domingo, 28 de abril del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Juegos de Poder
De cómo nuestros impuestos beneficiaron a Slim
2014-07-04 | 10:15:30
El lunes me llamó la atención una nota en la Sección de Cultural de Reforma titulada “Hace el Canal 22 un mal negocio”. ¿Pues qué negocio hizo un canal del Estado supuestamente dedicado a la promoción de la cultura? Lo que leí verdaderamente me escandalizó. Resulta que nuestros impuestos se utilizaron para beneficiar a Carlos Slim, propietario de América Móvil. Efectivamente, como usted lo escucha, el Estado mexicano gastó dinero para favorecer al hombre más rico del mundo. Una barbaridad.
La historia es la siguiente. En su intento de vender contenidos a través de sus redes, América Móvil compró los derechos para trasmitir en toda América Latina los Juegos Olímpicos de Invierno que se llevaron a cabo en Sochi, Rusia (también adquirió los de las Olimpiadas de verano en dos años en Río de Janeiro). El problema es que Slim no tiene televisión abierta en México y, al parecer por razones del convenio con el Comité Olímpico Mundial, requería una señal por esta vía.
Al quite entró el Estado mexicano con su canal cultural. El 22 firmó un convenio con América Móvil para trasmitir las Olimpiadas. Primera pregunta: ¿por qué un canal que se financia con el dinero de los contribuyentes, supuestamente dedicado al fomento de la cultura, tiene que andar trasmitiendo unos Juegos Olímpicos para así ayudar al señor Slim? ¿No deberían las instituciones del Estado mantener neutralidad en el pleito que trae América Móvil con las dos televisoras (Televisa y TVAzteca), quienes en esta ocasión no pudieron trasmitir las Olimpiadas como en el pasado?
El Canal 22 no tenía por qué tomar partido. Debió haberse abstenido de trasmitir una señal que le pertenecía al agente preponderante en materia de telecomunicaciones en México. Incluso aunque le hubiera costado gratis u obtenido algún tipo de ganancias. Lo más escandaloso es que al final sí le costó al Canal 22 dinero, lo cual quiere decir que nuestros impuestos se utilizaron para beneficiar al gran monopolista de México, como si éste necesitara de más prebendas.
De acuerdo a la nota de Jorge Ricarde en Reforma, ese diario “obtuvo una copia del convenio a través del IFAI, junto con un informe de los resultados, con los folios 1142500004914 y 1142500004714. Canal 22 estaba obligado a transmitir dos programas diarios y 50 horas como mínimo en total, aunque acabó ofreciendo tres programas y más de 270 horas. Por cada hora habría 12 minutos de spots, comercializados en partes iguales, con la opción de que los 6 minutos de AMX [América Móvil] podrían incrementarse a 10. Además, la empresa de Slim tendría la mitad de los ingresos por publicidad de las entradas y salidas de cada emisión. El convenio estableció que AMX pagaría a la televisora, a más tardar el 7 de marzo, un millón 816 mil 500 pesos más IVA por la comercialización de los spots. La cifra no sólo era significativamente menor a lo invertido por el canal, cerca de 7 millones de pesos, sino que el pago llegó con retraso, hasta el 9 de junio”.
La nota de Reforma cita que la televisora cultural gastó seis millones 856 mil pesos para tener los Juegos Olímpicos en su pantalla. Al final, como esta televisora no sabe vender publicidad sino trasmitir contenidos para un élite exquisita, sólo pudo comercializar dos millones 44 mil 800 en publicidad. Si las matemáticas no fallan, hacerle el favor al hombre más rico del mundo nos costó cuatro millones 811 mil 200 pesos a los contribuyentes. Y para colmo, las empresas del señor Slim le jinetearon un rato el dinero al canal ya que, como se menciona arriba, se tardaron en pagar.
Las autoridades del Canal 22, dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, justificaron el financiamiento de la aventura mediática de Slim bajo el argumento de que “se obtuvo repercusión social”. ¿Cuál? Esto es lo que menciona la nota: “Seis programas, más de 20 seguidores cada 60 minutos en Facebook y 111 videos con 500 reproducciones por hora en YouTube”.
Es un escándalo. No hay manera de que pueda justificarse que el Canal 22 se haya aliado con uno de los gigantes que se están peleando por la reforma en telecomunicaciones en detrimento de sus competidores. Mucho menos que haya perdido dinero en la defensa de los intereses del hombre más rico del mundo. Es una barbaridad, de ésas que ocurren a diario en México y que pasan desapercibidas.
La próxima vez que usted pague sus impuestos, recuerde esta historia. Y, como yo, haga una pataleta al saber adónde se está yendo nuestro dinero.

Twitter: @leozuckermann
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