2014-10-05 | 11:05:30

El 2 de octubre no se olvida, es la consigna anual al celebrarse los acontecimientos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, donde se ejecutó la matanza de centenares de estudiantes que protestaba contra el Status Quo.
En efecto, el 2 de octubre no se olvida, pero lo que sí mantenemos en el olvido es la represión que estudiantes veracruzanos padecieron en Xalapa el 26 de septiembre de 1968, una efeméride que duerme el sueño de los justos en el calendario local.
Fue esa fecha, seis días antes de la tragedia del 2 de octubre, cuando estudiantes universitarios, catedráticos y amas de casa fueron reprimidos con violencia en la capital de la entidad, para tratar de sofocar su propia revuelta estudiantil.
Aunque por fortuna se sabe que no hubo muertos aquella refriega, eso no hace menos la golpiza y encarcelamiento que padecieron algunos líderes y ciudadanos por aquella manifestación.
Para combatir a las bestias del olvido se editó hace años un el libro, sobre ese acontecimiento: ‘El 68 en Xalapa y el liderazgo estudiantil en la Universidad Veracruzana’.
En ese libro se abordó el movimiento magisterial de la Universidad Veracruzana que surgió en el Instituto de Antropología, donde se conformó la coalición de trabajadores de la Universidad Veracruzana (UV), quienes protestaron contra el gobierno de Fernando López Arias, por la disminución del presupuesto de la máxima casa de estudios.
Para como estaban las cosas en esos años, el presupuesto asignado a los cuerpos policiacos superaba con mucho al destinado a catedráticos e investigadores universitarios.
Los meses de junio y julio fueron de gran movilización; marchas, plantones y denuncias a las que se unieron los estudiantes al considerar justas las demandas del profesorado.
En varios capítulos se citan reflexiones como la anterior, de participantes de aquellas protestas, como la estudiante de antropología de aquella época, Alicia González Cerecedo.
En su texto González Cerecedo narró los meses de persecución a la que se vio sometida, como le sucedió a otro líder y hoy catedrático universitario, Ernesto Fernández Panes, quien incluso estuvo escoltado y vigilado durante el sepelio de su padre.
Cerecedo recordó en su texto que forma parte del mencionado libro, a los maestros Roberto Williams García, Eloy Antonio Espíndola, Luis Reyes García; por la Facultad de Antropología, a Jesús Morales Fernández, Antonio Ocampo, Roberto Bravo Garzón, entonces maestro del área de Humanidades.
Entre los estudiantes, a Rafael Arias Hernández, entonces Presidente de la Directiva de la Facultad de Economía, Humberto Troncoso Olivares y Juan José Rodríguez Prats de la Facultad de Derecho, dada su importante participación en el movimiento magisterial veracruzano.
Mucha historia que contar y muy poco espacio, lo que motiva a proponer, que las organizaciones sociales genuinas que abundan en la entidad, promuevan el inicio de la conmemoración anual del 26 de septiembre del 68, antesala del emblemático 2 de octubre y decir, que el 26 de septiembre tampoco se olvida.

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