domingo, 28 de abril del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Juegos de Poder
¿Dónde está la obra pública?
2014-10-02 | 10:39:20
El primero que me lo advirtió fue el economista Raúl Feliz hace un par de meses. Algo raro estaba pasando. Mientras que la Secretaría de Hacienda reportaba un incremento en las partidas de inversión física, la supuesta obra pública no se reflejaban en las cuentas nacionales que mide el INEGI.
El enigma, al parecer, continúa. Así lo afirma el último reporte semanal del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) fechado el pasado 29 de septiembre: “La construcción de obras de ingeniería civil, que se refiere principalmente a obras de infraestructura, se mantiene con tasas negativas, lo cual es preocupante puesto que contradice lo que han venido afirmando las autoridades hacendarias en cuanto al dinamismo con que se está ejerciendo el gasto público en general, pero en especial el relacionado con la inversión física, que de acuerdo con los resultados de las finanzas públicas, en julio creció a una tasa anual de 16.4% real y en el periodo enero-julio 28.9%. La preocupación se fortalece cuando se observan los resultados de las cuentas nacionales, en los que se reportó que en la primera mitad del año la inversión pública se contrajo a un ritmo anual de 8.4%”.
Sube el gasto en inversión según Hacienda pero bajan las inversiones públicas según las mediciones del INEGI. Muy raro. ¿Qué lo explica?
En su columna del 23 de septiembre, el economista Jonathan Heath, habla de dos posibles hipótesis:
“El gasto que reporta SHCP en su reporte mensual de finanzas públicas abarca solo el gasto federal, mientras que las cuentas nacionales incorporan el gasto público total, es decir, además del federal incluye el de los estados y municipios. Esto nos lleva a una primera hipótesis: la SHCP ha repartido recursos a los estados y municipios (por lo que ya lo apuntaron como gasto), pero resulta que ya sido una simple transferencia a los fondos locales, que todavía no se ejerce en obras físicas. Esto pudiera ser parte de la explicación, pero resulta difícil creer que los gobiernos locales están inundados de dinero y que no lo han aprovechado.
Una segunda hipótesis es que el gasto público simplemente no tiene mucho valor agregado. El hecho de que no pinta en las cuentas nacionales es porque es un gasto ineficiente, plagado de corrupción, burocracia y programas de nulo impacto (transferencias) sobre la actividad económica”.
Esta última hipótesis también la menciona el CEESP en el reporte arriba citado: “si bien la Secretaría de Hacienda reporta como ejercido el gasto en inversión física, no se refleja en la inversión total, lo cual puede fortalecer la percepción de la ineficiencia que prevalece en el ejercicio del gasto público”. De comprobarse esta hipótesis, sería una pésima noticia.
Lo cierto es que el gobierno ya está aplicando su política keynesiana de gastar mucho para estimular la economía, pero esto no ha tenido un efecto positivo importante en inversión física. En cuanto si ha estimulado o no el crecimiento económico, es indudable que este segundo semestre hay un aceleramiento con respecto al primero, pero tampoco podemos presumir, todavía, un impresionante efecto multiplicador del gasto público. La economía sigue un tanto débil porque la confianza del consumidor se mantiene baja, lo cual se ha reflejado en un estancamiento en las ventas al mayoreo y menudeo.
Muchas preguntas rondan en el ambiente económico actual: ¿En qué está gastando el gobierno? ¿Dónde está la obra pública? ¿Por qué no se refleja el gasto de inversión en un incremento en la cuentas nacionales? ¿Está sirviendo el gasto público para estimular el crecimiento económico?
Para que una política keynesiana funcione, el “multiplicador del gasto” debe ser mayor de uno, es decir, el Producto Interno Bruto debe crecer más de lo que en términos relativos creció el gasto público. Todo indica que, hasta ahora, ese multiplicador no ha sido mayor de uno sino menor de uno. Esto significaría, como intuyen Heath y el CEESP, que el gobierno está gastando mal. Que estamos tirando mucho dinero público a la basura. Dinero, huelga decir, que pagamos los contribuyentes presentes con nuestros impuestos y los futuros que tendrán que solventar la creciente deuda pública.

Twitter: @leozuckermann
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