2014-08-03 | 12:03:26

El tiempo no existe, no por los libros que haya leído, mi historia o porque pueda comprobarlo a través de una ley física, que seguro se conocerá por nosotros u otras especies en evolución de este u otros planetas, universos, cosmos, células o átomos, no existe pasado ni presente ni futuro, solo eso, el momento por el simple hecho de existir y es lo que hay.

A lo largo de mi vida, podría contar mil historias, un costal de instantes, nuestra propia película a veces difícil e incluso imposible de narrar, cuento algunas por lo regular a amigos o gente cercana, alguna vez a desconocidos, algo que recuerdo con mucha emoción fue aquella vez que después de haber hecho el recorrido con la excursión de día, con gente, guía y con molestos tumultos regresé por la noche a Luxor, la antigua Tebas donde de entrada se puede apreciar el obelisco arrancado y robado que descansa en París en la plaza de la Concordia.

Pero de ahí en adelante, todo fue diferente, por la noche, solo, pude caminar hasta el fondo y percatarme de como en la pared había grabado un egipcio en erección con un espermatozoide saliendo de él, eso según en tiempos donde no se conocía el microscopio, dicen que tiempos anteriores fueron mejores y yo lo veo así.

Hace años en Alejandría, Eratóstenes con una vara, sombras, un poco de curiosidad y observación descubría lo que medía la tierra en su circunferencia, ahora con toda la parafernalia de ordenadores, tablets y miles de aplicaciones lo único que se hace es compartir la miserable vida de cada uno en las redes sociales.

Al entrar a cualquier zona antigua en el mundo, es totalmente diferente con gente que sin ella, cosa que a veces planeada, otras por circunstancias, se me ha dado y es genial. En Luxor esa noche viví quizá uno de los momentos más emotivos de mi vida, una catarsis, estaba por salir cuando de pronto comenzaron hacer la prueba del sonido de un evento para el día siguiente, al caminar por el Paseo de las esfinges, empezó a sonar la marcha triunfal de Verdi ante la cual no pude menos que meterme en papel del faraón.

Con las estrellas como único techo que en Egipto se aprecian como en ningún lugar del mundo, será por eso que fueron ellos quienes mejor copiaron el cielo en la tierra, trasladarme y tratar de sentir lo más cercano que se pudiera esa época, todo fue tan rápido, tan improvisado, pero tan cercano a lo real en ese momento.

La música es algo fuera de lo común que nos transporta y que si va implícita nos graba de manera permanente y diferente el acontecimiento que sea, por eso se incluye en los grandes eventos, mientras no pongan payaso de rodeo y esas chorradas todo va bien.

Me encantaría que todo mundo tuviera la oportunidad de viajar, siempre y cuando en plan de conocer, crecer y no de acomplejados. Después de 11 años fuera, me dio mucho gusto volver a Veracruz, no de paso, a vivir otra vez un tiempo, al volver a entrar a mi antigua facultad de Medicina de la UV, al Hospital General, a la Jurisdicción, el centro, las plazas, el bulevar con mi antigua escuela, lugares aledaños como El Baluarte, San Juan de Ulúa, Cempoala, Tajín, Los Tuxtlas, Xalapa y más, me hacen recordar que el tiempo no existe.

Me emociona saber de donde vengo y hacia donde quiero ir, jamás lo olvido, siempre me he sentido orgulloso de nacer aquí con sus pro y sus contras, he sido y soy lo que soy gracias a eso y no hablo de rico, pobre, analfabeta o intelectual, hablo de ser feliz, para muchos triunfar es tener dinero y sacar todos los complejos, yo me quedo con “El viejo y el mar”.

Deberíamos valorar todo lo que aquí tenemos, la gente quiere todo sin esfuerzo, critican a los gobernantes cuando en realidad son ellos los que tienen la culpa de que todo esté del carajo, no leen, no estudian, no trabajan, quieren un después sin un antes, no les importa su vida y menos la del prójimo.

Yo solo pinto lo que veo.