2014-08-28 | 22:00:53

En alguna ocasión, Golda Meir, Primer Ministro de Israel (1969- 1974) dijo: “la paz llegará, cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros”.
Años atrás escuché a un embajador de Israel sostener que la provocación tiene dos elementos, el provocador y el provocado, si el provocado no contesta la agresión, no pasará a mayores. Esa ha sido la constante política de Israel ante la actitud de los extremistas musulmanes.
Recordemos que la segunda intifada se inicia a raíz de que arqueólogos israelíes, descubren en Jerusalén y bajo la mezquita de Omar, uno de los lugares sagrados del Islam, ruinas arqueológicas al parecer del templo del Rey Salomón. El anuncio del inicio de las excavaciones provocó la ira de los fundamentalistas árabes e iniciaron una revuelta absurda, no con el ánimo de ganarla, pero sí de mantener vivo el odio entre árabes y judíos.
Desde su creación, el Estado de Israel ha sido objeto de guerras abiertas y atentados terroristas, sin embargo, esta vez el pequeño estado respondió y dijo hasta aquí. La fuerza de la reacción asombró a muchos, quienes persistentemente han ignorado los odios tribales que quizá existan desde que Abraham nombra su primogénito a Isaac, en lugar de Ismael.
El odio hacia Israel y el mundo occidental ha sido perpetuado en escuelas y mezquitas y responde a una política para tapar sus fracasos al no poder o no querer proporcionar a sus habitantes las ventajas del mundo moderno. Cualquier pretexto, incluyendo la arqueología es motivo suficiente para reavivar el odio y el fanatismo.
Hamas provocó a Israel a una guerra que sabe y entiende que no puede ganar, pero cuyo propósito no es otro, que mantener vivo el odio y ganar la simpatía mundial hacia su causa. Los medios de comunicación hablan a diario de centenares de árabes muertos, pero no revelan que Hamas ubican sus misiles en instalaciones subterráneas bajo escuelas, mezquitas y hospitales con el obvio propósito, de hacer aparecer, ante la opinión pública, a los judíos como asesinos de inocentes.
Avivar el odio en aquellas familias musulmanas asentadas ya en la Franja de Gaza que pierden su patrimonio o la vida de sus hijos, y que si bien no quieren mucho a los judíos han aprendido a vivir con ellos. Ver sus hogares destrozados, sus hijos muertos, sus escuelas destruidas y sus ciudades asoladas recrudecen el odio contra quienes lo único que hicieron fue defenderse.
Sabías lector amigo, que Hamas, ha sido declarada Organización Terrorista, por la Unión Europea, los Estados Unidos, Canadá y Australia entre otros muchos países del orbe.
Sabías que desde el 2005, Israel se retiró de Gaza los terroristas de Hamas han disparado más de 14,000 misiles contra poblaciones de Israel. 5 millones de israelís viven bajo la amenaza de los ataques de misiles de Hamas.
Sabías que la carta fundamental de Hamas dice lo siguiente:
“Israel existirá, y continuará existiendo, hasta que el Islam lo destruya, de la misma manera que destruyó a otros en el pasado... El Día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes no luchen contra los judíos y den su muerte. Entonces, los judíos se esconderán detrás de las rocas y los árboles, y estos últimos gritaran: ‘! Oh musulmán!, un judío se esconde detrás de mí, ven a matarlo”.
No te confundas lector amigo, los fundamentalistas musulmanes no son amigos del progreso, de la libertad de cultos, de la libertad educacional, de la igualdad de géneros, son fanáticos religiosos que consideran a la mujer inferior al hombre, que no le permiten hablar con nadie que no sea familiar de su esposo, que aquella que ha sido objeto de un acto sexual, aun contra su voluntad, puede ser muerta lapidada. Que las mujeres tienen prohibido asistir a las escuelas y que aquellas que no usan el ‘hajib’ o velo, corren el riesgo de ser rapadas públicamente.
México luchó por la igualdad de las mujeres desde tiempo atrás y fue hasta 1953, cuando don Adolfo Ruiz Cortines, le concedió a la mujer, el voto y el derecho a ser votada. Es signante de múltiples Tratados Internacionales que protegen los Derechos Humanos. Ha legislado por la igualdad de géneros obligando a los Partidos Políticos a postular como candidatos a igual número de mujeres que hombres.
En esa virtud no puede ni debe permanecer inerme sin expresar el derecho de Israel a su existencia y su consecuente defensa, máxime que cuando se escribieron estas líneas, Hamas rompió por enésima vez la tregua pactada e Israel retiró a sus representantes que negociaban la paz en Egipto.
Como amante del derecho, nuestro país tiene la ineludible obligación de condenar el terrorismo de Hamas y exigir al pleno de las Naciones Unidas, su decidida intervención para acabar de una vez por todas con estas ideologías de la edad media y las grotescas posturas de Hamas, quien a costa de su propia sangre, pretende obtener la simpatía internacional.