2013-02-08 | 21:51:06

Son 70 años —podrían ser 500— de abandono, discriminación, desconfianza, injusticia y pobreza.
Son razones para comprender la desesperación prevaleciente en otro rincón más del México bronco. Si la Costa Chica no arde, puede estar a punto, a menos que prospere un diálogo de paz. La tensión es obvia.
Los grupos de autodefensa piden la palabra…
Bruno Plácido Valerio, uno de los líderes de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) exige el compromiso de la autoridad para calmar a la gente harta de ser víctima de la violencia, como resultado del abandono de un Estado sin fuerza suficiente para garantizar la paz y la justicia.
“Nuestro movimiento no está contra el Estado mexicano; queremos reconstruir nuestras comunidades y familias, la autoridad nos ha abandonado” —aclara Plácido Valerio—.
Hablar con un líder de los grupos civiles de aquella región nos confronta con la lejanía de un problema que duele. Ellos son quienes se acercan.
El movimiento popular de Ayutla de los Libres, y alrededores, no nació el 5 de enero a raíz del secuestro de un notable. Viene de atrás en el tiempo por el vacío que dejan negligencia e impotencia… y la perversidad de partidos políticos los cuales han dividido y confrontado a esa gente.
La injusticia no comienza con más de 50 ladrones, secuestradores, extorsionadores y asesinos “bajo resguardo”, según Bruno Plácido… secuestrados, según los demás. Tampoco con los retenes de jóvenes armados y encapuchados a la entrada y salida de sus pueblos. “En la Costa Chica o La Montaña, la paz no tiene precio” —proclama—.
La voluntad de acabar con el conflicto está en la mesa. Gobierno y pueblo buscan armonía. Establecen compromisos.
La autoridad promete resolver la inseguridad; los ayutlenses, renunciar a los retenes y desencapucharse. El poder institucional busca vías de legalidad para convertir a esos grupos civiles en coadyuvantes del combate al delito. A cambio, exige liberar a los retenidos para llevarlos a juicio.
“No los vamos a soltar sin garantías de justicia… no queremos que vaya a pasar lo de la francesa” —ataja Bruno Plácido—.
–¿Los detenidos quedan en rehenes?
Si la voluntad está en la mesa, la amenaza, en el aire… el secretario de Gobernación es testigo.
Mientras, la CNDH acusa al gobierno guerrerense de negligencia, denuncia a las guardias civiles por usurpación de funciones y exige garantías a la integridad de los secuestrados. También acusa al gobernador de armar a la pandilla justiciera. Ángel Aguirre niega complicidades por acción u omisión; opta por la vía política para calmar la ira… aunque el riesgo sea dejar en la impunidad delitos, en nombre de la justicia “justiciera”.
MONJE LOCO: Según la lista de las 50 ciudades más violentas del mundo (2012), Acapulco ocupa el segundo lugar, sólo por debajo de San Pedro Sula, en Honduras. En la misma lista hay otros nueve lugares reservados para México: Torreón (5); Nuevo Laredo (8); Culiacán (15); Cuernavaca (18); Juárez (19); Chihuahua (32); Cd. Victoria (36); y Monterrey (47). A este paso, pronto se cumplirá aquel capricho de Felipe Calderón: cambiarle nombre al país: “Estamos Unidos Mexicanos”… por la violencia.
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