viernes, 29 de marzo del 2024
 
Por Bezale Berger
Columna: Puntos de vista
La vida da muchas vueltas
2016-12-08 | 09:34:14
Un despistado colega me argüía que cualquier juez de distrito le concedería el amparo y protección de la justicia federal a Estandía, Manzur y demás socios involucrados en este feo asunto del desvío de recursos económicos para financiar campañas electorales. Sostenía que la violación al artículo 17 constitucional era evidente, puesto que ya la Contraloría del Estado a cargo del honesto e inefable don Ricardo García Guzmán, lo había exonerado y que era ilegal que por la misma conducta, se les enjuiciara dos veces. Le hice ver que una cosa es un proceso penal y otra muy distinto es un procedimiento administrativo. Importantes ambos y muchas veces paralelos, en ocasiones se obtienen resultados contradictorios y ello porque persiguen fines distintos. El proceso penal pretende castigar al responsable y en su caso condenarlo a una pena privativa de la libertad, a una multa y a la reparación del daño. En tanto que el segundo, indagará si los implicados son administrativamente responsables, pudiendo destituirlos de sus cargos o inhabilitarlos por
cierto tiempo. De nada valieron mis argumentos Es decir, en el proceso penal se castiga la conducta intencional o no y el resultado, en tanto que en la segunda y acorde con las pruebas, se investiga si la conducta administrativa del cargo fue desempeñada con apego a la norma y a la función. De no ser así, la pena se produce, por no ser merecedores de la confianza pública para desempeñar un cargo o comisión en cualquiera de los ámbitos, sea federal, estatal o municipal. En el caso y dado que el delito fue cometido con el desvío de fondos federales para un fin distinto al que fueron destinados, la Federación resulta sujeto pasivo de la conducta de los probables delincuentes, y por lo tanto, corresponde a las autoridades federales ser las encargadas de administrar justicia y en este mismo orden de ideas, la actuación del excontralor resulta nula de pleno derecho por carecer de facultades para conocer de un asunto que no era de su competencia, y por lo tanto, sus actuaciones, cuales quiera que haya sido el resultado son nulas de pleno derecho. Corresponde a la Secretaría de la Función Pública seguirles el
procedimiento administrativo. Y hablando de ese personaje, no pudo el flamante gobernador haber escogido mejor funcionario para ocupar cargo de Contralor General del Estado que el licenciado Guillermo Moreno Chazarini, quien conoce desde tiempo atrás, todas las andanzas de Ricardo García Guzmán desde la época en que se inició en la función pública y desde cuyo puesto se dedicó a denostar e injuriar al maestro René Mariani, quien a la sazón era el director del ORFIS y quien como persona, como funcionario y como maestro es infinitamente superior al defenestrado contralor. Vale la pena narrar este episodio que me tocó vivir de cerca. Fidel herrera Beltrán siendo gobernador electo declaró que desaparecería al ORFIS. Su intención era manifiesta. No quería que nadie le vigilara el uso de los dineros público. El contador Mariani terminaba su gestión precisamente en ese año, podía con el apoyo del Congreso repetir como director otros ocho años. Contaba desde luego, con el apoyo incondicional de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien presidia la Comisión de Vigilancia del Congreso y fuera de uno que otro diputado alia
do de Fidel no tenía problema alguno en el Congreso. Recordemos además, que las oficinas y el funcionamiento del ORFIS eran de una luminosidad y transparencia dignas de encomio, todos los directores y subdirectores y quienes quisieron pudieron obtener la maestría en Administración Pública, gracias al apoyo del contador Mariani, quien trajo maestros de la UNAM para impartir esas maestrías durante los fines de semana con cargo al ORFIS. Desafortunadamente la labor del órgano de fiscalización era y es únicamente enunciativa, es decir, vigilar el uso correcto y en tiempo y forma de los recursos públicos en las aéreas encomendadas. Se impartían cursos, se realizaban visitas de trabajo y finalmente se recibía la cuenta pública del año anterior y a la que, tras un examen minucioso, se les hacían las observaciones del caso y se concedía a las autoridades responsables un tiempo prudente para solventarlas. De no ser así, es decir, de no solventarse las irregularidades se presentaba la denuncia ante la Fiscalía Especializadas en Delitos Cometidos por Servidores Públicos quien tenía la última palabra, sin embargo,
todo este trabajo se vino abajo gracias a Fidel y al entonces contralor Ricardo García Guzmán. La guerra sucia en los medios de comunicación no se hizo esperar y ante tales bajezas, Mariani, un hombre recto y honesto tomó la sabia decisión de no presentarse para el segundo término e incluso llamó a todo el personal para felicitarlos por su labor, agradecerles su colaboración e incluso manifestarle sus esperanza de que la plantilla de personal habría de permanecer igual dada la solvencia y profesionalismo de la misma. En su momento, Mariani entregó cuentas transparentes y Guillermo Moreno Chazarini, quien era el segundo de abordo le tocó cerrar su actuación. Hoy, Moreno Chazarini, quien conoció las bajezas y la guerra sucia de García Guzmán es el nuevo contralor. Si yo fuera Ricardo García Guzmán no albergaría esperanza alguna. La vida lector amigo da muchas vueltas. Ya como colofón, déjeme comentarle amigo lector, que mi ignorante amigo ni con todos mis argumentos lo convencí y sigue haciendo gala de su ignorancia a todos los que tienen la desgracia de escucha


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México