2014-10-13 | 09:41:20

Sigue la polémica
sobre la gubernatura
de dos años
que es impulsada
por el gobernador
Javier Duarte de
Ochoa y se desconoce
la decisión
que se tomará en
las altas esferas federales
sobre este
breve período en la
nueva administración
estatal.
De antemano
se descartan los
dos senadores priístas José y Héctor Yunes de
participar en una contienda electoral bianual,
conscientes que el partido tricolor la tiene complicada
para obtener un triunfo en una elección
normal, mucho menos en la que se pretende por
tan corto tiempo.
Si bien existía un gran riesgo que el PRI siguiera
en el poder después de una hegemonía
de más de ochenta años, la dificultad se complicaría
aún más si fuera por este período de
dos años, máxime que las dos cartas priístas
con posibilidades no participarían, dejando el
camino allanado para que el neopanista Miguel
Ángel Yunes Linares, se quede con el gobierno
estatal y cobre venganza hasta de tipo penal, en
contra de las dos pasadas administraciones estatales,
utilizadas estas acciones judiciales como
su mejor y más redituable bandera electoral.
Para cualquier analista político sabe que no
existe un personaje político de la administración
estatal que pudiera competir con el ex director
del ISSSTE.
Si bien en este
singular caso la
decisión sería presidencial
tendría
informes precisos
el presidente Peña
Nieto del peligro
que encierra para
su partido político
perder una
entidad con la
importancia que
tiene Veracruz.
En una encuesta
realizada por
el senador Yunes
Landa y supuestamente
sufragada
por el gobierno de Puebla, se coloca en un
primer sitio con una mínima ventaja sobre Yunes
Linares y empatado con el segundo lugar por
el senador Yunes Zorrilla, en dicho estudio de
intención del voto registra que si compite como
candidato ciudadano la ventaja se triplica, indicando
con ello el rechazo y repudio del pueblo
veracruzano a cualquier partido político.
En dicha investigación aleatoria no figuran
los políticos de la administración estatal no
obstante que son mencionados y los números
del informe estadístico no llega ninguno de
los miembros del gabinete duartista a los dos
dígitos.
Lo ocurrido en las tumultuosas manifestaciones
en diferentes partes del país sobre la
barbarie cometida en contra de los estudiantes
normalistas de Guerrero, se dejó en claro la
impugnación generalizada en contra de cualquier
miembro de la clase política mexicana,
sin importar a que partido político pertenezca.
No se imaginó el ingeniero Cuauhtémoc
Cárdenas que se objetara su presencia en una
marcha de la sociedad capitalina ya que se consideraba
como una figura respetable dentro del
quehacer político, sin considerar la antipatía
que despierta cualquier persona que haya sido
funcionario y que figure dentro de un instituto
político, como es su caso específico de ser el
emblema moral del cada día más desprestigiado
PRD, que cobijara dentro de sus filas a los
responsables directos de la masacre ocurrida en
el municipio de Iguala, funcionarios protegidos
por el Comité Nacional que manipula la tribu
de los Chuchos.