domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Aurelio Contreras Moreno
Columna: Rúbrica
Un país sin ley
2014-10-17 | 09:45:32
Los recientes hechos criminales que
han cimbrado a México y consternado
a la opinión pública nacional e internacional
no dejan lugar a dudas de la
descomposición institucional y social
por la que atraviesa nuestra nación.
Más allá de que al final no fueron de
los estudiantes normalistas desaparecidos
los cuerpos encontrados en las primeras
fosas clandestinas descubiertas
en Iguala, Guerrero, en los días pasados,
eso no quita que hay verdaderas historias
de horror enterradas bajo el suelo en
varias regiones del país, y que la población
se encuentra indefensa ante actos
que no son otra cosa que terrorismo de
Estado.
Porque no puede calificarse de otra
manera que sea la misma policía la que
secuestre y desaparezca a la población.
Es inconcebible que las autoridades
como el prófugo alcalde de Iguala, José
Luis Abarca, estén a las órdenes de los
narcotraficantes y como si nada se den
a la fuga con el “permiso” del Cabildo.
Y lo peor, que todos saben dónde está.
Su hija Afar, que vive en Cuernavaca,
no ha dejado de dar pistas en las redes
sociales.
El fracaso de la estrategia de seguridad
del gobierno de Enrique Peña Nieto
está siendo desnudado en toda su magnitud.
Mientras en Guerrero la policía
ataca, desaparece y asesina personas,
en Tamaulipas las bandas criminales
ejecutan sin problema a activistas de
redes sociales, como es el caso de María
del Rosario Fuentes Rubio, quien reportaba
situaciones de riesgo por violencia
en la ciudad de Reynosa; en Puebla, las
manifestaciones de descontento son
reprimidas por órdenes del gobierno
estatal con consecuencias trágicas; y
en Veracruz, en tanto, la inseguridad
ref lejada en secuestros, homicidios y
asaltos escala, y las autoridades prefieren
minimizarla con “ocurrencias” que
sólo ofenden la inteligencia y el dolor de
la población que la ha sufrido.
La ineficacia del Gobierno de la República
para devolver la tranquilidad
al país, la colusión de las autoridades
estatales y municipales con los grupos
delictivos, por obra u omisión, está desvaneciendo
la imagen de ensueño que
se pretendió vender a los inversionistas
extranjeros con las reformas estructurales.
Sin certeza sobre la seguridad,
difícilmente vendrán al país las empresas
con las que el gobierno cuenta para
hacerse de recursos.
Lo que los tecnócratas que gobiernan
México no han entendido es que con el
nivel de impunidad y corrupción que
siguen imperando en el país es imposible
pensar en transformaciones reales,
de fondo, simplemente porque de ahí
proviene la podredumbre que carcome
las entrañas de esta nación. Si no se
empieza por ahí, por sanear todas las
estructuras y cuerpos de seguridad y
procuración de justicia, por castigar a
quienes cometan delitos, desde el más
ínfimo hasta el peor crimen, no tendremos
remedio, ni esperanza.
El problema es, como me lo dijo la tarde
de ayer un chofer de taxi, que México
es un país sin ley.
Acuse de recibo
Más vale ser “chachalaca agorera”,
que centavero succionador muerdealmohadas.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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