miércoles, 24 de abril del 2024
 
Por Javier Pulido Biosca
Columna: Plano Inclinado
Robar a los pobres para dar a los ricos
2014-04-18 | 19:08:44
La filosofía de la actualidad es claramente expresada en el lema con que titulamos este artículo. Y el tema es presentado con claridad meridiana por el cineasta griego Constantin Costa–Gavras, poco conocida para quienes se han estacionado en el cine hollywoodense y en el que los temas de la economía se reducen a relatos de sexo y drogas.
Presentada en el festival de San Sebastián en 2012, “El Capital” es una película que no se verá en los cines del continente dominado por EU, y menos en los de México. Se trata de la historia de un banquero que se hace los planteos cínicos que se hace esta clase dominante junto con los políticos que tiene a sus servicios:
¿Si uno es rico, en qué invertir? Se puede hacerlo en cualquier cosa, pero hay que evitar los bancos.
¿Quién manda, quién está a cargo? La que manda es la situación económica, lo que algunos llaman “el mercado”. La crueldad e indiferencia del sistema se muestra en cada momento con su característica falta de humanidad: todo es negocio, el dolora humano, crear enfermedades para venderles medicamentos, crear fraudes para vender impunidad.
¿Le suena conocido al lector?
Y todo el punto del sistema actual es que para seguir siendo respetada una persona, una institución, un gobierno o un banco, tiene que robar a los pobres para darlo a los ricos. El personaje central de esta película es el Robin Hood de la época actual.
Y este lema de robar a los pobres para dar a los ricos es la regla sobre la que funciona la sociedad actual. El pobre rara vez se da cuenta de que le roban, mientras que el rico aprecia siempre lo que ve en su plato.
Un ejemplo lo vemos en el alza al transporte. Hace pocos días, los funcionarios se regodeaban diciendo que no habría aumento al trasporte, para que en franco reto, los urbanos subieran la tarifa: $9 normal y $6 preferente.
Pero la única manera en que los funcionarios como López Santoyo, Bermúdez Zurita y el propio Duarte de Ochoa, son respetados es robando a las clases más pobres, en este caso las que tienen la necesidad de transportarse en autobús, para enriquecer a los ricos dueños del pulpo camionero, cuyos camiones les dejan más de cuatro veces lo que pagan de gastos: chofer, refacciones y combustible.
Lo mismo se aplica a las gasolinas, la generación de electricidad, etc. Esta es la razón por la que se urdió una contra reforma energética diciendo que el país la necesita, y sí, para hacer más ricos a los ricos propietarios de las grandes petroleras, que ahora sacan del juego a los ricos menores como los dueños de Oceanografía o de Evya. Simplemente.
Costa–Gavras, como en todas sus películas, toca el centro crudo y cínico de la situación: Como en “Z”, o en “Estado de Sitio”, en “La Caja de Música” o “El Desaparecido”.

Twitter: @JPBiosca
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