sábado, 18 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Plaza de almas
2014-10-28 | 09:49:03
Se llamaba Filomena, porque nació un 10
de agosto, pero todos la llamaban Filito.
Era la tonta del pueblo. Muchos tontos había
ahí, pero ella era la única certificada.
Estaba aireadita. Esa expresión se usaba
para explicar la debilidad mental.
Se suponía que en el momento de nacer
le había entrado aire a la cabeza -por
las orejas, por la nariz; quién sabe-, y ese
viento ocupó buena parte del lugar que le
correspondía a la sesera.
Filito vivía en un perpetuo estado de
beatitud. Era feliz. “¡La inocente!”, se condolían
las vecinas. A sus 30 años andaba
siempre con una sonrisa en los labios. A todos,
grandes y chicos, míseros y potentados
-porque en el pueblo había potentados: el
dueño de la tienda de abarrotes, el notario,
el recaudador de rentas-, a todos, digo, Filito
los saludaba con las mismas palabras y
con igual sonrisa: “¿Cómo te va?”.
Al señor cura lo saludaba igual: “¿Cómo
te va?”. El sacerdote se amoscaba. Decía en
su interior: “¡La tonta!”. En su exterior no
decía nada, por aquello de la caridad cristiana.
Filito iba todos los días a la iglesia.
Pasaba frente a las imágenes de los santos
y las santas y les daba el saludo acostumbrado:
“¿Cómo te va?”.
Les sonreía, como a las personas. Saludaba
a Santa Eduwiges, cuyo manto
mostraba las f lores en que se convirtieron
los panes que su marido le prohibió dar a
los pobres. Saludaba a San Pedro Mártir,
con el hacha clavada en la cabeza y a sus
pies la palabra “Credo” que con su sangre
escribió en la tierra cuando cayó herido
de muerte.
Saludaba a San Nicolás de Tolentino, y
saludaba también a la perdiz que el santo
llevaba sobre el hombro como símbolo del
milagro que hizo cuando en una comida
alguien negó que Cristo hubiera resucitado.
¿Quién puede vencer a la muerte? Para
probar que la resurrección de la carne es
posible San Nicolás volvió a la vida a la
perdiz que estaba ya en el plato, cocinada.
Al santo que Filito saludaba más, y con
mayor sonrisa, era a San Antonio. Era muy
bonito, y tenía en los brazos al Niño Jesús,
que sonreía también.
Circulaba en el pueblo un dicho irreverente.
Cuando a alguien le preguntaban:
“¿Cómo estás?”, el interrogado solía responder:
“Como el Niño de San Antonio:
riéndome, pero con la estaca atrás”. Y es
que el imaginero que hacía las efigies del
santo clavaba al Niño de nalguitas en una
pequeña estaca, para que ahí se sostuviera.
San Antonio era muy visitado por las
muchachas del lugar. Le llevaban un listón
para que les consiguiera marido. El listón
medía lo que debía medir el anhelado esposo.
Las doncellas sobornaban al santo
llevándole 13 monedas, y secretamente lo
amenazaban con que si no les enviaba un
hombre lo pondrían de cabeza.
Cierto día el cura se quedó pasmado al
ver que Filito llegaba y le ponía un listón a
San Antonio. Fue hacia ella y le preguntó
con sorna: “¿Andas buscando novio, Filito?”.
Respondió ella: “¿Cómo te va?”. Y le
sonrió. “Te pregunté -repitió el párroco,
molesto- si andas buscando novio”.
“Oh, no -dijo Filito-. Yo no puedo tener
novio. Soy tonta”. “Y entonces ese listón
¿para qué es?”. Contestó Filito: “Es para
que San Antonio encuentre esposa. Pobrecito,
está muy solo. No tiene quien le lave y
le planche, y le haga la comida, y le cuide
a ese niño. Necesita una mujer. Todos los
hombres necesitan una mujer”.
El cura hizo un gesto de disgusto y se
marchó. Iba pensando: “¡La tonta!”. Y miren
ustedes lo que sucedió. Fue en la feria
del pueblo. De la ciudad vino un matrimonio
que tenía también un hijo aireadito,
de la misma edad que Filomena. Lo vio
Filito y le dijo: “¿Cómo te va?”. Y le sonrió.
El tontito también le sonrió a ella, feliz.
Luego se tomaron de la mano, igual que si
se conocieran desde siempre. Sus papás
no los cuidaron bien -o de intención los
descuidaron, no lo sé-, el caso es que poco
tiempo después tuvieron que casarlos.
Y el niño que llegó no nació aireadito.
Milagro de San Antonio, dijo el cura. Lo
dijo al exterior, pero en el interior se dijo:
“Menos mal que el listón le consiguió
marido a Filito, y no mujer a San Antonio.
A él la Iglesia lo necesita célibe”. Y pensó
luego con algo de
tristeza: “Igual
que a mí”... FIN.


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México