jueves, 28 de marzo del 2024
 
Por Gaudencio García
Columna: Plana Mayor
Resurgimiento de la narcoviolencia
2015-05-22 | 21:49:34
Las altas esferas gubernamentales intentan cerrar conciencias ingenuamente sobre el resurgimiento de la narcoviolencia que asola en Veracruz. Son miopes por omisión o comisión porque salta a la vista que desde el Pánuco al Tonalá el crimen organizado ha vuelto por sus feudos a la entidad. Ha puesto en jaque al poder público local, aunque éste lo niegue y lo minimice.

Veracruz estaba hace un par de meses atrás inmerso en una relativa calma del erosionado campo de la seguridad pública, pero algo pasó en las altas esferas de la clase política gobernante, en los drenajes del intríngulis político. El optimismo y el triunfalismo oficial que se respiraba se está desmoronando.

Los éxitos y descabezamiento de las células del narco que el sector oficial ha publicitado con singular alegría, se han visto opacados, obnubilados, por las tiñas de sangre y la barbarie que se registra en la entidad. No hay día que no haya secuestros, ejecutados, desaparecidos o se esté presionando por el derecho de piso. Imposible tapar el sol con un dedo.

La cifra de ejecutados es impresionante. Los delitos de alto impacto social han repuntado en Veracruz, aunque la Secretaría de Seguridad Pública lo minimice por obligación. Se demuestra con hechos y estadísticas los baños de sangre recurrentes, que el llamado blindaje suscrito por el gobierno duartista con sus homólogos de los estados vecinos es un fracaso, una parodia. Dinero público tirado al cesto de la basura.

¿Por qué meses atrás la narcoviolencia estaba aparentemente contralada? ¿Por qué falló el blindaje de seguridad pública de Veracruz, publicitado como un gran acierto del gobierno duartista? ¿Por qué el efecto “cucaracha” está reventando a las instituciones de procuración de justicia y prevención del delito en Veracruz?

El gobierno duartista debería de razonar la denuncia ciudadana que pide con justa razón la renuncia inmediata del titular de la SSP, Arturo Bermúdez Zurita, quien desde su encumbramiento ha resultado un político ineficaz, obcecado, ruin, perverso y sombrío, para frenar de fondo la narcoviolencia que ha ensombrecido el territorio veracruzano.

Bermúdez Zurita, una especie de Sherlock Holmes en caricatura, ha hecho de la seguridad pública, un negocio redondo cruzado con sus empresas privadas de seguridad y hoteles, que ni siquiera se someten a licitaciones públicas como cualquier empresa del sector privado.
El señor Bermúdez, originario de la capital del país, emparentado con el exjefe de escolta del empresario y exgobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco, Alejandro Montano Guzmán, copropietario del periódico local El Portal, como la mayoría de los secretarios de despacho, ejercen el nepotismo y despotismo con singular cinismo. Las leyes que prohíben colocar a sus parientes y familiares hasta el cuarto grado consanguíneo, en un ardid cruzado, se las pasan por el arco del triunfo.
Veracruz pasa por la peor etapa crítica en la inseguridad pública y en el desfondamiento de los dineros públicos, que se haya vivido en la historia contemporánea del estado. Las embajadas de EU, España y Canadá, desafortunadamente, han hecho llamados a sus connacionales para que no visiten determinadas zonas de la entidad, por la ola de violencia que ha creado el crimen organizado y que desdibuja al estado.
Es evidente que la estrategia para inhibir al crimen organizado en la entidad ha fallado por muchas razones: filtraciones de los altos y medios mandos, complicidades abyectas y corruptelas de una clase política con las células de los cárteles de Jalisco Nueva Generación, brazo armado del cártel de Sinaloa, y de Los Zetas que operan en la geografía veracruzana. Padecen del síndrome de Hibris, una patología que lleva a perder la perspectiva de la realidad.
Aún hay tiempo para corregir y dar un toque de timón porque de lo contrario, Veracruz podría convertirse en un infierno como ocurre con los vecinos estados del norte y centro del país y un largo etcétera. Los cambios en el poder público son necesarios para recuperar el estado de derecho, porque se está en riesgo de caer en un Estado disfuncional. ¿De acuerdo?. Comentarios a gaugar55@gmail.com o gau41@hotmail.com


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