lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Catón
Columna: Política y cosas peores
Ingobernabilidad
2014-04-14 | 09:57:05
de miel, y los papás de la muchacha los invitaron
a cenar. El papá de la chica comentó
evocadoramente: “Jamás olvidaré la cara de
felicidad de Rosilí cuando se puso el vestido
de novia’’. “Eso no es nada -dijo el novio-.
¡Hubiera usted visto mi cara cuando se lo
quitó!’’...
La suegra de Capronio, sujeto ruin y desconsiderado,
se quejó con su hija: “Tu marido
me llamó ‘cara de palo’”. “No es cierto -se
defendió Capronio-. Jamás le dije eso”. “No
con esas palabras -admitió la suegra-, pero
me dijo: ‘Tápese la cara, suegrita, que ahí
viene un pájaro carpintero’’’...
Un golfista, deseoso de mejorar su juego,
decidió tomar lecciones con un profesional.
Ya en el campo le dijo éste: “Como primera
lección haga el swing, pero sin pegarle a la
pelota”. Responde el tipo: “Eso ya lo sé hacer.
Vamos a la segunda lección”...
Otro golfista se justificaba con su mujer:
“Juego golf porque es un magnífico ejercicio.
¿Tienes idea de cuántas veces me subo y me
bajo del carrito?”...
El padre Arsilio dijo en su sermón: “La
puerta del Cielo es muy angosta”. Don
Chinguetas se inclinó hacia su esposa y le
comentó en voz baja: “Igual que la puerta
de esta iglesia. Y apuesto que tampoco hay
estacionamiento”...
Un cubano logró escapar de la Isla, y llegó
a Miami después de cruzar el mar ¡en una
lata de atún! Una reportera le dijo, entusiasmada:
“¡Qué hazaña consumó usted tan
prodigiosa! ¡Atravesar el mar remando en
una lata de atún! Imagino todos los obstáculos
que debió vencer: la policía de Castro,
las tormentas marinas, la amenaza de los
tiburones...!”. “Todo eso fue bastante complicado,
chica -reconoció el cubanito-. Pero
lo más difícil fue conseguir la lata de atún”...
Don Martiriano y su tremenda mujer doña
Jodoncia hablaban acerca de un asunto
familiar. “Yo opino...’’ -arriesgó tímidamente
don Martiriano. “¡Tú te callas! -rugió doña
Jodonciaa-. ¡Cuando quiera oír tu opinión
te la diré!’’...
Algunos puristas del derecho y la política
ponen reparos a la intervención del gobierno
federal en Michoacán, especialmente por lo
que se refiere al nombramiento de un comisionado,
al que llaman “virrey presidencial”.
Lo cierto, sin embargo, es que por diversas
causas ese estado había entrado en una peligrosa
situación que se asemejaba mucho
a la ingobernabilidad.
La precaria salud del gobernador Vallejo,
la corrupción en que incurrieron funcionarios
estatales y municipales, la presencia de
grupos armados de diversos bandos; todo
eso se combinó para hacer que Michoacán
se convirtiera en un barril de pólvora, si me
es permitida esa inédita expresión.
Con el mayor respeto para el federalismo
-aunque nunca he tenido el gusto de
conocerlo- debo decir que sólo con la intervención
del gobierno central pueden resolverse
los conflictos de todo jaez que afronta
Michoacán, uno de los más bellos estados
de la República y uno de los que mayores
problemas tiene.
Por fortuna se advierte una disminución
en la violencia que los michoacanos sufren.
Varios capitostes de la delincuencia local
están ya en la cárcel o en el cementerio, y hay
visos de esperanza de que a los municipios
más afectados vuelva la tranquilidad. Ojalá
eso suceda pronto: no es justo que ese “ese
jardín de las delicias” que dijo Morelos siga
convertido en terreno minado...
El vaquero joven llegó al pueblo y conoció
en la tienda a una señora complaciente que
de inmediato lo invitó a su casa. Cuando reposaban
de la fatiga que les causó su reciente
amistad el vaquero empezó a contarle su
vida a la señora. “Y ahora -dijo al terminar
el relato- mi mayor ilusión es morir como
mueren los vaqueros: sobre mi caballo”. En
eso se oyó que se abría la puerta. “Trae tu
caballo y móntate -le dice la señora-. Es mi
marido”...
Doña Facilisa fue a la consulta de un terapeuta
sexual. “Tengo un problema grave -le
informó-. Cuando mi marido llega al final
del acto del amor lanza un grito tal que comparado
con él los alaridos de Tarzan (Nota:
el Hombre Mono) son apagados murmullos
de arroyuelo, trinos casi inaudibles como
de colibrí”. “Ése no es problema, señora -le
respondió el facultativo-. Antes bien debería
usted sentirse orgullosa de que su marido
manifieste su éxtasis con ese penetrante
ululato de salvaje”. “Sí -admitió doña Facilisa-.
Pero en algo debo estar fallando, porque
nada más él grita así; los demás no”... FIN.


mirador
››armando fuentes
aguirre
¿De quién estaría enamorado Dios
cuando inventó el color que tiene la
flor de jacaranda? Igual a ese color no
hay otro: he pensado que el color de la
jacaranda se escapó del Paraíso para
que los humanos tuviéramos idea de
las hermosuras que hay en ese edén.
El avión desciende con lentitud en
el aeropuerto de la Ciudad de México
y miro por la ventana lo que parece
una larga flor de jacaranda. Es como
si a la ciudad le hubiesen salido ojeras
después de una noche de vigilia sobresaltada
por íntimas voluptuosidades.
Bello color y hermoso nombre, construido
con andamiaje de aes. ¿Conocerían
este nombre, el de la jacaranda,
Huidobro o Barba Jacob? Decirlo es
como cantarlo: Jacaranda, canción en
A mayor.
Cuando amanezca la otra vida tiene
que amanecer en horizontes color de
jacaranda, que es femenino color. Abriré
yo los ojos, miraré esa ojera entre
azul y buenas noches, y sabré entonces
que me he salvado para siempre.
¡Hasta mañana!
manganitas
››por afa
“...El peso mexicano se mantiene firme...”.
No es que de escéptico peque,
pero, a decir la verdad,
al peso, en la realidad,
yo lo veo muy tembleque.


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