2014-08-29 | 21:57:27

Sin sorpresa alguna, este domingo Pepe Mancha asumirá la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional; no necesita mucho, apenas el 10 por ciento de los votos del padrón que emitirá su sufragio y que de acuerdo a los amarres internos, está más que garantizado.
Domingo Bahena será su secretario general y aunque se pretendió vender la idea que es una planilla de unidad, la realidad es que esta postulación es la punta de la pirámide de la división y traición que se vive en el PAN veracruzano.
Hábilmente el grupo Todos Unidos Contra Yunes, que encabeza Enrique Cambranis, Julen Rementería y Juan Bueno, le pasaron de humo la propuesta a Miguel Ángel Yunes de hacer dirigente a José Mancha, pues hasta hace poco este último formaba parte del grupo Boca del Río que preside el clan de los Yunes Azules.
Sin embargo desde hace unas semanas quedó sellado un nuevo pacto albiazul entre los unidos contra Yunes y el diputado federal Víctor Serralde, quien hasta hace no mucho era uno de los flancos del grupo Boca del Río.
La ecuación es muy simple; en el clan de los Yunes el candidato a gobernador que impulsarán dentro del PAN se apellidará precisamente Yunes, por lo que si Serralde tiene aspiraciones a lanzarse a la candidatura tendrá que ser fuera de ese equipo, lo que definitivamente ganó más que su lealtad.
Por el otro lado, el resto grupo resto no tiene candidato sólido para la gubernatura y no piensa jugársela con la propuesta de los Yunes, por lo que de facto han realizado un pacto con Víctor Serralde.
De tal suerte que la dirigencia de Pepe Mancha dista mucho de ser una de unidad, pues con la repartición de las carteras quedará evidencia qué grupo resultó el ganador, aunque por lo que se advierte no es difícil adivinar que le ganaron esta partida a los Yunes, pues en la elección de Consejeros apenas ocupó 7 posiciones contra 50 de los afines a Cambranis y otro número similar de los incondicionales de Serralde.
Según ha trascendido, Miguel Ángel ya ha sido alertado de esta nueva traición y comenzará en breve una guerra interna en contra de la naciente dirigencia, pero principalmente contra el Rasputín azul, que es así como miran al legislador Serralde.
Es claro que la lucha por el control azul inició ya, pues de esto depende en buena medida de la selección de los candidatos a diputados federales en el 2015 y por tanto también, de quien domina el escenario de cara a lo que se viene en 2016.
Así que este domingo más que unidad, asistiremos a la crónica de una traición no anunciada, cuyos saldos definitivamente son de pronósticos reservados. Así las cosas.