viernes, 19 de abril del 2024
 
Por Catón
Columna: De politica y cosas peores
Batalla perdida
2014-07-24 | 09:56:36
En una de sus películas Quentin Tarantino
hace que un personaje suyo, predicador él,
diga estas palabras: “No sé de ningún hombre
de religión: cura, pastor, rabino o lama tibetano,
que alguna vez, mirándose al espejo, no se
haya preguntado: ‘¿No me estaré engañando?
¿No estaré acaso engañando a los demás?’”.
Pues bien: el reverendo Amaz Ingrace
nunca tuvo dudas religiosas. Poseía una fe
monolítica; era uno de esos temibles hombres
de un solo libro -el suyo era la Biblia- que conocen
un único camino y no se apartan de él.
Dio en ir a evangelizar a los salvajes africanos.
Para eso se internó en el Continente Negro
hasta llegar a un punto donde la mano del
hombre blanco jamás había puesto el pie.
Se vio de pronto frente a un nativo que lo
miró con ojos de amenaza. Un rápido vistazo
le bastó al reverendo para adivinar que aquel
hombre era antropófago: el individuo llevaba
un babero como el que en los restoranes de
lujo les ponen a los clientes, y además esgrimía
en una mano un tenedor y en la otra un
cuchillo.
“¡Oh my God! -exclamó consternado
Amaz Ingrace-. ¡Estoy perdido!”. En eso
oyó una voz majestuosa venida de lo alto: “No
estás perdido, hijo mío -le dijo la majestuosa
voz-. Tienes tus mapas, tu brújula y tu GPS.
Verás a tus pies una piedra de tamaño grande.
Tómala y golpea con ella fuertemente en la
cabeza al antropófago”.
Obedeció Ingrace. Cogió el pedrusco y
le propinó con él un tremendo caboronazo
en la testa al aborigen. El hombre soltó los
cubiertos que llevaba, se quitó el babero y
salió corriendo al tiempo que gritaba desgarradoramente
en su primitiva lengua: “¡Aj
amami! ¡Aj amami!”. (Después sabría Amaz
que esas palabras significan: “¡Ay mamita!
¡Ay mamita!”).
Ingrace se postró de rodillas y dio infinitas
gracias al Señor por haberlo salvado de tan
gran peligro. Pero cuando alzó la vista se vio
rodeado por un centenar de caníbales que
esgrimían ya no cuchillos y tenedores, sino
arcos y flechas, lanzas, letales cerbatanas y
hasta uno que otro rifle Magnum, de los que
se usan para cazar elefantes y rinocerontes.
De nuevo el reverendo oyó la majestuosa
voz venida de lo alto. Le dijo la voz: “¡Coño,
hijo mío! ¡Se me hace que ahora sí estás perdido!”...
A diferencia del pastor Amaz yo estoy
lleno de dudas. No me preocupa eso: la duda
enseña más que la certeza.
De una mujer de reputación dudosa se pueden
aprender más cosas que de una señora de
buena reputación. No tengo duda alguna, sin
embargo, en lo que hace a la reforma energética.
Pienso que ese arroz ya se coció, si me
es permitido usar una expresión inédita. Las
izquierdas lanzarán gritos -quizá gañidos
ya-, pero tan divididas andan que a ningún
lado llegarán.
Andrés Manuel López Obrador no querrá
meter a su flamantísima Morena en una
aventura que sabe sin futuro, ni asustar con
acciones radicales a sus posibles electores de
la clase media. Por su parte el ingeniero Cárdenas
no ignora que una consulta pública y
cualquier forma de resistencia popular están
desde ahora condenadas al fracaso.
Lo cierto es que Peña Nieto y su gente actuaron
con habilidad y sacaron adelante esa
reforma. Todo, pues, se ha consumado ya.
Una duda sigo teniendo, sí, que me agobia y
que me mata: ¿cuál es la capital de Dakota
El PRI:
Burdel de cínicos
del Sur?...
Un tipo fue a Las Vegas, y en su primera
noche se puso tan borracho que no supo ya
de sí. Al siguiente día amaneció en la cama
de un cuarto de hotel con una mujer espantosamente
fea. Se vistió de prisa, puso unos
billetes sobre el buró y se dirigió a la puerta.
En eso salió del baño otra mujer más fea aún
que le dijo con una sonrisa: “¿Y no hay nada
para la madrina del casamiento?”...
Le informó don Algón al nuevo empleado:
“Ganará usted lo que merece”. “¿Tan poquito?”
-se consternó el tipo...
En la Montaña del Eco gritó el hombre:
“¡Ahhhh!”. Respondió el eco: “En este momento
no estoy disponible. Por favor deje su
mensaje”...
Don Avaricio fue con el doctor, pues se
sentía agotado. Le preguntó el facultativo:
“¿Cuántas veces hace usted el amor a la semana?”.
“Seis veces -contestó él-. Tres con mi
esposa y tres con la sirvienta”. “A eso se debe
su agotamiento -le dijo el médico-. Deje de
hacerlo con la sirvienta”. “Replicó don Avaricio:
“Dejaré de hacerlo con mi esposa. Si dejo
de hacerlo con la sirvienta ella querrá que le
paguemos un sueldo”. FIN.

mirado r
››Armando
Fuentes Aguirre
Historias del señor equis y de su trágica
lucha contra La Burocarcia.
El Funcionario del Estado le dijo al
señor equis:
-Irás a prisión.
-¿Por qué? -preguntó con angustia el
señor equis.
-Eso no importa -respondió, displicente,
El Funcionario-. Lo que importa
es que irás a prisión. Después averiguaremos
la causa.
El señor equis se echó a llorar, desesperado.
Cuatro días después El Funcionario
del Estado le dijo al señor equis:
-Saldrás de la prisión.
-¿Por qué? -volvió a preguntar el señor
equis.
Contestó El Funcionario:
-Recibimos una carta firmada por
Los Suscritos que Abajo Firman, y súbitamente
descubrimos que eres inimputable.
El señor equis se atrevió a protestar:
-Sin embargo me mantuvieron preso
cuatro días.
-Eso no importa -respondió con mayor
displicencia El Funcionario-. Nosotros
también somos inimputables.
¡Hasta mañana!...
manganitas
››Por Afa
“...Parejitas iban a hacer sus cosas en el
monumento a Obregón”.
Según declaró el fulano
que cuidaba ese lugar,
se podían cachondear
nada más con una mano.


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