martes, 30 de abril del 2024
 
Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Armando Gálvez: in memoriam
2014-10-11 | 21:47:06
La figura, pensamiento y personalidad de Armando Gálvez Pérez-Aragón, recibió un homenaje de la comunidad de su alma mater la Universidad Cristóbal Colon en donde estudio la carrera de derecho y fue egresado de la primera generación en 1078-1981, cuando el famoso padre Antonio Torrente Viver, rector de la UCC, nombra como primer director de la nueva carrera al destacado jurista y maestro Heriberto Sánchez Vargas.

Es inscribieron en la naciente carrera de derecho un promedio de 26 alumnos, se trató de una matrícula que garantizaba un excelente futuro en esa área a la UCC, en la que el padre Torrente deposita toda su confianza en la visión del humanismo que profesa uno de sus más destacados maestros como el licenciado Heriberto Sánchez Vargas, quien figuraba como catedrático de varias materias de importante trascendencia jurídica en las carreras de Contaduría y Administración de empresas en boga en tiempos del famoso Jorge Mario Remes Ripoll.

La disciplina, orden y filosofía humanista de la nueva carrera de derecho en la UCC se constituyó en ejemplo para las nuevas generaciones, en ese primer grupo llegaron varios jóvenes deseosos de triunfo y superación, entre ellos un joven inquieto y dinámico, se trataba de Armando Gálvez Pérez, quién de inmediato empezó a figurar como el alumno más aventajado en el grupo.

El maestro Sánchez Vargas, como un padre con sus hijos, siguiendo la filosofía del padre Torrente, buscó a los mejores maestros que en materia de derecho impartieran las diferentes materias semestre a semestre.

Entre quienes destacaba a personajes de la carrera judicial en activo o a quienes por su trayectoria en el campo del derecho estaban sobresaliendo en ese momento: José Luís Arellano Pita, Miguel Angel Hernández, Yolanda Ruiz de Mirón, Daniel Martí Sandria, Vicente Salazar Vera, Alfonso Ortiz, David delgadillo, Francisco Arias y el secretario de la carrera Ernesto Arreola.

Pasaron los primeros cuatro años, y de los jóvenes iniciales, sólo once lograron egresar con las materias al ciento por ciento, Armando Gálvez, Leonor Guerra, Tomás Martínez, Eduardo Salas, Jorge Martínez, Cointa Gómez, Miguel Angel Maciel, José Cándido Valera Tinoco, Fernando Zamudio, Joaquín Pérez y Raúl López.

Armando Gálvez, desde el primer día de clases se convirtió en el líder, guía y benefactor del grupo porque esperaba las vacaciones escolares para ir a trabajar a la ciudad de México en el restaurante de su hermano.

Los días siempre transcurrieron entre risas bromas, anécdotas, debates en el aula y mucho estudio. Va la anécdota llegó el final, se trataba del día de la consumación de los estudios, el padre Torrente accedió a solventar todos los gastos de la fiesta de graduación de los nuevos abogados de la UCC, antes las fotos del recuerdo con los maestros en los patios de la universidad. Y los alumnos prepararon una gran broma a s tres de sus compañeros, se trató de no ir a la fiesta en una señal de decir no al esnobismo o a la diversión, sino a darle prioridad a la siguiente fase la del trabajo porque a juicio de la mayoría había que concentrarse en otros temas.

Así es como Armando, desarrolla una labor de acercamiento con el notario Francisco Arias, para después asistir a un postgrado a Cambridge en Londres, mientras intercalaba su tiempo como guía de turista en Estados Unidos para hacerse de recursos. Accede al IPADE y se une al equipo de destacados colaboradores del exitoso notario veracruzano en la ciudad de México, Ignacio Morales Lechuga, desde donde se postulo mediante examen de oposición a obtener su propia notaría en donde igual que a sus maestros notarios, alcanzó con el tiempo un gran prestigio en la ciudad de México.

En formas esporádicas venía de visita a Veracruz, para ver a sus amigos, compañeros y maestros, pasar al saludo obligado a quienes habían sido sus maestros y a los alumnos de las nuevas generaciones de la UCC.

También en su estado natal Veracruz, ya con el éxito a cuestas monto varias empresas del ramo energético y transformó en empleo algunos de los inmuebles heredados por sus padres don Luis Gálvez Aiza y doña Gela Pérez de Aragón de Gálvez, ambos una pareja muy apreciada en la ciudad porteña.

En su desarrollo profesional, Armando Gálvez se mostró como un férreo defensor del derecho con apego a la ética y profunda honestidad.

A su inesperados y violento deceso en la ciudad de México, hace unos años, se trató de manchar su impecable imagen con un asunto que llevó y del que fue fedatario con un tema de impresionan obra artística resguarda en una museo de Nueva York, pero salió limpió como sucedió en toda su vida, luego de que unas balas le quitaron la posibilidad de estar en este mundo sirviendo desde su despacho y queriendo a su familia, especialmente a sus hijos y sobrinos. Armando forma parte de las estadísticas de la violencia en el país, pero su nombre, ejemplo y trayectoria junto a su inquebrantable espíritu de abogado, sigue vivo, gracias a su temple y su carácter que formó como estudiante de derecho y luego como un notario de gran prestigio en la ciudad de México.

El pasado viernes, su familia entregó como fue su voluntad todo su acervo jurídico personal a la biblioteca de la Universidad Cristóbal Colón, en una sencilla ceremonia en la que se significó a quien seguirá pasando lista de presente en su alma mater y una de las instalaciones lleva ya su nombre en recuerdo, pero también en homenaje a Armando Gálvez Pérez-Aragón. Descanse en paz. Así las cosas.


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