jueves, 02 de mayo del 2024
 
Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Las barbas a remojar
2014-04-07 | 22:06:01
La decisión tomada por el gobierno federal de Enrique Peña Nieto de encerrar a un exgobernador y actual secretario de Gobierno de Michoacán, Jesús Reyna García, con una brillante carrera dentro del PRI, quien ha ocupado los cargos más relevantes tanto dentro partido, como legislador y ejecutivo estatal, viene a colación que confirma todas las versiones especulativas de lo que puede ocurrir en el estado de Veracruz y otras entidades donde se terminó la era de impunidad por el simple hecho de pertenecer al mismo partido político.
Los intocables no existen para la actual administración. Se vuelven a revivir los mismos actos de la era presidencial salinista donde se despachó mandando a su casa a 19 gobernantes.
Como simple tema curricular sobre este destacado priista Reyna García: fue Procurador General de Justicia, Coordinador de Asesores en la Secretaría de Gobernación, presidente estatal del PRI, diputado local y diputado federal, y en el presente era el hombre de mayor confianza del actual gobernante Fausto Vallejo.
Es todo un personaje de la política mexicana y sobre todo un priista por los cuatro lados, quien pensó que la historia de cínica deshonestidad y encubrimiento de las últimas ocho décadas que estuvieron en el poder, seguía vigente con un gobierno federal de su partido político.

La eficiencia de Alcudia
Es toda una odisea para un estudiante de Educación Media Superior obtener una beca del gobierno estatal. Son miles de alumnos que hacen sus gestiones en las convocatorias de alto rendimiento escolar para entrar a chocar contra una burocracia llena de papeles y trámites, donde les aplican la aburridora y al final son unos cuantos los privilegiados que la logran y que realmente solo les sirve cuando les llegan a depositar para pagar sus transportes.
Los estudiantes extrañan al abogado José Luis Alcudia, que sin ningún protocolo les respondía al día siguiente y les conseguía becas hasta del cien por ciento en universidades privadas.

Un país de pandillas
John P. Sullivan , un estudioso de la policía de Los Angeles especializado en los “cholos” latinos de aquella ciudad, advierte alarmado sobre el desmedido crecimiento que han tenido las pandillas en México y al igual que en otras entidades figura de manera relevante el estado de Veracruz. Son grupos de jóvenes delincuentes quienes se clasifican de acuerdo a sus actividades y se consideran como la primera generación los que son las pandillas tradicionales, las que operan en la protección de su territorio y de vez en cuando se involucran con el crimen organizado en forma oportunista.
Los de la segunda generación se dedican al narcomenudeo y protegen sus mercados casi siempre en áreas geográficas más amplias que los límites de sus marginados barrios.
Hace tres años se tenían contabilizadas nueve mil 384 pandillas en el país. En un censo que se realizó en los centros de Educación Media Superior habían aceptado 481 mil estudiantes que pertenecían a una pandilla.
Para entender bien, el problema muchísimo más de medio millón de jóvenes mexicanos operan en estas pandillas.


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