2014-10-02 | 22:10:33

Para la prensa mexicana debe ser ofensivo y degradante que sean los medios norteamericanos que cuestionen al presidente Enrique Peña Nieto sobre el fusilamiento que hicieron miembros del Ejército mexicano a 22 jóvenes en un poblado del Estado de México.
La disciplina en las fuerzas armadas no se manejan los mandos de abajo hacia arriba. Siempre existe un superior que es el que da las órdenes. Tratar de culpar a un subteniente y seis soldados rasos del brutal asesinato de los jóvenes de Tlatlaya, es romper el hilo por lo más delgado y no es aceptado. Muchos oficiales de alto rango se encontrarían involucrados en esta decisión de borrar toda huella de esta masacre realizada por los militares, que inicialmente fuera publicada en la prensa extranjera y no le quedó a los controlados medios nacionales más que darle seguimiento. Tuvo que ser la ONU la que denunciara otro hecho similar.
Con lo que está ocurriendo en los planteles universitarios donde se unen los estudiantes en torno a unas medidas en el cambio del programa de estudios del Instituto Politécnico Nacional, se trata de un buen pretexto para dar cauce a la rebeldía universitaria sobre la grave situación que vive el país, tanto en lo económico como en el espinoso terreno de la inseguridad.
Pareciera que se vive la tensa situación del mes de octubre en que ocurriera la matanza del 68 en Tlatelolco, donde participó el Ejército, una de las instituciones más cuestionadas en este sexenio.
La historia nunca culpó a los generales que ordenaron disparar en contra de los estudiantes universitarios, siempre se supo que la orden vino del Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, en este país, es el presidente de la República.
El presidente Peña Nieto, quien estuviera identificado con Carlos Salinas de Gortari y que algunos prestigiados columnistas capitalinos como Sergio Aguayo lo colocan con los mismos tintes dictatoriales de los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Álvaro Obregón.
Lo ocurrido en Guerrero con el atentado al equipo de futbolistas, la muerte violenta de los estudiantes normalistas y el asesinato de un líder estatal de oposición, van creando ese peligroso clima que están despertando al México bronco que vaticinara Jesús Reyes Heroles, el ideólogo de la Revolución Mexicana.
Guerrero ha sido la cuna de los famosos guerrilleros Lucio Cabañas y del maestro Genaro Vázquez Rojas, quienes acompañados de estudiantes y campesinos formaron el primer ejército rural. Este último fue recibido por el presidente Adolfo López Mateos, ante quien denunció la falta de garantías constitucionales en el estado.
La Dirección Federal de Seguridad de aquellos violentos años estaba al mando de Fernando Gutiérrez Barrios. Él conocía a la perfección los movimientos de la guerrilla mexicana y la cubana que se preparaba en tierras veracruzanas.
Posdata: Por razones de un descanso a un espíritu guerrero, así como de una obligada y necesaria preparación académica y cultural, esta columna se dejará de publicar la próxima semana.