2016-09-28 | 20:41:41

Es electorero el castigo a Duarte

Javier Duarte de Ochoa se había convertido en un gobernador incómodo para el PRI y por eso decidió expulsarlo, pero en ningún momento en castigarlo penalmente, ya que el partido tricolor no tiene ninguna facultad de tipo judicial.
Lo realizado por el CEN del PRI es simplemente un circo, para Duarte de Ochoa para qué le sirven la pérdida de los derechos partidistas sino no le tocan su fortuna que amasó durante los dos sexenios que manejó las finanzas del estado.
Doce años donde él decidía el destino de algo más de un billón de pesos. Sabe el ejecutivo estatal que no va a pasar nada y toma como ejemplo los casos de otros gobernadores como Yarrington y Moreira que pueden vivir tranquilos en cualquier parte del planeta.
Parte del dinero público sustraído fue invertido en las campañas de Peña Nieto y de varios candidatos priistas, por lo que su partido no puede actuar cuando esos recursos fueron gastados para hacer ganar a miembros de su partido.
La decisión de expulsar a Duarte tiene relación directa con los comicios del 2017 y 2018. El único propósito del mini castigo es electorero.
El malestar de los priistas veracruzanos es que el PRI atiende en este caso denuncias de un partido opositor, cuando debiera ocurrir lo contrario.

No creen en las promesas de Duarte

El estado de Veracruz se encuentra igual que Oaxaca donde carreteras y accesos a la capital y de otras ciudades se encuentran bloqueados afectando seriamente la economía de la población de dichos municipios.
Ya son varios días donde los burócratas estatales y los miembros del magisterio han sitiado la ciudad de Xalapa. La falta de pagos es la única exigencia de estos miles de empleados que dependen del dinero del gobierno del estado.
No existe ninguna explicación del por qué la existencia de un adeudo de más de cinco mil millones de pesos al Instituto de Pensiones, cuando fue durante sexenios una institución sana económicamente que realizaba inversiones que generaban utilidades y proporcionaban servicios a los burócratas locales.
El problema más grave es que no creen en las palabras y promesas de los funcionarios y con ello se aceleran los estados de ánimo y surgen nuevas amenazas de paralizar al estado.

Se empezaron a fugar los exgobernadores

Como un vaticinio de lo que pudiera ocurrir en Veracruz fue el cambio de gobernador en Quintana Roo, donde el gobernante saliente Roberto Borge ni siquiera asistió a la ceremonia de entrega al nuevo ejecutivo estatal, Carlos Joaquín, las versiones que circulan es que desapareció el político acusado de malversación de fondos públicos y que en el acto del recién investido fuera abucheado como ocurrió con destacados priistas que asistieron.
Afirman que salió del país desde hace días, al parecer teme algo, ya que también figura en la lista de los que serán expulsados del tricolor y detenidos.
Los expresidentes Carlos Salinas y Luis Echeverría no solo cambiaron a los gobernadores y los metieron a la cárcel, pero el carácter de Peña Nieto es diferente por estar en la misma situación de los gobernadores denunciados.