2014-10-08 | 22:21:27

- Tiburones Rojos de Veracruz urge un revulsivo
- El futbol es el deporte de la “gran discordia”

GUADALAJARA ya hizo lo suyo al cambiar de Pastor en la persona del “Chepo” de la Torre, Leones Negros de la Universidad de Guadalajara ya empezaron a sumar y en partidos en verdad “bravos” y Puebla ha denotado una actitud diferente con “El Chelís”, todos involucrados en el tema del descenso.
Mientras que en Veracruz se mantiene y se respeta el proyecto inicial que no es malo si se pensó en esa tripleta de timoneles que juntos podrían hacer maravillas, el tema es que a la fecha no lo han logrado.
Carlos Reinoso es técnico probado, con experiencia y con un largo camino recorrido, Juan Antonio Luna ni se diga, mientras que Cristóbal Ortega, posiblemente el de menor experiencia porque reconoció que este será su debut, pero que tiene larga trayectoria en el futbol que para nada la espanta la empresa que tiene enfrente.
No obstante, como esto es de números y éstos positivamente no llegan, muy a pesar de que sean grandes personas y mejores amigos, tendrían que dar un paso al costado, porque a diferencia del beisbol en el que los jugadores pueden causar baja en cualquier momento, en el futbol el trámite es diferente.
En este deporte no hay secretos y para nadie será secreto que Kuri y compañía ya deben de tener opciones y barajas bajo la manga por lo que se pueda ofrecer. Nombres de gente de calidad en la banca hay muchos, pero siempre entendemos apostando a la mesura de los dirigentes por el respeto que merecen la “trilogía” ex americanista.

SIN DUDA EL FUTBOL es el deporte más popular, pero también es el más enigmático y el que más pasión levanta, desde niños, adultos y adultos mayores, profesionales y amateur.
Y es que a lo largo de todos estos años hemos podido ver, palpar y experimentar, cualquier cantidad de expresiones, de manifestaciones, de recovecos, de justicias y también lo opuesto a esto, todo en torno a este fenómeno social y bello deporte.
Solo por alusión al tema, el asunto del debut en la primera división y en cualquier circuito profesional resulta un objetivo tan anhelado como esperado por los practicantes de este deporte, algo que al paso del tiempo se deja de lado porque el siguiente escalón es mantenerse y seguir en plan ascendente.
Los jugadores de divisiones menores quieren escalar a la inmediata categoría superior, ya estando en el máximo circuito, el paso siguiente es estar en la selección nacional y finalmente brincar el “charco” y jugar en Europa. Este es el camino.
Pero en la mayoría de los casos, no en todos, los escalones que tienen que subir los protagonistas no son tan fáciles como parece, porque en la mayoría la mirada subjetiva de los entrenadores propiciada por el tema de que cada quien ve el futbol diferente, suele “atorar” en el camino a más de un buen jugador.
Por ello, nos llamó la atención cómo es que debutó y porqué lo hizo el joven escualo Omar Rosas, válido a todas luces porque seguro se lo ganó, aunque poco se haya escuchado antes de él.
Pero esto no es lo más complejo del caso, lo difícil es que quienes lo pusieron ahí le den la regularidad, el apoyo y la continuidad en sus apariciones. Porque no es la primera vez que aparecen jóvenes y después poco se sabe de ellos.
Por ejemplo, llama la atención que el porteño Edgar Von Putliz, promocionado por Juan Antonio Luna en la Copa de hace un año, ahora no aparezca ni en el plantel de la Sub 20, ya que muy seguramente está en la segunda división de Orizaba, iniciando digamos de cero.
No quiero ni imaginar cómo se sentirá el chavo que a pulso se ganó llamar la atención de su técnico, jugar Copa con los escualos y ahora no aparece en la plantilla escuala, clara muestra de que no tuvo continuidad. Pero solo él y su técnico lo sabrán.
En categorías infantiles el fenómeno está más acentuado, porque siendo tan chavos los integrantes de la plantilla, da para poner a jugadores posiblemente de menor calidad que los que se quedaron en la banca, precisamente por la subjetividad que en cada individuo se le permite “interpretar” las capacidades de los jugadores.
Es decir, a veces no aplica la frase esa de que al final “estará el que mejor juega”.
Y lo anterior se recrudece más en el futbol de veteranos, donde normalmente la mitad de un equipo, de los que sostienen los gastos de la plantilla, tienen que alinear por más limitados que futbolísticamente sean.
Aquí, a menos que el principal “patrocinador” asuma su papel de querer a los mejores sobre el campo de juego es como se aplicará en buena medida la justicia, aunque a menudo los que nunca recibieron una invitación a integrar un equipo por sus reales condiciones, tienen ahora la oportunidad de disfrutar de este deporte por el simple hecho de ser los “dueños de la pelota”.
También es cierto que los “mejores” suelen costar algunos pesos a esos dueños de la pelota, ya que es indispensable equilibrar al equipo para, en buena medida aprender y, si es posible, poder regocijarse con una que otra victoria en el campeonato.
Este es, en efecto, el mundo del futbol, de ayer, de hoy y seguro del mañana. Un deporte que se convierte en una pasión a la que una vez practicado, pocos se resisten a no seguir experimentándolo.