lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Bezale Berger
Columna: Puntos de vista
Monumento a la Inmigración Judía (Tercera parte)
2013-12-15 | 09:17:58


En ambas parejas su primogénito fue un varón. Entre los judíos es muy importante esta circunstancia derivada de que el mayor de los hijos, debe, al fallecer su progenitor, decir el kadish, la oración de los muertos..
Pienso que mi llegada al mundo fue determinante en el destino de mis padres. No es presunción, simple lógica, ya que atrás llegaron Sara, Cirla y Jorge y ese judío inmigrado que era ya mexicano por naturalización, no volvió a mencionar su intención de emigrar y reunirse con sus hermanos.
Mis padres pese a no compartir idioma y religión, fueron sumamente respetuosos con las tradiciones y creencias de cada quien.
En mi casa nunca hubo una imagen religiosa pero se celebraba la navidad. Mi padre aprendió a comer mole y tamales y mi madre a degustar los matzo balls y el gefilte fish.
Ella permitió el brit milá (circuncisión) y el bar mitzba de sus hijos y el permitió que ella ofrendará a sus muertos. A su modo, se amaron, casaron, apoyaron y vivieron juntos hasta que la muerte los separó. Para ambos nuestro recuerdo imperecedero.
Corrían los primeros años de la década de los treinta, la comunidad judía se asentaba en el comercio y la industria, principalmente en las ciudades de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla.
El primer periódico en Yidish, Der Weg ( El Camino) se editaba escrito en caracteres hebreos y el Keren Kayemet y el Kerem Hayesod y las diversas asociaciones de beneficencia iniciaban sus colectas.
Las amenazas de Hitler eran ya una amarga realidad. La persecución de los judíos en Europa era un hecho cierto.
Alemania invade Austria y los sudetes franceses, reclama el puerto de Dantzing y el gobierno Ingles y su primer ministro Chamberlain, trataba de impedir la guerra regalandole Checoslovaquia a los Nazis,. Hitler firma un pacto de no agresión por diez años con Stalin.
Finalmente invade Polonia y empieza la segunda guerra mundial en 1939 y con ella, el holocausto. Vino la guerra y la persecución antisemita provocó un éxodo impresionante.
Miles de judíos Europeos trataban de escapar de la muerte a la que los había sentenciado el Nazismo. Las embajadas y los consulados de los países neutrales eran invadidas por aquellos infelices que dejaban todo con tal de conservar lo más preciado, la vida.
Concluía el gobierno de Lázaro Cárdenas y se iniciaba el de Ávila Camacho. México pese a su tradición paternalista en favor de los refugiados endureció su política migratoria hacia los judíos.
Negó miles de visas solicitadas y varios barcos no pudieron desembarcar sus pasajeros en puertos Mexicanos. Los buques Orinoco, Iberia y Quanza llegaron con no más de 50 judíos que escapando de la persecución nazi buscaban un país que los asilara La negativa de las autoridades migratorias fue definitiva, ni siquiera la excusa del asilo político fue aceptada.
En esos tiempos nuestro país no fue el celoso guardián de los refugiados. Los españoles que huían de Franco, los Chilenos que huyeron de Pinochet, los Guatemaltecos que huían de no se quien y los rebeldes cubanos que huían de Batista, tuvieron en México el asilo del paladín de la defensa de los perseguidos.
Los judíos no pudieron decir lo mismo. Esa página negra de la historia escrita durante el gobierno de Ávila Camacho no debe callarse. Las verdades deben ventilarse. Alguien dijo, la verdad os hará libres.
El Embajador mexicano Gilberto Bosques radicado en Francia, asiló a docenas de judíos y españoles republicanos y quienes a duras penas lograban sobrevivir mientras aquel Schlinder Mexicano tramitaba sus pasaportes y visas.
El cambio de gobierno de Cárdenas a Ávila Camacho fue definitivo. Los nazis mantuvieron cautivos a todo el personal consular durante más de un año, por el estado de guerra ya existente entre México y los países del eje.
A su regreso cientos de judíos y Españoles se dieron cita en la estación ferroviaria para recibirlo. Un periodista de esa época dijo.
Su júbilo zumbaba en el andén de la estación ferroviaria. Lo cargaron en hombros. Era al México generoso y libre al que ellos exaltaban en Gilberto Bosques. Diversas organizaciones han solicitado que su nombre figure como “Justo entre las naciones” en la lista del Yad Vashem.
Aun recuerdo la tristeza de mi padre cuando comisiones de ayuda lo visitaban urgiendo apoyos económicos, ropa, medicinas que la Cruz Roja internacional trataba de hacer llegar para aliviar en algo la crítica situación de los judios en los campos de concentración.
Pocos, muy pocos lograron salvar sus vidas. Menos, muchos menos inmigraron a las costas Mexicanas. Ante ese rechazo universal y la promesa de Lord Balfour, primer ministro ingles en la primera guerra mundial, de crear en la tierra de sus ancestros el Hogar Nacional Judío y el impulso del sionismo, forzaron a la comunidad mundial a crear lo que es hoy el Estado de Israel.
Hoy el Comité Central Israelita conmemora un año de vida institucional Judía en México y decidió rendirle un merecido homenaje a este puerto y a esta gente por donde arribaron sus ancestros.
Por ello y por lo que a mi corresponde, quise pergeñar estas líneas que pretenden rendir un doble homenaje.
Primeramente a todos aquellos que de alguna manera y en su interactuar permitieron que miles de extranjeros que solo buscaban un espacio donde vivir y desarrollar su cultura, gozaran de su generosidad y natural hospitalidad.
Ante la evidente imposibilidad de hacerlo, permítanme que haga mio este pensamiento de la autoría de Ralph Waldo Emerson:
“Por cada nueva mañana con su luz, por el descanso y el refugio de la noche, por la salud y los alimentos, por el amor y los amigos, por todo lo que tu bondad nos dio”. Gracias Veracruz. Gracias México, Gracias a todos los Mexicanos por su hospitalidad, por la paz y la libertad de acción y de pensamiento
Para aquellos que en sus atados y viejos belices atesoraban únicamente sueños permítaseme, en un acto de justicia mencionar sus nombres, que por razones que no vienen al caso mencionar, no figuran en el monumento. Pidiendo desde ahora una disculpa si por omisión olvide mencionar alguno:
Kuva weitzner y Eva Jonas, Jaime Ch. Baron y Señora, Ismael Persovsky y Emilia, Samuel Persovsky y Matilde, Julio Pinhas y Elisa, Abraham Weller Lev, Albert Weller Lev y Elsie Schaffer Orbach y sus hijos Corinne y Luis Leslie, Jaime Nulman y Rosa Plam, Luis Beilis, Jaime Chazanosky, Israel Silberblat y Luba, Moises, Isaac y Manuel Kanarek y señoras, Bernardo Berger Tewel, Simcha Cikrovich y Jaike, Mario Rosenthal y señora, Señora Margulis, Isaac Leon Calahorra y Lily, Rafael y Jose Bejar, Moises Palatchi, Isaac Levy y Raquel , Salomon Revaj, Salomon Maymon Palomo y Raquel , Leon Balanci, Leon Arakanchik, Raquel Palatchi, familia Cohen.
Para todos ellos que ya descansan en esta tierra que amaron y los amó solo decir esta oración:
Itgadal veitkadash shemé rabá. (amén). bealmá diberá jirhuté. veiamlij maljuté. veiazmaj purkané vikareb meshijé. (amén). Bejaiejón ubiomejón ubjaié dejol bet Israel. Baagalá ubizmán karib veimrú (amén).
Exaltado y santificado sea su gran nombre, amén.
En este mundo de Su creación que creó conforme a Su voluntad; llegue su reino pronto, germine la salvación y se aproxime la llegada del Mesías, amén.
En vuestra vida, y en vuestros días y en vida de toda la casa de Israel, pronto y en tiempo cercano y decid amén.


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