2016-08-25 | 21:20:42

Ante el claro cambio de formato del mensaje presidencial de Enrique Peña Nieto con motivo de su cuarto informe de gobierno con un acercamiento total hacia la juventud mexicana, los expertos se preguntan si aún hay tiempo de cambiar la óptica, o sea la percepción de los jóvenes de este país, sobre la verdadera realidad mexicana.

No se necesita de ser todo un intelectual para saber que en este momento de la histórica baja y reprobatoria calificación en la aceptación de EPN, quién ahora apuesta a llamar la atención de los jóvenes en este momento crucial en la vida política, económica y social de los mexicanos en donde los estándares de las empresas internacionales dan también una mala calificación a la situación de la economía nacional y por lo mismo el poco interés en la inversión extrajera en este momento, aducen principalmente a los problemas de la inseguridad.

Ahora bien, dicen los que saben, que las medidas son tardías y que las decisiones a destiempo sólo son parte de un accionar como cuando después del niño ahogado tapan el pozo.

Por eso la preocupación de los diversos sectores sociales y productivos, en donde desde el sector empresarial exigen al gobierno social respeto a la legalidad y la aplicación de la ley para los bloqueos carreteros en las entidades en donde la CNTE tiene secuestrada a la educación y por lo mismo no hay clases para niños y jóvenes en la mayoría de las escuelas públicas en entidades como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, que se debaten en amplios conflictos sociales y políticos.

Los que observan el movimiento político desde diversos foros ahora, tienen bajo la lupa a quienes serán los 300 jóvenes reclutados por el gobierno federal para que Peña Nieto, de su mensaje presidencial el próximo primero de septiembre.

Llamar la atención de los jóvenes de este país es una mala estrategia, los ideólogos de Peña Nieto, se quemaron los sesos y apuestan a lo imposible, convencer a la juventud ¿para que?

Cuando desde diversos escenarios a los jóvenes se les persigue, se les lastima, se les quitan los sueños, anhelos y deseos de superación y se ha llegado a casos extremos como el de Ayotzinapa en donde a 43 jóvenes se les quitó la vida y en consecuencia el repudió mundial a México y las autoridades ante los hechos en donde en todo el país, los jóvenes, hombres y mujeres son víctimas de diferentes situaciones que son objeto de maltrato, persecución y como diría Luis Donaldo Colosio, de falta de oportunidades.

Es cierto, ya es tarde, aunque la lucha política sigue y el voto duro del PRI se pulveriza, ante las promesas incumplidas y de los gobiernos en sus tres niveles que poco hacen para vencer problemáticas que padecen la juventud en materia educación, empleo y salud, sobre todo.

La estrategia de Peña Nieto, sin duda es audaz y aventurada, se apuesta todo a una sola carta, y olvidando afrentas y pendientes se pretende el borrón y cuenta nuevo con quienes se dice conforman el mayor porcentaje del padrón de electores y a todas luces la decisión con fines electorales y se posicionamiento para mejorar la calificación reprobatoria de quien dejó pasar el tiempo y la visión es que ya es tarde para pedir perdón, por todo lo malo que ha sucedido en este país, y en donde nadie lo dice, nadie lo defiendo, pero el presidente Peña es el menos culpable a los hechos que han ocurrido en entidades de siglas opositoras al PRI.

La exigencia de la gente, de todos los sectores de la población en este momento es simple, piden que se aplique la ley nada, sin miramiento a propios y extraños.

Vencer el estigma de la corrupción y la impunidad, pero también sin la clásica cacería de brujas para hacer pretender ver que la justicia es pareja.

Muchos exigen a EPN que los funcionarios públicos se pongan a trabajar y que dejen el confort de sus oficinas en la capital del país o en las delegaciones federales, para buscar resultados en todos los programas federales. Aquí esta una buena salida, además de la exigencia de cambios en el gabinete. Aun hay tiempo de enmendar el camino cuando la partidocracia es decadente, insensible y se maneja como bolsa de trabajo. Así las cosas.