2014-11-13 | 09:35:48

Ante la cercanía
del cuarto
informe de gobierno
de Javier
Duarte de Ochoa
se realizó una
entrevista donde
nuevamente, como
ocurriera durante
su discurso
del tercer informe
marcó un total
deslinde de su
antecesor Fidel
Herrera Beltrán.
En esta ocasión
dio a conocer la
grave situación
económica en que
encontró al estado
y el deterioro en diversos sectores que había
dejado el político cuenqueño.
Lo coincidente son las fechas para desmarcarse
sin dejar de reconocer que fue el tío Fide el padrino
de sus actividades políticas y que lo haya designado
el candidato a la gubernatura veracruzana.
El problema es que no ha podido desligarse del
mismo grupo fidelista que gobierna en la entidad.
Son los mismos funcionarios estatales con el sello
indeleble de Herrera Beltrán.
Es el mismo equipo de hace diez años. No ha
podido separar Duarte de Ochoa dentro de su
gabinete a los fidelistas de corazón. Esta delimitación
es lo que hace perder fuerza y veracidad a su
declaración contundente de “el gobernador soy yo.”
La porquería de país
El sacerdote Alejandro
Solalinde
fue el primero
en denunciar la
forma como mataron
y desaparecieron
a los 43
normalistas de
Ayotzinapa, tres
semanas antes
de que lo hiciera
el procurador Jesús
Murillo Karam.
Con lujo de
detalles el cura
católico apuntó
la brutalidad que
se ejerció para
no dejar ningún
rastro de los estudiantes de Iguala.
Ha sido la persona mejor informada de la peor
barbarie que ha movilizado a toda la nación mexicana
y que amenaza con paralizarla el próximo
día primero de diciembre. Por poseer los conocimientos
resulta valedera su afirmación de que el
alcalde guerrerense José Luis Abarca fue capturado
en la entidad veracruzana y después haber
sido sembrado en la delegación de Ixtapalapa, que
cuenta con el mayor número de habitantes con
intención electorera.
Esa misma versión iba a ser ratificada por el
senador perredista Alejandro Encinas cuando fue
atacado por un grupo de porros de una organización
política afiliada al PRI. Encinas Rodríguez no
pertenece al grupo de Los Chuchos que manipula
el comité estatal del Sol Azteca.
Resultaba demasiado extraño la captura en el
Distrito Federal, cuando el matrimonio Abarca
pareciera que estuviera esperando a los policías,
ya que se encontraban vestidos a las dos y media
de la mañana y que los cuerpos de seguridad estuvieran
acompañados de periodistas con cámaras
de televisión para filmar su aprehensión.
Ante cientos de estudiantes de la Universidad
de Guadalajara, el sacerdote Solalinde aseguró
que el gobierno conocía desde un principio el cruel
destino que tuvieron los normalistas, pero que el
gobierno de Peña Nieto administró los tiempos
de la información con fines electorales.
Aseguró que las protestas que han surgido en
todos los rincones del país son signo irrefutable de
los nuevos tiempos y una prueba prioritaria de la
urgencia del cambio al que la cúpula de la iglesia
y de los jóvenes tenían que ser sensibles.
“Miren la porquería de país que tenemos”.