2014-10-21 | 09:44:57

La decisión del Congreso
Nacional del PRD de
arropar al gobernador
de Guerrero Ángel
Aguirre Rivero y deslindarlo
de responsabilidad política en
el caso de los 43 estudiantes normalistas
de Ayotzinapa desaparecidos, fue como
beberse un vaso de cianuro.
Es tal la mezquindad de la “tribu” dominante
en ese partido, la corriente de
“Los Chuchos”, que prefieren cargar con
el costo político de intentar mantener a
Aguirre en el cargo, que reconocer que su
gobernador ha sido incapaz de llevar las
riendas del estado y que tiene responsabilidad
en el desastre de gobernabilidad
que priva en esa entidad.
Porque no sólo es la desaparición de
los normalistas. En Guerrero hay un
ambiente de descomposición social y
política de una magnitud insospechada,
que está contaminando a todo el país.
No por nada el director ejecutivo para
las Américas de Human Rights Watch,
José Miguel Vivanco, afirma que México
vive la peor crisis de derechos humanos
desde la matanza de estudiantes en Tlatelolco,
en 1968. Desde su perspectiva,
la desaparición de los 43 normalistas y
el hallazgo de las fosas clandestinas de
las que se han exhumado cuerpos de
otras personas aún no identificadas “son
muestra de la degradación más profunda
en la que ha caído México en ámbitos
como la justicia, la violencia, la vigencia
de los derechos humanos, la corrupción
y la impunidad”.
“Yo no conozco un hecho similar en
América Latina en los últimos 30 años,
y aunque en la historia de México ha
habido muchos desaparecidos, de esta
magnitud y en tiempo real no conozco
ningún caso. La gente se pregunta, en
especial fuera de México, ¿cómo puede
ser que unos policías disparen contra
estudiantes y que ellos mismos intenten
desaparecer a 40 personas? La única
explicación es la impunidad. Argumento
uno: la impunidad; argumento número
dos: la impunidad. Y argumento número
tres: la impunidad. Es la impunidad
total”, sentencia de manera durísima,
pero no por ello menos real, José Miguel
Vivanco.
Y a mantener esa impunidad ha
apostado el PRD, con tal de no defenestrar
a su “gober”, aún en contra de
las peticiones que en sentido contrario
hicieron otros connotados perredistas
como el senador Alejandro Encinas o
el exlegislador Pablo Gómez, quienes
pugnaron porque el sol azteca fincara
responsabilidad política a Aguirre y le
exigiera dejar el cargo.
Pero a “Los Chuchos” lo único que
les interesa es mantener copados todos
los espacios de poder dentro del PRD
para no perder el control del partido,
sin importarles el descrédito implícito.
Total, más “quemados” no pueden estar,
dirían. Si no, vean quiénes son los
dirigentes perredistas en estados como
Veracruz.
La condena generalizada
a su apoyo
a autoridades coludidas
con el crimen
organizado, como el alcalde prófugo de
Iguala José Luis Abarca, o el gobernador
inepto de Guerrero, le tiene sin cuidado
a la dirigencia del PRD, que parece no
darse cuenta de que cava su propia fosa,
de la que nadie va a querer sacarlos
después.
Lo peor para la izquierda es que no
ofrece alternativas reales. Morena anda
por las mismas. Aunque Andrés Manuel
López Obrador diga que con esto se “ayuda
al régimen”. Cuando no hay ni cómo
ayudarlos a ellos.
Chachalaqueando
Y en una anécdota más de “los mejores
Juegos Centroamericanos de la
historia”, un grupo de transportistas
realizó un paro de labores y bloqueó
las entradas al Complejo Omega y al
estadio Heriberto Jara, debido a que
les adeudan 35 mil pesos por viajes de
grava y relleno para la reconstrucción
y remodelación de estas instalaciones,
en las que se celebrarán varias de las
competencias deportivas.
Si no hay ni para la grava, nuevamente
nos preguntamos ¿cómo le van a pagar
a los hoteleros, a los restauranteros y a
Ricky Martin?
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