2014-09-28 | 10:19:16

Por considerarlo de justicia y omitiendo los nombres de los participantes, me permito relatarles la siguiente historia ocurrida en esta ciudad y cuyos personajes tienen nombre y apellido.

En el año (?) una parturienta es atendida por dos prestigiados ginecólogos en un conocido sanatorio de la localidad. El bebe nace con una malformación craneal y en malas condiciones de salud. Días más tarde (cuantos días) abandonan el sanatorio.

Diez meses más tarde el bebe fallece y el médico de la Beneficencia Española que lo atiende emite un certificado de defunción en el que indica que las causas de la muerte fueron originadas por un paro cardiaco derivado de un traumatismo craneoencefálico. La mamá del bebe procede a su incineración pese a tener conocimiento de que tanto ella como su ex esposo habían interpuesto una denuncia penal en contra de los dos médicos que la atendieron en el parto.

Debe aclararse que antes del parto, la mama del bebe había sufrido un grave accidente automovilístico que requirió un tratamiento médico prolongado ya que hubo que reconstruirle la mandíbula sin poder ingerir alimentos sólidos por una temporada (¿breve?).

El Ministerio Publico en el ejercicio de sus funciones y atento al contenido del artículo 147 Bis del Código Penal, solicitó a la Comisión Nacional Medica del Estado de Veracruz el dictamen correspondiente, mismo que resultó negativo para los intereses de los denunciantes. Estos, inconformes, solicitaron que peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado rindieran su propio dictamen para dilucidar si había existido negligencia o responsabilidad profesional durante el parto y el cuidado posterior.

Estos peritos, en un monumento a la estulticia, dictaminaron que la causa de la muerte del menor era la mala praxis. Este término indica que el o los médicos tratantes, sea por acción u omisión en la prescripción de medicamentos ó una indebida intervención medico quirúrgica, por impericia o negligencia produjeron un daño en la salud del paciente. Entendiéndose la primera como falta de precaución, discernimiento y buen juicio y la segunda entendida como falta de cuidado, asepsia y seguimiento. Sin embargo tal dictamen favorable a los denunciantes, es totalmente pragmático al no ofrecer ninguna razón o fundamento legal para establecerlo.

En cualquier pericial no basta opinar, ésta debe apoyarse en pruebas concretas que pueden probarse en un proceso. La probanza en cita únicamente trató de refutar los argumentos de CONAMED, usar su misma bibliografía y es totalmente omiso en cuanto a fundamentación técnica.

En ese estado de cosas, el Ministerio Publico determinó el no ejercicio de la acción penal por considerar que no había elemento de prueba alguna que demostrara fehacientemente que los médicos tratantes hayan sido directa o indirectamente responsables de la muerte del menor. Inconformes con tal resolución los denunciantes presentaron un recurso de inconformidad que fue turnado a la Sala Constitucional para que confirmara o revocara dicha determinación. La

Sala ordenó que se practicara una nueva pericial a cargo de CONAMED México para que fungiera como perito tercero en discordia, sin que a la fecha la haya rendido.

Lo hasta aquí relatado constituyen los hechos de esta indagatoria, pero el tra$fondo de este asunto es el chantaje de los denunciantes que pretenden obtener un millón de pesos de los médicos acusados falsamente, no obstante que la madre del bebe es nieta del ginecólogo que la atendió y mantuvo durante todo este tiempo y su ex esposo, autor intelectual de esta bajeza. Los médicos que, no cobraron un centavo por su intervención, se encuentran hoy bajo la amenaza de ir a prisión con el consecuente desprestigio o ceder al chantaje de este par de vivales.

Este infortunado caso demuestra una vez más, lo bajo en que ha caído nuestra juventud y la evidente pérdida de los valores morales. Como dijera Rodrigo Díaz del Vivar a Alfonso VI… cosas veredes mio cid que faran fablar las piedras.

En su momento amigo lector conocerás el desenlace de este triste caso de la vida real.