miércoles, 08 de mayo del 2024
 
Por Magda Zayas Muñoz
Columna: Momentos
Fidel Herrera y las campañas en su contra
2014-07-30 | 09:54:23
La información corrió como pólvora, entonces el golpeteo mediático no se hizo esperar. Apenas se supo que las autoridades financieras cancelaron el permiso de operación del Banco Bicentenario, que contaba con sucursales en Veracruz, Tamaulipas y Distrito Federal, y arrancó una vez más la versión, como en aquel 2013, que el exgobernador Fidel Herrera Beltrán era el propietario.
Entonces los encabezados no iban dirigidos al hecho, es decir al cierre, si no al júbilo ante un posible quiebre del exmandatario veracruzano en su proyecto como banquero, entonces fue ahí cuando me detuve y aterricé en dos temas: uno, el de las deslealtades y los mal agradecidos, y dos, en un periodismo que no investiga, no corrobora, no confirma y publica dejándose llevar por la rumorología.
Sobre el hecho, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público dio a conocer que de inmediato se iniciaría el proceso de liquidación de sus activos y es que la institución que cerró, según lo dicho por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) era pequeña, con apenas cuatro sucursales y enfocada básicamente a un nicho del mercado: microempresas de comercio exterior, por lo que no tenía relación importante con el movimiento de recursos de la banca comercial, pues su participación era de 0,15 por ciento del total.
Y así el presidente de la CNBV reconoció que muy probablemente las dificultades económicas pudieron limitar la captación de clientes del Banco Bicentenario, que se concentró en un nicho muy específico del mercado, y es que dicha institución estaba dedicada fundamentalmente a financiar pequeñas empresas del comercio exterior, pero en sus casi dos años de funcionamiento -nació a mediados de 2012- no pudo conseguir más de 677 clientes y financiar solo 100 créditos.
Esa fue la única verdad oficial, las demás fueron elucubraciones a la ligera, con una tendencia y una línea muy marcada.
Desde noviembre de 2013, el rumor de que Fidel Herrera Beltrán era el propietario, fue insistente, pero ante la falta de pruebas, el rumor se derrumbó. Y así hoy, como en aquel entonces, se daba cuenta de que el0 exgobernador de Veracruz era uno de los principales accionistas del Banco Bicentenario.
En twitter la información se hizo frecuente, tanto como ahora, con el cierre de la institución bancaria; el Banco Bicentenario fue autorizado para su inicio de operaciones por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el uno de abril de este 2013, como institución de banca múltiple y así se colocaba, única y exclusivamente, a Herrera Beltrán como uno de los principales socios.
Se decía que el político invirtió sus ahorros en una institución bancaria. La realidad es otra, no hay pruebas y el golpeteo es casi marcado.
Hoy observo la saña con la que muchos relatan y acusan al exmandatario, pero también tuve la oportunidad de observar el cúmulo de beneficios que recibieron de Herrera, pero creo que ello ya se les olvidó -bien dije un día, lealtad por dinero nunca será lealtad- así es que los que gobiernan actualmente ya saben a lo que se atienen, porque recordemos que los carniceros de hoy serán las reses del mañana.
Tuve la oportunidad de trabajar cerca de Fidel, no recibí beneficio alguno, más que un modesto salario producto de mi esfuerzo y labor durante los 365 días del año, sin vacaciones, sin descansos, pero a gusto en una oportunidad que me permitió conocer la política de forma y de fondo, pero hoy observo con tristeza la crisis de valores en quienes, a manos llenas, estiraban las manos para recibir jugosas cantidades y hoy se convierten en juzgadores, ¡qué corta memoria!.
Fidel tiene algo que muchos le envidian y es ese carisma que se observa permanentemente, apenas y pisa tierras jarochas y las muestras de afectos no se hacen esperar.
Tal vez porque Herrera sí conoce los valores y principios, y hace tiempo que decidió retirarse de la política –como una situación de formas- y dedicarse a la academia.
Hoy, como él mismo lo ha dicho, en la única banca en la que está, es en la del desempleo y tal vez uno de sus errores más grandes fue haber confiado en hombres desleales. El golpeteo en medios me hace recordar lo que ocurre con la comunicadora Maryjose Gamboa a quien acusan de no tener ética por ser empleada del Ayuntamiento de Boca del Río y escribir una columna.
Yo podría decirles que muchos -no todos- deberían mejor guardar silencio, porque cobran como directores o subsecretarios en una nómina oculta y se visten de objetividad periodística. ¡Así las cosas¡
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