2014-11-01 | 11:33:55

Yo cuando regreso a mi casa me da
tristeza regresar, ver a mis hijos que no
les llevo nada, otra vez llegué sin nada,
sin una pista (de su hermano).
-Padre de los normalistas


Control
delincuencial
“De spué s de
Iguala nada será
igual”, una frase
tan significativa
para este país por
mostrar lo que ya
se sabía, por ser
eco de lo que se
gritaba, por sensibilizar
sobre ese
dolor que carcomía,
desde mucho
antes, pero que no
trascendía.
Pero también
sirve para callar
a los que dicen que aquí no pasa nada.
La gran desconfianza en las autoridades es la
mayor fosa en la que se encuentran los gobiernos
de todos los niveles. Pareciera que lo que se busca
es cómo salir del hoyo y no seguir encontrando más
cadáveres.
A los legisladores les preocupa más regular las
protestas sociales que generar leyes más estrictas
en contra de la desaparición forzada.
Una muestra de eso es lo que pasa con los investigadores
forenses argentinos, encargados del caso
dada su eficacia en las “muertas de Juárez”, por ser
un equipo que no pertenece al gobierno federal.
Y en este caso se han encontrado con un literal
“rompecabezas” por la cantidad de obstáculos en su
labor. Por ejemplo se les restringió el acceso a las
primeras fosas y a los restos depositados en la morgue,
esto de acuerdo a lo declarado por familiares
y lo revelado por Amnistía Internacional.
Desde el 2008, Eduardo Buscaglia, investigador
de la Universidad de Columbia, exasesor de la ONU
y experto en crimen organizado, denunció que “entre
el 63 y el 67 por ciento de los municipios mexicanos
estaban siendo capturados por grupos criminales”.
Aquí mismo en Veracruz, en este mismo diario
hace una semana se dio a conocer el control de los
delincuentes en el municipio de Acultzingo, como
muchos otros en el estado y el país, en donde se habla
de desapariciones, campos de entrenamiento,
ejecuciones y fosas.
Algunos columnistas insisten en no olvidar que
los estudiantes normalistas ‘habían secuestrado
camiones’, antes de ser enfrentados y desaparecidos,
pero olvidan que muchas de sus acciones eran en
respuesta al abandono de esas escuelas.
Y aún si fueran ‘delincuentes’ no se justifica lo que
les pasó en el contubernio, concubinato y colusión
entre grupos criminales y gobierno. Ese es el verdadero
problema y no el ‘vandalismo’ estudiantil.
Esta convivencia, especie de maridaje, no es de
los gobiernos actuales, pero tampoco pueden desconocer
su existencia, por lo tanto han sido omisos
e incapaces de resolver este cáncer social.
Hasta que no tengamos justicia, que no la ha habido
en muchos años, no sabremos qué tan profunda
es la fosa en la que el gobierno de Enrique Peña
Nieto ha caído. Y es necesario encontrar a los 43
desaparecidos de la mano de los responsables.
Y más importante es dejar los protocolos necesarios
para que esto no vuelva a ocurrir, para actuar
con mayor eficacia y hacer justicia.
Deuda, bomba de tiempo
La deuda pública de México es de 6 billones de pesos,
una cifra que para la mayoría es poco comprensible
y da igual si se dice que equivale al 32 por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB).
Sin embargo, está por debajo a la de muchos
países, por ejemplo la deuda de China es tres veces
mayor a la nuestra, y puede haber unos 30 países
más que la superan, algunos por poco y otros por
mucho, pero la diferencia es que casi todos ellos
tienen tasas de crecimiento significativamente
mayores a la nuestra.
El tema viene a colación porque recién se autorizó
un endeudamiento por mil 850 millones diarios,
en un momento en que el país no está creciendo lo
suficiente y los problemas sociales van a demandar
mucho.
El temor de los analistas es que ésta deuda sirva
para aumentar el gasto de operación del gobierno,
lo cual ha venido sucediendo. Y por lo tanto en lugar
de beneficiar se convertirá en una bomba de tiempo.
Los que se endeudan son los gobiernos, pero los que
tenemos que pagar somos todos. O acaso ¿conoce a
un ex gobernador pobre?
Comentarios, pagarés y demás a esta
columna que no es igual, a sacbe25@gmail.com