jueves, 25 de abril del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Democracia tombolar
2015-02-27 | 09:54:04
Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más
fría del planeta. En cierta ocasión fue a ver la
película “Infierno en la torre” (1974, con Steve
McQueen, Paul Newman, Faye Dunaway y
Fred Astaire, dirección de John Guillermin).
Llegó tarde a la función, cuando ya el incendio
había comenzado, y su sola presencia
bastó para que se congelaran las llamas, por lo
cual la película ya no pudo continuar.
Don Frustracio, el infeliz marido de doña
Frigidia, presentó una demanda de divorcio
contra ella. Le preguntó el juez: “¿Por qué quiere
usted divorciarse de su esposa?”. Contestó él:
“Porque todas las noches me cuenta un cuento”.
Replicó el juzgador: “Ésa no es causal de
disolución del matrimonio. Antes bien debería
usted agradecer tales relatos. Su señora es una
Scherazada como la de Las mil y una noches.
¿Qué cuentos son esos que su esposa le cuenta?”.
Respondió don Frustracio: “Uno es: ‘Me
duele la cabeza’, y el otro: ‘Mañana tengo que
levantarme muy temprano’”.
Había en mi ciudad un profesor al que le
gustaba mucho bailar. Con alguna maestra o
una linda alumna como pareja interpretaba el
jarabe tapatío, el pateño de nuestra tierra, o un
brioso son veracruzano. Organizaba veladas
literario-musicales (así se decía), y ponía siempre
en el programa un “número bailable” para
mostrar su habilidad en el arte de Terpsícore.
Cierto poeta de la localidad escribió con
estilo menipeo -vale decir satírico- un artículo
en el cual afirmaba que el mencionado profesor
debía ser un consumado matemático, pues a
más de los números abstractos y concretos,
primos, cardinales, perfectos, imaginarios,
reales, congruentes y demás que existen en
la ardua ciencia de los guarismos, había inventado
una nueva categoría de números: los
bailables.
Pues bien: López Obrador creó una nueva
forma de democracia - “inédita”, la llamó- a la
que bien podría ponerse el nombre de democracia
tombolar. Por medio de una tómbola
rifó posiciones políticas entre los militantes
de su organización, Morena, con lo cual dejó
en manos del azar lo que en opinión de algunos
debe ser cuestión de capacidad y méritos.
Bien dijo aquel que dijo que en este país ya lo
único serio es la lucha libre. Aunque, pensando
bien las cosas, tan mal nos ha ido con algunos
gobernantes, y tan caro nos sale elegirlos, que
quizá nos iría mejor escogiéndolos así, por
sorteo, o sacándolos en forma aleatoria del
directorio telefónico. Una cosa es segura: nos
saldría más barato.
Doña Macalota, mujer de edad madura,
fue con un cirujano plástico a que le quitara
las arrugas de la cara. Cuando volvió en sí de
la anestesia, se miró al espejo y se dio cuenta
de que aún tenía las arrugas. En seguida se
percató, espantada, de que el médico le había
agrandado considerablemente las bubis.
“Se trata de un pequeño error, señora -admitió
el facultativo-. Pero el resultado será el
mismo: con esas bubis ya nadie le va a ver las
arrugas de la cara”.
El cuento que ahora sigue es de color subido.
Lo leyó doña Tebaida Tridua, presidenta ad
vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades
Pías, y le vino un accidente de sufusión que
su médico de cabecera hubo de tratarle con
cataplasmas de ruezno. (Ruezno se llama la
corteza externa del fruto del nogal).
Quienes no quieran sufrir un insulto semejante
deben suspender en este mismo punto
la lectura.
El empresario de pompas fúnebres llegó a su
casa por la noche. Iba sangrando profusamente
por todos los orificios naturales de su cuerpo;
lucía un ojo morado; traía la ropa desgarrada
y los cabellos en desorden.
Se esposa le preguntó, alarmada: “¿Qué te
sucedió? ¿Por qué vienes así?”. El hombre se
dejó caer en un sillón y contestó: “Gajes del
oficio”. Inquirió la señora: “¿Qué gaje es ése
que te dejó así, herido y lacerado?”.
Narró el tipo: “Me llamaron de un hotel a fin
de recoger el cuerpo de un huésped que había
pasado a mejor vida en una habitación. Al
entrar en el cuarto vi que el hombre mostraba
en la entrepierna una tumefacción enorme.
Hice lo que hago siempre en esos casos:
la tomé en mis manos y la doblé con todas
mis fuerzas. Fue entonces cuando me sucedió
lo que me sucedió”. “¿Por qué?” -preguntó la
esposa. Respondió el de la funeraria: “Entré"

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Las flores son símbolo de lo transitorio.
Algunas, sin embargo, deberían ser
eternas.
Lo digo por este geranio que abrió sus
pétalos en el zaguán de la casa del Potrero.
Es una flor perfecta. Un geómetra podría
reducir a exactas ecuaciones su simetría. La
miro y siento asombro por encontrar algo
tan preciso en este mundo tan impreciso.
Yo quisiera que este geranio durara para
siempre. Algo como él -alguien como él-,
de tal belleza y armonía, merece la eternidad.
Pero quizá la hermosura de la flor
radica precisamente en lo efímero de su
existencia. Durará lo mismo que un beso
o que una lágrima.
Ahora este geranio es; mañana no será.
Flor de un día.
Como la vida.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Clint Eastwood, de 84 años, tienen
una novia de 24”.
Rezo con mucho fervor
y devoción singular
por que no vaya a encontrar
algún francotirador


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