2014-12-17 | 20:08:19

Nunca antes el espíritu de la navidad en este se había sentido tan vacio y ausente de los corazones de millones de mexicanos. Se trata del endurecimiento de las políticas públicas de los niveles de gobierno en contra de la gente. Sin posibilidad alguna de encontrar aunque una salida, una luz al final del túnel ante las amenazas de los aumentos a los impuestos, los energéticos y sobre las multas en aspectos vulnerables para la población.

Nadie ha podido levantar la voz, todos usan el anonimato y el lenguaje coloquial para cuando menos insistir en que el rumbo está perdido. Y se hace patente la frase famosa de quien haya atribuida a Borges, repetida y famosa en la voz de Felipe González, el ex presidente español que llegó para empezar una nueva ruta en España allá a principios de los ochentas con el PSOE, dijo después con sus finas y acertadas reflexione sus conferencias por el mundo: “El futuro ya no es lo que era”

Pero ahora todos en el mundo y no tan sólo en México, se preguntan a cada momento y ¿Cuál es el futuro? Y con mayor reflexión filosófica ¿hacia dónde vamos con la pléyade de políticos insensibles”.

Pero también con la gran mayoría de empresarios negados a cumplir con la ley. Es apostura raquítica de no cumplir de no dar, de escatimar y de explotar a los pobres, a las mayorías, pero cuando esto se amplía a la generalidad, los políticos que no ven más allá de la punta de su nariz, no dan cuenta que el dolor y la frustración son elementos, factores peligrosos sobre todo en estas épocas.

Lo más grave es que ni de las iglesias, hay un mensaje de esperanza, de paz de presente y futuro para todos los mexicanos, quienes ya desde hace más de tres meses siguen esperando explicaciones en torno a muchos hechos que requieren de una profunda atención y no sólo de una conferencia de prensa, o del frio boletín, o de la clásica postura no hacer cambios en los gabinetes por no demostrar un poco de corrección del rumbo.

Así siguen transcurriendo los días y en estas fechas de reflexión espiritual, el colmo es darse cuenta de que hasta los dirigentes y guías espirituales están dañados de lo más sagrado del ser humano de su dignidad.

Ahora no hay posadas en las casas, se acabaron los villancicos y los portalitos de cal y arena, las ramas y todo lo festivo de la navidad. Es como si se estuviera en aquellos tiempos del imperio romano de persecución del día de los santos inocentes. Esconderse de quienes no quieren al niño que se convertirá en el mesías, en el esperado para salvar al mundo.

Ojala y desde los propios hogares y de las mismas iglesias, se dé a la gente un mensaje alentador y lleno de esperanza.

En este país el único oportunista se llama Andrés Manuel López Obrador, político mañoso y de muchas cuentas pendientes que cual demonio pretende seducir con su lengua a la gente hablando de esperanza en su proyecto Morena, pero para beneficio de su familia y de sus cuates.

Que sea la navidad motivo del perdón entre unos y otros, entre propios y extraños, en una tregua a las malas vibras, a los ataques de la desinformación y al odio acendrado que muy bien saben germinar en la masa algunos políticos, que a toda costa buscan el caos y los conflictos.

La gente debe orar, encomendarse a Dios y esperar que lleguen los nuevos tiempos de paz y de cordura entre unos y otros, que en estas fecha como ha sido antes esperar con el anhelo de otros años el nacimiento de Jesús de Nazaret en el corazón de cada uno, sobre todo en los niños, por primera vez decirles que será el Señor el que les va a traer un mensaje de esperanza y gloria, y que en las familias en estas fechas se reúnan en comunión en comunidad en amplia cordialidad de convivencia entre vecinos, amigos y compañeros.

Que las luces de la navidad brillen, pero teniendo a Jesús como el centro de nuestras vidas para encontrar en su misericordia el bálsamo a tanto dolor por todo lo acontecido en este año, y ofrecer a su sangre redentora, los sucesos para encontrar paz en todos aquellos que han sentido en carne propia el dolor de perder a un ser querido y darle tranquilidad a quienes se obstinan en crear un ambiente de conflicto.

Hay que encender las luces en los corazones de los niños y de toda la gente, para decirles que hay un presente y futuro, y que antes lo malos presagios la fe en Dios, no hace vulnerable a nadie, porque el mal puede ser vencido con la fortaleza divina.

Vamos a darle alimento al espíritu, dejemos la vanidad, el hedonismo y el ego para otro tipo de fiestas, ahora hay que dedicarle a Jesús estas fiestas de su nacimiento y de su cumpleaños con un verdadero apego a su doctrina. Así sea. Así las cosas.