perros.
Con ese silbato puede usted llamar a su
perrito sin que nadie más lo oiga’’. Aquella
misma noche la señora salió a la puerta e
hizo sonar el silbato. Asomó su marido y
preguntó: “¿Quién estará pitando a estas
horas?’’... FIN.


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