martes, 16 de abril del 2024
 
Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Distractores mediáticos
2016-09-22 | 21:21:15
Distractores mediáticos

Entre las batallas de lo que ha sido toda una guerra mediática ya casi de seis años y por terminar en unos meses, la fortaleza del gobernador Javier Duarte, ha seguido de pie a pesar de los golpes bajos, las traiciones, la miseria humana y todo lo que conlleva a ser parte de la actividad política a la mexicana.

Enfrentado a los mismos demonios que en otras épocas, los grandes personajes de este país han sentido y resentido como el estigma del poder que se ejerce y que con el paso de los años, se puede traducir en un infierno.

Aun sin conocerse el resultado de las investigaciones a los supuestos enriquecimientos inexplicables de funcionarios públicos de diversos colores.

Lo que si se percibe es que el ruido mediático por los conflictos políticos y financieros del estado de Veracruz, han sido un excelente distractor que desvía toda la atención mediática de los voraces medios informativos nacionales, que al parecer dejaron de percibir los pagos a convenios a los que por años han sido acostumbrados, y de lo que han vivido siempre, y por lo mismo permanecen ciegos a no ver la realidad del país.

El impacto a la dimensión mediática de elevadas proporciones desde algunos medios nacionales, llama la atención de la crítica desproporcionado a los temas del estado de Veracruz, cuando en otras entidades existen situaciones más graves.
En el propio gobierno federal, han tenido también que enfrentar infiernos más grandes y más complicados ante lo candente de la sucesión presidencial, que hasta los ilusos piden la renuncia Enrique Peña Nieto, que son acelerados desde los poderosos partidos políticos de acuerdo con los medios de información, que han dejado de ser leales al partido en el poder.
Sin justificar, ni adelantar juicios en contra, ni a favor de nadie, se insiste en que al gobernador Duarte, le han fallado sus asesores en materia de prensa y comunicación social.
Así, como desde otras áreas operativas en materia financiera, en donde los de manos largas, han sido y son los responsables en los manejos de los recursos públicos.
Y quienes con la facultad de simular en el ostracismo, que trabajan para su propia causa, cuando, incluso formados en otras parcelas y por lo mismo se deben a otras banderas con otros compromisos, insalvables ya por la naturaleza propia de la situación, son los que andarán temblando.
En ese sentido, lo que se vislumbra a la vista es que al mandatario veracruzano, no hay forma de hacerlo responsable de una supuesta culpabilidad, por su actuación de buena fe y que pudo ser víctima de los “rodeologos”, como sucede cuando llega gente extraña, que son parte de los clásicos compromisos, que se le montaron en su proyecto como moscas o como si se tratara del fin del mundo en el arca de Noé.
Todo lo que se puede investigar es encontrar los responsables a problemas originados en el mal uso y abuso de los recursos públicos, que sólo son atribuidos a los que apretaron el botón y llevar agua a su molino.
Los casos omisión por falta de supervisión, no pueden y deben ser dimensionados con fines políticos de encontrar un responsable a quien pudo confiar en algunos miembros de su gabinete, que fueron cesados en tiempo y forma y si hay responsables serán procesados ante la ley y no en el linchamiento mediático.
El caso de Veracruz es político y mediático, por lo que se desarrolla en una intensa rapidez inaudita y de una profunda investigación ministerial desde la PGR, por lo que no hay que adelantar vísperas, ni juicios a priori en contra de nadie, así lo establece la constitución y el derecho de nuestro país para evitar linchamientos mediáticos o desde los escenarios y foros de partidos políticos.
Por lo que este caso, como sucede en otras entidades, se deben revisar para deslindar responsabilidades y no sólo para buscar culpables como cacería de brujas.
Hay que esperar a que las investigaciones ministeriales fluyan y lleguen a las verdaderas causas de los supuestos desvíos de recursos y los responsables al delito de enriquecimiento inexplicable.
Aquí la vara parece ser muy larga, y en el pecado estará la penitencia de quienes han pretendido hacer justicia en el debate mediático.
Por lo pronto, la tarea del secretario de gobierno, Flavino Ríos Alvarado, un personaje inteligente y conocedor de la legalidad y de los intríngulis de la actividad política, está muy firme trabajando de tiempo completo en el tema de la gobernabilidad, que es lo que le compete. Así las cosas.


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