lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Bezale Berger
Columna: Puntos de vista
Monumento a la inmigración judía
2013-11-29 | 09:25:21
Segunda parte
Fue el presidente Plutarco Elías Calles quien abrió la puerta a la inmigración judía asquenazi, proveniente de la zona de la Galizia Polaca y de la grandes comunidades hebreas de Europa central principalmente Ucrania, Cracovia, Hungría, Rumania, Alemania, Lituania y Rusia.
Cientos de jóvenes abandonaron todo y llegaron a esta tierra sin tener idea de lo que les esperaba. Desde luego la diferencia de idioma, clima, costumbres, comida etc. fueron determinantes para el desenvolvimiento de muchos. Otros, los judíos Sefaradíes venían del cercano Oriente. Líbano,Turquía y Siria, quedaron atrás.
Sin embargo poseían una ventaja sobre los europeos. Su idioma tradicional era el Ladino, un español antiquísimo heredado de los moros que dominaran la península ibérica por casi 800 años.
Cuenta un historiador que una anciana Sefaradí al desembarcar y escuchar que la gente hablaba español dio gracias al creador por haberla hecho llegar a un lugar donde todos eran judíos.
Muchos de los que llegaron no sabían a que país llegaban. Algunos eran prácticamente iletrados y sus conocimientos se limitaban al aspecto religioso y leer y escribir el Yidish, idioma “producto de la judería europea.
Un alemán antiguo de los principios del segundo milenio fermentado en los ghetos medievales, amalgamado de hebreo de lenguas romances y sajonas escritos en caracteres hebreos”(1) que se lee de izquierda a derecha. El conocimiento de este continente, se reducía a lo que sabían de los Estados Unidos. Llegaron a estas tierras con la idea era emigrar a ese país donde muchos de ellos tenían establecidos ya a sus familiares mayores.
Pero el hombre pone Dios dispone y viene el diablo y todo lo descompone. La vieja conseja popular que pretende en forma coloquial explicar que es muy difícil en la vida aterrizar los sueños. Muchos de aquellos inmigrantes se quedaron a vivir en esta ciudad donde se casaron, nacieron sus hijos y donde el trabajo duro y honrado y la economía bien entendida produjo sus frutos.
El que esto escribe lo hace con pleno conocimiento de causa. Mi padre, uno de aquellos migrantes, nace en un pequeño poblado austriaco que ni siquiera aparece en los mapas. Después de la primera guerra mundial el Imperio Austro- Húngaro desaparece y aquel poblado pasa a ser parte de Polonia. País desconocido para mi padre y toda su comunidad.
La historia de los judíos, debe aclararse, es la historia de un pueblo, de una fe y de una cultura. La particularidad del pueblo judío, que lo hace diferente de otros, es su distribución por el mundo y su unidad en torno a los valores culturales transmitidos por sus libros religiosos y sus prácticas rituales.
1. Sabina Berman, poetisa, prosista, dramaturga, premiada en varias ocasiones por instituciones culturales, nacionales y extranjeras, en su obra la Bobe.-
Muchos los han tildado de racistas en razón de que no se asimilan al pueblo donde viven. Esa es una falacia más del antisemitismo. Recordemos que en su momento, los romanos dominaban Judea y expulsaron a todo el pueblo judío. Se inició el éxodo y la diáspora. Donde llegaban encontraban pueblos y naciones politeístas.
Ellos ya creían en un solo Dios. Hablaban un idioma distinto y tenían otras costumbres. Los vieron como bichos raros y les prohibieron muchas actividades. Los judíos en defensa de su religión que conformaba todo su estilo de vida, desde alimentos hasta vestimentas y que necesariamente reflejaba su cultura.
Muchos se asimilaron, otros se aislaron y los mas respetaron las costumbres ajenas pero salvaguardaron las suyas.
Por eso fueron diferentes. En razón de las persecuciones religiosas, económicas y sociales hacían su vida aparte. Esas pequeñas comunidades denominadas shtetl eran realmente poblados donde los judíos observaban sus ritos religiosos, trabajaban, estudiaban y conservaban una sana distancia con poblados mayores con mayorías católicas con las que comerciaban.
El crecimiento natural de sus pobladores, obligaba a los más jóvenes a emigrar en búsqueda de mejores horizontes.
Contaba la historia de mi padre. En 1923 arriban a este país su amigo Akiba Weitzner y él procedentes del mismo poblado. La travesía marítima hacia escala en la Habana y allí el capitán se entera de que en este puerto había estallado una revolución y el barco hubo de desviarse hacia Tampico.
Allí trabajaron en un circo juntaron dinero y viajaron a la ciudad de México. Creo recordar que mi padre en alguna ocasión me platicó que por el rumbo de la avenida Hidalgo pusieron un puesto ferretero. Meses mas tarde, Don Julio Pinhas un judío ruso ya avecindado en el puerto, les comentó que en Veracruz vivía gente buena.
De ferreteros se convirtieron en aboneros de ropa, toallas etc. Posteriormente Akiba Welztner y Nathaniel Berger, quienes gracias a algún oficial de migración cambiaron sus nombres a kuva y Bernardo, hubieron de sufrir transformaciones profundas en sus vidas. Kiibiñu y Nute, diminutivos en yiddish de sus nombres originales, contrajeron matrimonio. Don Kuva con una muy guapa chica proveniente de Rusia y mi padre con una india Oaxaqueña de pura cepa zapoteca.
Contaba mi madre que su marido le contaba de sus planes para viajar a los Estados Unidos y reunirse con sus hermanos mayores Goldie e Israel que radicaban en Nueva York.
Mi madre no se amedrentaba y le contestaba vete cuando te de la gana, pude con uno puedo con dos. Déjame aclarar que mi madre a la sazón contaba con un hijo siete años mayor (Jaime) y que cuando esto sucedía, el que esto escribe ya venía en camino.


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