domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Aurelio Contreras Moreno
Columna: Rúbrica
Candidaturas ciudadanas, robadas por la partidocracia
2014-09-19 | 10:35:00
El descrédito en el que se han
sumido los partidos en México,
prácticamente por igual,
hizo que de unos años a la fecha
se pensara seriamente en
las candidaturas ciudadanas
como una opción para los votantes
que no se identifican con
ninguna de las ofertas políticas
existentes.
No es tampoco algo nuevo.
Siempre ha habido ciudadanos
que se han “postulado” por la
libre, sin estar respaldados por
un partido político en un proceso
electoral. Pero esa misma
condición independiente hasta
hace poco hacía imposible legalmente
que accedieran a un
cargo de elección popular aún
si llegaran a alzarse con la victoria
por sobre los candidatos
formales, lo que sí ha ocurrido
alguna vez, específicamente en
elecciones de ediles.
El año pasado, la muestra de
hartazgo ciudadano fue tal, que
se popularizó la idea burlona de
“postular” como “candidatos”
a animales, como una expresión
de rechazo a los políticos y
partidos tradicionales, que se
han alejado por completo de los
ciudadanos, cuyos intereses es
lo último que defienden cuando
llegan a posiciones de poder.
La idea prendió en las redes
sociales de una manera sorprendente,
lo que incomodó a
la partidocracia y a sus defensores,
que no creen que exista
otro camino para transformar
al país que el de participar en
elecciones a través de institutos
políticos desgastados,
desideologizados y cooptados
por verdaderas mafias que se
perpetúan en el poder y mueven
los hilos de éste a su propia
conveniencia.
Para bajar la presión social
sobre la pésima reputación de
los partidos que monopolizan
el acceso al poder, éstos decidieron
darle a los mexicanos,
en la reciente reforma política
aprobada en el Congreso de la
Unión, la “graciosa concesión”
de legislar y reconocer, tras años
de exigirlas, las candidaturas
independientes, sin que medie
la obligación de adoptar siglas
partidistas para ese objetivo.
Pero mezquinos como son,
lo que aprobaron está cerca de
ser una mera simulación. Los
requisitos para registrar una
candidatura independiente son
prácticamente infranqueables
para un ciudadano de a pie.
Por ejemplo, para postularse
a la Presidencia de la República,
se necesitan recabar y presentar
ante el Instituto Nacional Electoral
las firmas de aproximadamente
1 por ciento del padrón
electoral, lo que equivale a unos
780 mil votantes.
En el caso del Senado, se exige
la firma del 2 por ciento del
padrón estatal, y para diputados
federales, de 2 por ciento del
padrón distrital. Además, esto
deben costearlo con recursos
propios.
¿Quién tiene la estructura y
el dinero para cubrir esos requisitos?
Adivinó: los mismos
políticos que ya participan en
los partidos tradicionales.
Ellos son los verdaderos beneficiarios
de esta legislación,
que les permitirá mantenerse
dentro de la “jugada” electoral
aún si sus partidos de origen no
los convierten en candidatos,
o bien como estrategia para
dividir y pulverizar el voto de
los sectores de la sociedad que
no estén corporativizados.
No es que la solución a una
nuestras desgracias nacionales
sea votar por un gato o un burro
(sin alusiones a nadie). La intención
era, y sigue siendo, devolver
a la palabra “democracia”
su sentido primero: que el poder
sea del pueblo, de la gente.
Sin embargo, la partidocracia
también nos robó eso.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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