2014-04-26 | 08:32:29

Poco a poco, y a pesar del blindaje, la realidad de la patética gestión de Elizabeth Morales como presidenta municipal de Xalapa queda expuesta. Hace unos días trabajadores de Limpia Pública municipal se manifestaron en las céntricas calles capitalinas en repudio a las malas condiciones en las que deben realizar su importante labor.
Como lo expresaron en entrevistas, la Dirección de Limpia Pública está en ruinas, pues la gestión de Morales García no invirtió absolutamente ni un solo peso en mantenimiento del equipo y parque vehicular. Hay una treintena de camiones recolectores de basura que no tiene ni siquiera llantas en condiciones para salir a realizar sus recorridos.
Además de la falta de utensilios y equipo de seguridad para quienes tienen que levantar las toneladas de basura de la ciudad.
Esto no es novedad si se conoce muy bien el modo de trabajar de Morales García, quien convirtió la oficina principal del Palacio Municipal en un fortín infranqueable, al que solo tenían acceso mujeres exuberantes del selecto grupo de edecanes que le acompañaban a todos lados, al estilo de Cuauhtémoc Gutiérrez, el líder metrosexual del PRI del DF.
Era más fácil abordar a la exmunícipe durante las madrugadas en los bares de moda de la ciudad, que en sus oficinas, las cuales comenzaban a funcionar ya entrado el medio día y a las que ni siquiera sus directores tenían acceso, porque era contadas las áreas de su interés (Tesorería por delante) que tenía el “privilegio” de acordar directamente con la alcaldesa.
El resto de funcionarios municipales –Limpia Pública incluida- no tenía acceso a Morales García, quien nunca tuvo ojos para atender los problemas de la ciudad y todo quería resolver a punta de boletines de prensa, cuando tenía dinero para derrochar en convenios publicitarios y apaciguar el interés periodístico de los medios de información.
Por eso la manifestación de los empleados de Limpia Pública no sorprende e incluso anticipa lo que se viene, porque seguramente otras áreas también comenzarán a respingar por el abandono en el que se les tuvo, que las condenó a realizar sus funciones, incluso ahora, con el mínimo de recursos y herramientas de trabajo.
El propio líder sindical de los trabajadores municipales del aseo de la ciudad, ha dicho que con Morales García no tuvieron apoyo para sus tareas y que el parque vehicular de esta área, se encuentra a punto de salir de circulación porque jamás, subrayo jamás, hubo mantenimiento correctivo.
Esa es la dirigente estatal del PRI, sus pecados e ineficiencias serán asociadas a este partido político cuya reputación está, de por sí, en la calle de la amargura.
Son los propios priistas los que pagarán los platos rotos por aceptar la imposición en la dirigencia a un personaje de estas características, que con su autismo político ya comienza también a pasar factura entre los diversos sectores del tricolor.
A estas alturas uno se pregunta cuáles fueron los méritos que le encontraron quienes la seleccionaron, para encargarle las riendas de este partido ávido de liderazgos reales, aunque si el perfil nacional del PRI para sus dirigentes regionales es como el de Cuauhtémoc Gutiérrez, entonces sí, Elízabeth Morales García cumple con el requisito cabalmente.