sábado, 04 de mayo del 2024
 
Por Uriel Flores Aguayo
Columna: Ayotzinapa y el voto nulo
Ayotzinapa y el voto nulo
2014-12-05 | 09:40:48
La tragedia de los muchachos de Ayotzinapa,
unos muertos y otros desaparecidos, ha resultado
la gota que derramó el vaso de la paciencia
y aguante de buena parte de los mexicanos; las
movilizaciones a lo largo de nuestro país y las
protestas a nivel internacional dan cuenta de una
posición crítica y ampliamente cuestionadora
hacia el presidente Peña Nieto, la clase política
y TELEVISA.
A la sangre y secuestro regados en Iguala se
sumaron las torpezas del gobierno federal y los
obvios actos de corrupción de la pareja presidencial,
haciendo una suma explosiva de reclamos
en la calle, que iniciaron por los desaparecidos
y siguen por la demanda de renuncia de Peña.
Sin duda, esa parte de la sociedad se seguirá
movilizando en mayor o menor medida independientemente
del descenlace concreto; pero no es
la expresión total de la inconformidad, hay mucho
más, en posturas silenciosas.
La experiencia en México nos muestra que las
grandes movilizaciones son coyunturales, tenemos
de ejemplos el 88 Cardenista, el desafuero
de AMLO, su campaña del 2006, las masivas
protestas magisteriales recientes; llegan a un
nivel alto y, después, empiezan a disminuir; es
normal: ninguna sociedad se coloca en movilización
permanente, por lo menos no con esas
características.
Tengo la impresión que la sociedad avanza en
derechos y en politización, acumulando reservas
ciudadanas y reclamos al poder. Hay momentos
determinados, como el actual, en que se manifiesta
todo eso.
Es tal el descrédito de la clase política, tan
omisa e inútil, que, prematuramente, ya se empiezan
a fijar posiciones sobre el que debe ser el
comportamiento electoral para el 2015. El “que se
vayan todos” de Argentina ha ganado simpatías,
el batidero de Iguala, real o promovido, ha manchado
a todos en grados distintos, la ineficacia
del Gobierno federal ha puesto su parte para que
se cree un ambiente adverso a los partidos, a los
políticos y a las elecciones.
Todavía es pronto para lanzar hipótesis firmes
sobre lo que pasará electoralmente con este
movimiento justiciero. Aventuro dos: se canaliza
mayoritariamente por la oposición en general o
se abstiene.
Ya se escuchan voces que llaman al voto nulo,
con razones claras; mientras lo decía el poeta Sicilia,
todo quedaba en una arenga entre romántica
y moral, ahora que lo exponen politólogos como
Crespo y Aguayo, empieza a tomar forma como
una estrategia política que pudiera ser asumida
por porciones mayoritarias del movimiento, dado
su prestigio, conocimientos y visibilidad.
Hay mucho tiempo de por medio de aquí a las
elecciones, en ese lapso se irán perfilando las posturas
y se conocerán las razones que la sustentan.
En tanto hay que acudir a nuestra historia
reciente y a la experiencia internacional. No hace
mucho, en el 2009, ya se hizo una convocatoria
similar y no paso nada, todo quedó igual. Habría
que ver en este presente si hay condiciones para
una acción de esa naturaleza.
En Venezuela, entre otros, hace pocos años la
oposición se salió del juego electoral, teniendo
que regresar pronto dado que perdió casi todo.
Mientras en España, después de las masivas
movilizaciones de “los indignados”, surgió un
nuevo partido, PODEMOS, que a unos meses se
encuentra a la cabeza de las encuestas, desplazando
a los partidos tradicionales.
Ese partido, dirigido por maestros universitarios
con un lenguaje sencillo y directo, explica
que su aparición tiene que ver con una salida
política activa, lejana del abstencionismo. Los
inconformes Españoles encontraron su partido,
en México es distinto pues la legislación electoral
es excluyente y nos remite a los existentes o al
abstencionismo.
Tengo serias reservas sobre el llamado al voto
nulo, pienso que quedará como un testimonio
que, por gigante que sea, sólo será un testimonio;
también se podrá leer como una acusación
moral a la clase política, lo cual es correcto pero
no es suficiente. La protesta será ineficaz si no se
traduce en votos y en curules.
En la vía electoral, la única posible para
las transformaciones formales, hay que votar.
Entiendo y comparto el hartazgo , a veces da la
impresión que no hay salida, pero tenemos que
hacer acopio de paciencia y creatividad para
avanzar en pos de un país de justicia e igualdad.
No veo posible que el movimiento se pudiera
pronunciar por un partido, al contrario, sus voces
principales seguramente van a llamar a no votar;
sin embargo, ese llamado tendrá efectos desiguales
y será poco eficaz. Al final, cada quién hará lo
que pueda o quiera. En la coyuntura actual, con
esa ley y esos partidos, creo preferible analizar
las candidaturas independientes y a las personas
que se postulen por partidos opositores.


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