lunes, 06 de mayo del 2024
 
Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
¿Qué le pasa a la clase política?
2014-04-06 | 21:14:28

Resulta inexplicable el temor y prejuicios de la clase política al ocultar sus aspiraciones hacia nuevos cargos de elección popular. Lo consideran como una falta de respeto a las normas de institucionalidad de sus partidos y, en el caso concreto de los senadores priístas, al gobernador Javier Duarte de Ochoa.
A quien ofenden con dar a conocer sus ideales y justas aspiraciones.
¿Quién no recuerda que desde niños se les preguntaba a los infantes y que te gustaría ser de grande?
--Pues Presidente de México. Respondía un buen número.
Cuatro años antes de terminar su gestión estatal, el licenciado Miguel Alemán Velasco, durante una comida en Catemaco estuvieron reunidos Fidel Herrera Beltrán y Gustavo Carvajal, en aquella ocasión ninguno de los dos ocultó que buscaban la gubernatura. Y la declaración hecha que trascendió en el Diario del Istmo, para nada molestó al entonces ejecutivo estatal.
Es más, el argumento más sólido que siempre usó Alemán Velasco es que Herrera Beltrán había trabajado la plaza con tanta anticipación que por eso lo había elegido porque aventajaba por mucho a los demás aspirantes.
--El Tío Fidel desde mi campaña como gobernador, en su calidad de coordinador ya estaba trabajando su candidatura.
Cuando el gobernador Herrera Beltrán se decidió por el entonces subsecretario de Finanzas, Javier Duarte de Ochoa, fue tres años antes de efectuarse la fecha de las elecciones.
“Apenas hay el tiempo exacto para posicionarlo, más tarde se hubieran perdido las elecciones”. Así lo aseguró en una de las cenas con el columnista.
Resulta ridículo que los aspirantes priístas oculten y nieguen sus intenciones políticas, cuando es bien sabido lo que cada uno de ellos busca y no saben disimular lo que realmente pretenden.
El doctor Elías Miguel Gómez Brizuela renunció hace dos meses a su cargo en el gobierno de la ciudad de México, porque tomó la decisión de participar como candidato del nuevo PRD a la gubernatura de Veracruz, totalmente ajeno de los “Chuchos” y de los líderes de la izquierda roja.
Un candidato temeroso y demasiado formalista como lo fuera Arturo Llorente, no obstante de contar con el apoyo del entonces presidente nacional del PRI, Jesús Reyes Heroles, no llegó por su actitud vacilante, esperando el llamado del presidente Luis Echeverría. Su falta de decisión y coraje fue el mayor impedimento de haber llegado a ser un excelente gobernante.
El senador Héctor Yunes Landa mostró en un principio que tenía el carácter rebelde y también de sobrevalorar su autoestima propia, pero de repente se apagó.
Lo mismo ocurrió este fin de semana con el legislador José Yunes Zorrilla que hace coherentes y normales declaraciones de un político acorde a los tiempos actuales y muestra su temperamento tropical, que la va a buscar y luego se echa para atrás.
El temperamento determina con frecuencia el valor de los hombres y la virtud de las mujeres. El valor no se puede disimular, es la templanza que huye de la hipocresía afirmaba el emperador Napoleón Bonaparte, el gran ganador de las grandes batallas.



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