2014-12-03 | 09:40:24

La declaración hecha
por el gobernador
Javier Duarte
de Ochoa de que
desde el primer
día de su administración
había
tomado la decisión
de quien debería
de ser su sucesor y
que desde esa fecha
trabajaría para que
el preciso fuera el
candidato del PRI
a la gubernatura de
Veracruz.
Por ese motivo, no resultó ningún secreto de
quién se trataba dentro de su equipo de trabajo.
El primer acto que realizara después de su toma
de posesión fue viajar al puerto de Tuxpan y anunciar
en dicho sitio una serie de obras con las que
arrancaría su programa de gobierno.
Se comenta por otra parte, que el día del reciente
cumpleaños, el pastel llevaba la leyenda “Felicidades
señor gobernador” y tenía que darle la
clásica mordida, pero se volteó Duarte de Ochoa
hacia su coordinador de Comunicación, Alberto
Silva, y le dijo: “ahora a ti te toca”.
Se perdió
la oportunidad
El gobierno de Enrique
Peña Nieto
sigue sin proponer
una nueva visión
del país. Perdió
la gran oportunidad
durante la
presentación de
su decálogo sobre
seguridad y con
el fin de acallar
la protesta social
intentó robar las
banderas y justos
reclamos de “Todos
somos Ayotzinapa”.
Una acción clara y valiente hubiera sido pedir
la renuncia de una buena parte de su gabinete y
haber presentado un amplio programa de reconciliación
nacional. Esa era la gran ocasión para
poder cambiar el curso de la historia y evitar la
implosión histórica sin precedentes que existe.
El gabinete al rescate
Empezó la cuenta regresiva para los comicios
federales del inminente año próximo. Una buena
parte del gabinete de Javier Duarte se apresta
a intentar rescatar para el PRI la mayoría en la
Cámara de Diputados Federales.
Se mire como se mire, los partidos políticos
se encuentran en una mala racha. Los sondeos
de opinión muestran que el prestigio y reconocimiento
que tenían para los votantes se ha perdido.
En la mayoría de los casos tanto del PRI,
PAN, y PRD se han hundido hasta extremos sin
precedentes.
Para ganar las elecciones los partidos políticos
se apoyan cada vez menos en el poder de convocatoria
de sus principios y aplican más técnicas
de marketing. Y por supuesto con grandes sumas
de dinero.
Los mismos escándalos que empañan a líderes
de esos partidos ensucian también a sus candidatos.
De la venta de candidaturas no se salva
ninguno.
En estos comicios se juega la vida el gobierno
federal y el del apoyo oficial al estado de Veracruz
si no gana las diputaciones necesarias para conservar
el antidemocrático mayoriteo.
El problema es más serio en esta ocasión, ya
que se cuentan con medios de comunicación
más libres y jueces más activos e independientes,
quienes han garantizado que las prácticas
corruptas que antes se ocultaban o se toleraban
se han vuelto visibles y claramente delictivas.
Mientras se hunde el prestigio de los partidos
y los políticos, el reconocimiento y la influencia
de activistas jóvenes se fortalece.