domingo, 28 de abril del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Apuestas
2014-10-18 | 09:46:33
Un conductor iba manejando erráticamente su automóvil. Lo detuvo un patrullero que le preguntó: “¿Ha estado usted bebiendo?”. “Sí, oficial -respondió con paladina sinceridad el hombre-. Salí de la chamba y fui a un bar con mis compañeros. Ahí me tomé cinco o seis whiskies. Luego fui a una cantinita que suelo frecuentar con mis amigos, y me bebí una docena de cervezas.
En seguida uno de ellos me invitó a su departamento, y ahí casi me acabé una botella de vodka. Después visité a una amiguita que tengo, y con ella di buena cuenta de un litro de tequila. Como usted podrá imaginar, ando perfectamente borracho”. Dijo el agente, severo: “En ese caso, señor, le pido que descienda de su vehículo a fin de hacerle una prueba con el alcoholímetro”. “¿Qué? - se indignó el temulento-. ¿No me cree?”.
En un burdel, mancebía o lupanar un individuo apostó 5 mil pesos a que ninguno de los hombres que ahí estaban era capaz de cubrir copulativamente, una tras otra y sin solución de continuidad, a diez daifas de las que ahí hacían comercio con su cuerpo. Uno de los presentes, de nombre Follencio Pitorreal, se levantó de la mesa y salió del local.
Pensó el apostador que el individuo se había molestado por su insólita proposición. No dejó de sorprenderse, por lo tanto, cuando el sujeto regresó y le dijo: “Su apuesta ¿sigue en pie?”. “En pie sigue” -replicó el hombre con elegante concisión.
Le pidieron a la madama del establecimiento que llamara a diez mujeres de las que ahí ejercían su antigua profesión, y en presencia de dos testigos de honor el tal Follencio tomó posesión cumplidamente, una por una, de la decena de señoras. “Aquí tiene usted sus 5 mil pesos -le entregó la suma el apostador-.
Pero dígame una cosa: ¿por qué cuando anuncié la apuesta se levantó usted de su mesa y salió de aquí?”. Respondió Follencio: “Fui al congal vecino y estuve con diez mujeres para calarme y ver si le podía apostar”. La barbarie se está apoderando de México.
Lo sucedido en Tlatlaya y en Iguala es muestra de una violencia desatada que en nada se detiene ya para cobrar sus víctimas. Si la autoridad fue omisa al prevenir y tratar de evitar estos tremendos crímenes, no debe serlo ahora para investigarlos, hallar a los culpables y aplicarles el castigo de ley. Los acontecimientos son de tal magnitud que trascienden el ámbito local y se han convertido ya en un asunto nacional.
El gobierno federal debe ser el primer interesado en que se llegue al fondo de estos sucesos, que han alcanzado difusión internacional. Todos los logros de la administración, las reformas y cambios conseguidos, quedan anulados por el desprestigio que causa a México esta rampante criminalidad. Es necesario aclarar los crímenes habidos y establecer un orden que impida en lo posible que otros iguales se puedan presentar.
La inquietud crece; puede llegar un momento en que la sociedad civil, harta de tanta violencia y tanta corrupción, manifieste su inconformidad, sea en las calles, sea en las urnas. Hay quien espera que esta violencia y esta inseguridad crezcan, para crecer él. Y no está lejos el 2018.
Le dijo el artista al empresario: “Imito aves”. Repuso el hombre: “Ya hay muchos imitadores de aves”. Dijo el artista: “Entonces discúlpeme por haberle quitado su tiempo”. Tras decir eso puso un huevo y luego salió volando por la ventana. Un tipo llegó al bar y le dijo al cantinero: “Quiero algo muy frío y con bastante alcohol”. Se vuelve el hombre y llama: “Vieja, aquí te buscan”.
Un sujeto se presentó ante el doctor Ken Hosanna y le puso en las manos un reloj de lujo. “Quiero que acepte este regalo -declaró- como muestra de agradecimiento por la forma tan acertada en que atendió a mi tío”. Respondió, confuso, el facultativo: “Pero su tío murió”. “Precisamente -dijo el otro-. Gracias a usted heredé toda su fortuna”.
El enamorado galán le pidió a su dulcinea: “Dime esas palabritas que nos unirán para siempre”. Se acercó ella y le dijo al oído: “Estoy embarazada”. Un pastor de ovejas le contó a un amigo: “No puedo dormir por las noches”. Le recomendó el otro: “Prueba a contar ovejitas”. Esa noche el pastor empezó. “Una. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Hola, mi vida. Siete... Ocho.”. (No le entendí). FIN.

MIRADOR
Armando Fuentes Aguirre

Llegó sin anunciarse y dijo:
-Soy el lobo.
En verdad pudo haberse ahorrado la presentación. A las claras se veía que era el lobo. Yo lo miré con inquietud. Pensé que se había salido de un cuento o una fábula, y que iba a asestarme una lección moral. Le pregunté con vacilante voz:
-¿En qué puedo servirlo?
Respondió él, molesto:
-Ustedes siempre dicen al hablar de una noche oscura: “Está como boca de lobo”. Puedo asegurarle que hay bocas considerablemente más oscuras que la mía: la del león, la del tigre, la de la hiena. ¿Por qué siempre usan mi boca para hacer esa comparación?
No supe qué decirle. Farfullé una disculpa. Aquélla era una frase hecha, le expliqué.
-Pues deberían deshacerla -rugió el lobo. Le ofrecí:
-Veré qué puedo hacer.
Mi ofrecimiento era falso. Sé bien que es imposible deshacer las frases hechas.
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
Por AFA

“ Tomarán Acapulco los normalistas”.
Por lo que me han comentado
en la Autopista del Sol,
se vende ahí tanto alcohol
que ya siempre está tomado.


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México