lunes, 06 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De politica y cosas peores
‘Como México no hay dos’
2014-09-15 | 10:19:53
El joven esposo se acercó a su mujercita.
A las claras se veían sus intenciones. Dijo
ella: “Debemos controlarnos, Pitoncio.
Me preocupa el problema de la explosión
demográfica”. “A mí también me preocupa,
mi cielo -respondió él acercándose más-,
pero ya traigo encendida la mecha”...
Pirulina, muchacha de atractivas formas,
fue a confesarse con el apuesto y joven
cura recién ordenado. “Padre -le dijo-, me
acuso de que estoy perdidamente enamorada
de usted. En mis fantasías eróticas
me veo abrasada de pasión, entregados los
dos a ígneos deliquios de carnalidad. Bien
sé que tales pensamientos son un pecado
grave. ¿Cree usted que me salvaré?”. Le respondió
el curita: “Si te salvas es sólo porque
en seguida tengo que oficiar un bautizo.
De no ser por eso no te habrías salvado”...
A mí también me parecía chabacana,
patriotera y hueca la expresión “Como
México no hay dos”. Luego empecé a viajar
por todos los extremos del territorio
nacional; vi sus paisajes; conocí su gente;
disfruté su gastronomía infinita; me maravillé
con su arte y sus artesanías; con
su letra y su música; leí su historia y sus
leyendas.
Y entonces aprendí una cosa: como
México no hay dos. Vivo ahora en un deslumbramiento
permanente. Estoy enamorado
de mi país, quizá porque ando todos
sus caminos. Veo arrobado el austero desierto
de Sonora o de la Baja California; los
altos pinos de las montañas en el altiplano;
las selvas y bosques de niebla de Chiapas;
los fértiles valles del Bajío; las cañadas de
la Huasteca; el espléndido cielo de Oaxaca.
Admiro con igual mirada los prodigios
hechos por los hombres: las pirámides de
nuestros primeros padres; los palacios y
templos que España erigió en México; la
belleza multicolor de las cosas creadas por
nuestro pueblo; las nobles ciudades señoriales.
Antes, cuando alguien decía aquello
de “Como México no hay dos”, no faltaba
quien le respondiera, irónico y burlón:
“¡Cómo se ve que no has viajado!”.
Ahora, si alguien me dice que no es
cierto eso de que como México no hay dos,
le digo: “¡Cómo se ve que no has viajado!
Cuando conozcas tú país, cuando mires
sus cielos y su tierra, cuando recorras sus
caminos infinitos, y hables con su gente, y
entres en su ánimo y en su ánima, entonces
sabrás que es cierto eso de “Como México
no hay dos”...
Miss Peeny Senvy, feminista de las de
antes, daba una conferencia. Preguntó en
tono desafiante: “¿Dónde estaría el hombre
de no ser por la mujer?”. Respondió una voz
masculina desde el fondo: “En el Paraíso,
sin ninguna preocupación y güevoneando
todo el tiempo”...
Nalgarina Granderriére, vedette de
moda, le dijo al rico y senescente galán
que la cortejaba: “Me encantan los sonidos
susurrantes de la Naturaleza: el roce de
las hojas en los árboles; la caricia de una
ola que muere sobre la arena de la playa; el
murmullo del viento en la misteriosa soledad
del bosque; el leve ruido de un fajo de
billetes al ser contados...”...
Pepito jamás había visitado una granja.
Su papá lo llevó a una, propiedad de cierto
amigo suyo, y éste le mostró al niño los pollos
que criaba. Llegada la cena la esposa
del granjero mató un pollo y se puso a desplumarlo
para la cena. Pepito vio aquello y
le preguntó: “¿Todas las noches tiene que
encuerar a los pollos?...
Cae que no cae iba Empédocles Etílez
por la calle haciendo eses. Una y otra vez
el borrachín decía con tartajosa voz: “¡No
me tumbe, don José! ¡Don José, no me
tumbe!”. Un policía se le aproximó. Empédocles,
deteniéndose de las paredes para no
caer, seguía diciendo: “¡No me tumbe, don
José! ¡Por favor, don José, no me tumbe!”.
“¡Oiga, amigo! -le dijo el policía-. Aquí no
hay nadie que lo tumbe. ¿A qué don José se
refiere?”. Respondió el temulento: “A don
José Cuervo”...
Avidia, mujer joven, le dijo a una amiga:
“Quiero encontrar a un hombre amoroso,
romántico, tierno, espiritual, que me respete
y me comprenda. ¿Es eso mucho pedir
en un multimillonario?”...
El agente viajero trataba de convencer
a un señor de que le comprara un reloj a su
hijo. “Es muy bueno -le dijo-. El muchacho
no tendrá que darle cuerda. El reloj se da
cuerda con el movimiento de la mano”. Replicó
el señor: “Mi hijo es adolescente. Si
las cosas son como usted dice, entonces va
a encuerdar el reloj. (No le entendí)... FIN.

mirador
››armando
fuentes aguirre
Si Mozart hubiera creado el mundo
seguramente lo habría hecho como
su música: sonriente, claro y transparente.
Así miré ayer el día. Fui a la
montaña que amo y sé que me ama,
porque un amor como el que yo le
guardo tiene que ser correspondido.
Subí despacio la vereda y llegué al
sitio donde los pinos se abren y hay
una hondonada pequeñita que recoge
las aguas de la lluvia. Vi en la
tierra húmeda las huellas que dejó el
paso de un venado, y escuché el trino
de ese pajarillo presuroso que con su
canto fabricó su nombre: tildío.
Quedó lejana la ciudad, y quedó
lejos ese lejano yo que no soy yo. Aquí
estoy. Aquí estamos: cielo, montaña,
nubes, agua de lluvia, tierra, pinos y
bestezuelas, una más yo entre ellas.
Alguna vez yo ya no seré, y el mundo
seguirá siendo el mundo todavía. Yo
lo miraré con otros ojos -seré otro-,
y me veré en él como me miro ahora,
en la común fraternidad de todo lo
que existe.
¡Hasta mañana!...
manganitas
››por afa
“...Mucha gente está dejando de fumar...”.
Esa excelente medida
tiene un premio singular:
el que deja de fumar
está salvando su vida.


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