2014-06-30 | 10:13:44

En medio del reciente tira tira entre
los panistas Julen Rementería
del Puerto, líder de la fracción
legislativa de Acción Nacional y
Miguel Ángel Yunes Linares, por
el presunto debate que se daría
sobre la reforma electoral, y donde
el primero retó al segundo a la
confrontación de ideas al respecto,
sin que se pudiera concretar, ahora
realizaron una denuncia de presunta
irrupción en su domicilio,
con tintes de violencia.
No ha tardado en circular un
correo denostativo sobre conclusiones
al respecto de este hecho
donde el alcalde de Boca del Río,
Miguel Ángel Yunes Márquez se
dice aludido, y según el comunicado
emitido o su versión los dos
delincuentes que entraron a su
residencia “iban por él”.
Si bien esto de forma anónima
no tiene validez cobra la misma
demeritada fuerza que la aparente
agresión a personal de mantenimiento
en el domicilio del munícipe
hay algunos puntos que se deben
tomar en cuenta.
Y es que todo lo que huele a los
Yunes se torna de inmediato aunque
no lo tenga en un asunto con
tintes políticos, pues casi todos
los hechos que le rodean o sus inconformidades
manifiestas así se
encapsulan y derivan en falta de
credibilidad. Que hay que analizar
con mucho detenimiento.
Y el gobierno del estado, de extracción
priista, en una herencia
del conf licto con los Yunes desde
el sexenio anterior del fidelismo,
pues el pleito enconado con Fidel
Herrera es más viejo que Matusalén,
hace también su parte.
En la descalificación del hecho
denunciado por Yunes Márquez
por ejemplo salta a la vista que se
desconoce donde están las imágenes
captadas por la más de 15
cámaras de seguridad que tiene
instaladas esa familia por toda su
mansión del Conchal.
Es cierto que no hay un dato
duro que haga creíble la versión al
menos no se puede pensar en tanta
coincidencia de que en ese preciso
momento solo se encontraba personal
de la servidumbre, pero más
aún que el equipo de seguridad y
vigilancia electrónica de la residencia
no haya funcionado.
Un grupo armado como lo señalan
no huye cuando “familiares
acudieron a enfrentar a los delincuentes”
después de que fueron
alertados por uno de los empleados
que maniatado pudo usar un
teléfono para llamarles. O sea que
los delincuentes son tan tontos
que ni siquiera saben amarrar a
sus víctimas. Parece un capítulo
de El Chapulín Colorado.
Según las versiones el día que
la fue allanada la casa de Yunes
Márquez que vive en El Conchal,
un fraccionamiento con vigilancia
y cámaras de seguridad en la
caseta de vigilancia de la única
entrada y salida que hay, tampoco
se registraron evidencias de que
ese grupo armado haya entrado o
salido.
Entre el panismo se cree que
este asunto va más allá por tratarse
“patadas de ahogado”, pues al
denunciar públicamente el asunto
carece de veracidad.
Hablan en el supuesto correo
de versiones sobre un “Cuarto de
Pánico”, donde en su interior está
un fino y carísimo sistema de vigilancia
con más de 15 monitores que
graban las 24 horas del día, los 365
días del año, todo lo que sucede en
el interior, exterior y alrededores
de la mansión.
Lo cierto es que verdad o mentira
el hecho se registra cuando el
debate sobre la Reforma Político-
Electoral entre los actores en un
inicio mencionados fue trasladado
a una mesa de diálogo al interior
del Partido Acción Nacional.
El legislador Julen Rementería
ha dicho que en Sesión Ordinaria
de la Comisión Permanente Nacional
del PAN, se acordó que el tema
sería atendido por la Secretaría de
Acción de Gobierno a través de la
Coordinación Nacional de Diputados
Locales.
La decisión les fue notificada
la noche del jueves o los primeras
horas del viernes.
En otros términos Julen ha dicho
que no se raja. Pues asegura
que su interés de debatir los asuntos
que interesan a Veracruz no han
sido cancelados, sino transferidos
al interior de su instituto político.
Si lejos del momento en el que
se encuentran mediáticamente
evidenciados o lo que sea, los Yunes
deben ser más contundentes
en la denuncia, pues de ser real, es
altamente grave que a personajes
de este nivel ocurra una incursión
armada en su propio domicilio.
Llama poderosamente la atención
que como siempre sucede de
inmediato, y apenas unos minutos
de ocurridos los hechos, un funcionario
del gobierno del Estado
como el subprocurador de Justicia
se haya apersonado y supervisado
el caso, junto con personal de la
dependencia para las diligencias
necesarias. ¿Y los ciudadanos que
son robados en sus casas, extorsionados
o agredidos por delincuentes
que acaso no tienen el mismo
derecho?
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