lunes, 06 de mayo del 2024
 
Por Alfonso Villalva P.
Columna: Por si no te vuelvo a ver
Por si no te vuelvo a ver
2014-10-17 | 09:39:08
Lo lamento, pero a estas alturas, lo más
seguro, es que no te vuelva a ver. Es un razonamiento
objetivo, créeme, contradictorio
con mis mejores deseos y las inenarrables
intensidades de mi voluntad por volver a
verte. Lo lamento. Si de mí dependiera…
Pero es muy claro que, lo más seguro, es no
volverte a ver.
Quizá sea por eso mismo que estas tú,
que estoy yo, en este trance de proporciones
trágicas del que parece no haber escapatoria
digna, ni decorosa, ni mucho menos
que contenga, como la novela de Taibo II,
un final feliz. Es jodido, termine como termine.
Es como estar cierto, a pesar de las
declaraciones en contrario, de un resultado
fatal que ya solamente resta ser verbalizado
por alguien, por quien se atreva o por quien
usualmente sea portador de mensajes chocarreros
semejantes.
Pero, por si no te vuelvo a ver, te escribo.
Prefiero dejarlo en blanco y negro y
en letra de molde. Con olor a tinta para
que no lo vayamos a olvidar jamás, como
hemos olvidado todos los demás casos y
asuntos idénticos al tuyo que se empolvan
con nuestra indiferencia, frivolidad y corta
memoria fácilmente cautivada por el nuevo
escándalo o la tragedia naciente de la semana
que sigue, que ocupa los encabezados
de la prensa, los estelares nocturnos de la
televisión.
Escribo por si acaso no se presenta de
nueva cuenta la coyuntura de poder atestiguar
tu existencia material, y la mía, tan
directamente relacionada a la tuya.
Porque esa es otra, verás, y pareciera
que nadie se entera mientras vierten sus
flamígeras y rabiosas declaraciones, demandas,
contrademandas y reproches, que
pretenden más reivindicar una postura ficticia,
un derecho ajeno que pueden adquirir
por accesión o, en algunos casos, hasta una
carrera política, por construir o por evitar
su desmoronamiento.
No se quieren enterar que tu vida es la
mía colega, la de los otros miles caídos,
y la de quienes fracasan intentando dar
explicaciones que minimicen tu desgracia
y la mía, mediante la asignación de culpas
ajenas y la concertacesión partidista
cuya mira está solamente en las próximas
elecciones.
Se nos olvida, aparentemente. Soslayamos
el hecho de que segar tu futuro es segar
el mío. Y el de todos. No puedes seguir siendo
una cifra en la estadística de desgracias
nacionales. No. Me niego rotundamente a
aceptarlo. No puedo ser yo un número más
que, al igual que tú, me agrego a la lista de
desaparecidos o cadáveres encontrados en
el asfalto, en una fosa clandestina, o en una
cantina sin licencia de funcionamiento.
Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Chiapas,
prácticamente, toda la República. Olvidamos
descaradamente que las cifras tan
manipuladas representan las vidas de los
humanos que habitamos por aquí.
Porque una cifra no eran tus carcajadas,
ni tu ilusión por construir una vida con el
amor que te llegó algún día -tu hoyo en el
estómago cuando la mirada de tu pareja
se posaba en la tuya-; ni con el ejercicio
de tu profesión, ni la búsqueda incansable
de tus sueños. Una cifra no es las tardes
que dejaste de ver la puesta del sol, ni la
consolación que le pudieras dar a tu madre
o a tu padre cuando llegase la enfermedad,
o la senectud. Una estadística no compensa
a los hijos que tú ya no tendrás ni verás.
Esos hijos como los que tenemos quienes
groseramente usamos las estadísticas, te
usamos a ti.
Por si no te vuelvo a ver, dejo estas líneas
para ti, para cada uno de los cuarenta y tres
estudiantes que hoy echamos de menos,
que siempre echaremos de menos. Para
los que murieron en el sitio, para los que
aparecieron y seguirán apareciendo en las
fosas clandestinas, para los que día a día
caen abatidos con la metralla de la ineptitud,
la indolencia y el daño colateral de
quienes soezmente se arrebatan los cargos
públicos para enriquecerse, de quienes son
tus verdugos finales cuando auspician,
solapan y hasta promueven la corrupción
que tanta violencia ha generado, que tantas
vidas mexicanas ha desgraciado, que
tantos futuros ha descarrilado.
Tu destino es el mío, el de todos, porque
quienes hoy no se despierten por la noche
consternados con tu desgracia son –somos-,
seguramente, los que siguen en la
lista de una desgarradora tragedia más,
de un deterioro más, de un peldaño más
abajo que nos aproxime al infierno. Lo dejo
escrito, solo por si no te vuelvo a ver…
Twitter: @avp_a
columnasv@hotmail.com


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