2014-05-16 | 21:53:00

El jueves acudí al evento del Día del Maestro donde se reconoce la labor de los docentes que han cumplido 30 y 40 años de servicio, pero cosa curiosa, por los 50 ya ni las gracias te dan, muchas y muchos ya con la cara cansada por una medalla y un bono que, a mi parecer, por lo que implica la docencia debería ser más, pero esto queda restringido para la gente de arriba del sindicato que, poco o nada, tiene que ver con el gobierno, siendo que algunos jamás se pararon en un aula y, si me apuran, ni maestros son.
Un evento donde el gobernador premió uno por uno a los docentes, cosa que sería la obligación de él y de cualquiera, pero que pocos lo hacen, lo interesante de esto es la manera en la que lo hizo, que lejos de hacerlo por obligación se notó que lo hizo de muy buena gana, con toda la buena voluntad y quien aseguro, no solo es el menos culpable de los males de la educación en Veracruz, sino que ha tratado de hacer las cosas lo mejor posible y lo ha hecho en todos los aspectos como lo que es, una persona sin complejos, preparado, siempre sencillo y humilde en su trato.
Pero que es en sí la educación, que debería empezar por la casa, se deja a los docentes, padres incapaces, incultos y desobligados de los cuales a un gran porcentaje se les debería tener prohibido tener hijos, que ahora no solo quieren que aprendan, que sería la obligación del maestro, sino que se les eduque y hasta se les dé de comer, al rato ya querrán dárselos a los maestros en adopción, mejor que no los tengan.
Por otro lado, la educación en la escuela, muchos maestros son los que dejan su vida en las aulas, entre ellos mi padre y mi madre con 52 y 45 años de servicio, respectivamente, en los cuales nunca he visto que sean faltistas, incluso involucrándose en asuntos más allá por sus alumnos.
A los 4 años, uno se da cuenta de que van las cosas, el que eligió la pastilla azul o la roja lo hace para siempre, los programas educativos enseñan desde hace mucho, cómo ya lo he dicho, a domesticar, crear épsilones manejables para la sociedad actual de arriba, los poderosos que su única ventaja es ser un poquito menos ignorantes que ellos, ya de por sí llegan mal educados de la casa y en la escuela los estereotipos que marca el sistema se engrandecen, en vez de enseñarnos nacionalismo y civismo nos enseñan directa o indirectamente a menospreciar al prójimo, enseñanzas que al final hacen que el niño se automargine y margine a otros, a ser más o menos por el simple hecho del color de la piel, el cabello, los ojos, de ahí nace la estupidez que llaman racismo, como tan estúpido me parecen todos los que salieron comiendo un plátano, echarle petróleo a la lumbre o será que como nunca ha existido en mí, no puedo entenderlo.
A Hugo Sánchez le gritaban indio y nadie dijo nada, se dedicó a taparles la boca con goles. Nos enseñan a ser mejores o peores por los zapatos, el móvil, la ropa, el coche, la casa o el dinero, toda esa porquería que acaba dividiendo al mundo y creando conflictos sociales, que precisamente los tuertos de arriba quieren crear.
Y si es una escuela religiosa peor, se le agrega el desprecio de las creencias, de las cuales ninguna ha servido para nada, el mundo ha caído en siglos de atraso por culpa de las religiones, te dicen que eres mejor por creer en Jesucristo o en Mahoma, por ser católico, cristiano, mormón, musulmán o judío, cuando todas van de la misma bobería, el odio al prójimo - ¡qué paradójico!-, alimentadas de los complejos, del vacío, de no creer en uno mismo y carecer de criterio.
Lo que deberían enseñar es a preguntar, a dudar, a cuestionar, a no discriminar, a respetar y no hablo de leyes, hablo del respeto de sentido común hacia el prójimo, a los animales, a la naturaleza, al planeta Tierra, más que enseñar hay que involucrar.
Yo solo pinto lo que veo.
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