viernes, 29 de marzo del 2024
 
Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
Educación en Saltillo
2016-05-30 | 08:47:35
¿En qué se parecen una tarta quemada, una mano machucada y una chica soltera embarazada? En los tres casos alguien no la sacó a tiempo... ¿Cómo logra el marido que está haciendo el amor que su esposa grite? La llama por teléfono y se lo cuenta... Un hombre y una mujer llegaron a una isla desierta luego de que su barco naufragó. No pasó mucho tiempo sin que sucediera lo que sucede cuando un hombre y una mujer están juntos y solos. Al día siguiente de la noche en que sucedió lo sucedido el hombre, feliz y orgulloso, empezó a llenar botella tras botella con mensajes que enseguida arrojaba al mar. Le dijo ella con mucho sentimiento: “Cómo eres, Robinson. Me prometiste que no se lo ibas a contar a nadie”... El hijo del hacendado cortejaba a Bucolina, la muchacha más bella del lugar. Un día le propuso: “Vamos a la nopalera. Te prometo que no te haré nada”. Replicó, desdeñosa, la zagala: “¿Y entonces a qué vamos?”... Ya se sabe que Saltillo, mi ciudad, es la mejor de México en lo que se refiere a condiciones para trabajar. Uno de los factores principales que la llevó a merecer ese título es la calidad de la educación que ahí se imparte. En efecto, Saltillo posee una larga tradición educativa fincada primordialmente en dos instituciones señeras: el glorioso Ateneo Fuente y la Benemérita y Centenaria Escuela Normal. Yo me formé en esas dos insignes casas, y conservo de ellas los recuerdos que se guardan de un buen padre y una buena madre. A más de eso hay en Coahuila un sindicalismo magisterial que al mismo tiempo que defiende el legítimo interés de sus agremiados mira por el bien de los niños y los jóvenes de la entidad. Hace días tuve ocasión de hablar con el ingeniero Jesús Ochoa Galindo, secretario de Educación en el estado -antes fue excelente rector de la Universidad Autónoma de Coahuila-, y con el maestro Juan Díaz de la Torre, secretario general del SNTE, quien a más de ser apasionado de la educación y el sindicalismo es persona de agradable trato. Por ellos me enteré de los avances que en Coahuila se han logrado en lo relativo a la aplicación de la reforma educativa promovida por la SEP, reforma que en mi estado y mi ciudad ha rendido ya frutos de excelencia. Fui maestro durante 40 años, y conozco por tanto los efectos que una adecuada formación escolar puede tener en la vida de los educandos. En Saltillo y en Coahuila hay buenas escuelas y buenos profesores. Los funcionarios de educación y los dirigentes magisteriales unen esfuerzos para mejorar cada día la tarea educativa. Si eso sucediera en todos los estados de la República se estarían fincando bases sólidas para hacer de México un país mejor.
Rosilita es el equivalente femenino de Pepito. En la fiesta infantil había muñequitos y muñequitas de chocolate. “Yo quiero muñequito -pidió ella-. Seguramente tiene un pedacito más”... En el bar el muchacho se levantó de la mesa donde estaba con sus amigos y abordó a una linda chica que estaba en la barra. Regresó a poco y les dijo a sus compañeros: “Ya tengo su número”. “¿Ah sí? -preguntó uno-. ¿Cuál es?”. Respondió el muchacho: “2 mil pesos”... Un hombre joven fue al hospital a que le hicieran la circuncisión. Se inquietó al ver que en el quirófano le aplicaban anestesia general. Cuando volvió en sí se preocupó más aún, pues vio su cama rodeada de médicos. El que parecía el principal le dijo: “Lamento informarle que hubo una pequeña equivocación. Pensamos que era usted otro paciente, y en vez de circuncidarlo le hicimos una operación de cambio de sexo”. “¡Santo Cielo! -se consternó el infeliz-. ¿Significa eso que ya nunca tendré una erección?”. “Podrá tener todas las que quiera -le aseguró el facultativo-, pero no serán suyas”. FIN.


MIRADOR ›armando fuentes aguirre
Todos los libros están hechos del mismo material, y sin embargo todos son distintos. Todos los hombres estamos hechos de la misma materia, y sin embargo todos somos diferentes. Cada libro, por malo que sea, lleva consigo alguna luz. Cada hombre, por bueno que sea, lleva consigo alguna sombra. Cada libro, hasta el peor, tiene algo que enseñar. Cada hombre, hasta el mejor, tiene algo que aprender. Los hombres hacen a los libros. Los libros hacen a los hombres. Los libros son el hombre. El hombre está en los libros. ¡Hasta mañana!...
MANGANITAS ›por afa
“Amores perros”. En el amoroso rito, que tanta variante encierra, le dijo el perro a la perra: “Hagámoslo de hombrecito”.


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