jueves, 18 de abril del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Juegos de Poder
Lord Voldemort y el paso de la muerte
2016-05-05 | 09:43:24
Un blanquito de abundante (y artificial) pelo rubio rodeado de tres mujeres blancas y güeras. Es la foto del discurso de la victoria de Donald Trump en Indiana. Por ahí no se ve ni un negro ni un latino ni un asiático. Como si no existieran. Ya no hay duda: será el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos.

Ayer, en el New York Times, Nate Silver, analista electoral que usa sofisticados modelos estadísticos, hacía un magnífico mea culpa de por qué subestimó a Trump. Cuando éste presentó su candidatura en el vestíbulo de la torre que lleva su nombre en Nueva York, Silver le dio 1% de probabilidad de llevarse la nominación republicana. ¿Por qué se equivocó? ¿Por la gran cantidad de aspirantes que se presentaron a la competencia? ¿Por la debilidad de los adversarios de Trump? ¿Por entender mal a los republicanos de los estados demócratas? ¿Por sobre estimar el poder de las élites partidistas para detenerlo? ¿Por la importancia de una celebridad televisiva que atrajo la atención de los medios que le dieron una cobertura nunca vista? ¿O por las reglas del partido para asignar a los delegados en cada estado? Silver concluye que el error de subestimarlo se debió a una combinación de todas estas razones.

El hecho es que Lord Voldemort será el candidato. Terrible noticia para los mexicanos a quienes ha insultado a largo de su campaña. Pero no estamos solos. También lo ha hecho a las mujeres, los discapacitados, los musulmanes y los chinos. En el mundo de Trump sólo se salvan los güeritos blancos.

En los próximos días, el candidato vencedor tendrá que unificar a su partido. Eso, como sabemos, es condición necesaria para ganar en noviembre. Trump deberá convencer a los múltiples heridos que dejó en el campo de batalla que lo apoyen. No será nada sencillo ya que repartió insultos al por mayor. A Rubio lo llamó “el pequeño Marco”. A Jeb Bush, y toda su familia, no los bajó de zoquetes.

A Cruz lo recriminó de mentiroso (todavía esta semana dijo que su padre había estado involucrado en el asesinato de John F. Kennedy). A John McCain le cuestionó su heroísmo durante la Guerra de Vietnam y a Mitt Romney le pegó la etiqueta de “perdedor”. Lógico de un candidato que presenta como el outsider del partido.

Pero eso cuesta: deja heridas difíciles de sanar. Muchos republicanos, que se sienten agraviados por la gran cantidad de ofensas que lanzó Trump, no quieren saber de él. Si no hay “operación cicatriz” exitosa, corre el riesgo de que muchos no lo apoyen o, peor aún, subrepticiamente apuntalen a Clinton.

Vamos a suponer que el Innombrable logra pacificar y unificar a los republicanos. Lo que sigue es aún más difícil: el paso de la muerte: moverse al centro.

En Estados Unidos, los políticos típicamente se radicalizan durante las elecciones primarias para atraer el voto de las bases partidistas que están más polarizadas que el electorado general. Una vez capturada la candidatura, tienen que moverse hacia el centro para cortejar a los votantes independientes.

Esto se vuelve más difícil para un candidato que, como Trump, se posicionó muy a la derecha insultando a grupos del electorado tan importantes como las mujeres y los latinos.

Hoy Trump tiene el peor saldo de opinión pública de todos los candidatos que se han presentado a elecciones presidenciales desde 1984. Su saldo es de menos 41 en la resta entre las personas que tienen una opinión favorable de él y los que tienen una desfavorable. Sus partidarios lo adoran, pero es un candidato que produce mucho rechazo en el electorado general.

¿Puede ganar con estos números? Claro que sí. Hoy, en las apuestas, tiene un 40% de probabilidad de hacerlo frente a un 60% de Hillary. No están mal sus momios. Al parecer, trae un momentum electoral a su favor. Si logra superar el paso de la muerte, sus probabilidades seguramente crecerán.

Nunca más hay que subestimar a Trump. Creo que hay muchos trumpistas de clóset que en las encuestas dicen rechazarlo pero que votarían por él. Además, en países donde hay mucha gente enojada, siempre le va bien a los demagogos.

Y, en los juegos del poder, como en el fútbol, nunca pueden descartarse las sorpresas. Ahí está el caso del equipo Leicester City al que los apostadores le daban menos del 1% de probabilidad de ganar la Liga Premier de Inglaterra cuando ésta comenzó. Justo lo mismo que le daba Silver a Trump de ser el candidato republicano cuando empezó la competencia. Pues bien, hoy el Leicester City es el campeón de Inglaterra y Lord Voldemort aparecerá en las boletas en noviembre.


Twitter: @leozuckermann
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