martes, 07 de mayo del 2024
 
Por Maricarmen García Elías
Columna: Animalia
MATERNIDAD ANIMAL
2014-12-05 | 21:37:46

La maternidad es un acontecimiento importante en la vida de los seres humanos, pero el reino animal ha dado grandes sorpresas en este tema y muchas madres animales han sido mejores ejemplos que algunas madres humanas.

Son los orangutanes quienes han mostrado un ejemplo inmejorable de lo que es la maternidad, quizá porque ésta representa el instinto de conservación y de reproducción. Entre los orangutanes el amor a los hijos está muy desarrollado, entrañando en la madre una multitud de modificaciones que tienden a la protección, mantenimiento y educación de los bebés.

Los naturalistas se preguntan si para asegurar mejor la suerte de la descendencia, no habrá actuado la naturaleza de tal modo sobre el efecto de las madres disponiendo las cosas de manera que los pequeños vengan a ser para ella una fuente de sensaciones agradables. Cuando el bebé mama, una dulce emoción acompañada de un sentimiento de placer aflora en el rostro de la madre orangután, tal vez porque el 97% de su ADN es semejante al del hombre, de ahí que sus expresiones de amor, ternura o miedo, son semejantes a las nuestras.

Como los humanos, el orangután tiene un periodo de gestación de 9 meses, y nace un único bebé. El alumbramiento tiene lugar sobre la copa de un árbol, protegido de los depredadores, y, por lo tanto, tiene que ser muy rápido. El recién nacido pesa alrededor de 1,5 kilos. Desde el principio, se agarra a su madre, que le lleva consigo permanentemente y le alimenta constantemente.

En todo momento las madres expresan la mayor ternura hacia su pequeño, lo llevan en brazos o a la espalda cuando se ven obligadas a huir, y lo defienden con valor y aún con verdadera abnegación ante los predadores, incluido el hombre. Les ofrecen cobijo y amor, y se desvelan por proporcionarles los mejores cuidados maternales. Las hembras cuidan de las crías hasta que éstas tienen, al menos, unos 8 o 9 años; además, los orangutanes maman hasta los 5 o 6 años. En su juventud tienen una gran dependencia de sus madres, que los hace muy vulnerables, hasta que a partir de los 10 años comienzan a independizarse, y aunque los machos son muy autónomos, las hembras establecen su morada cerca de la de su madre.

En los pequeños tiene gran importancia la imitación de conductas observadas, por lo que la madre es también el principal agente educador, como sucede en los niños. Los orangutanes basan su aprendizaje en la atención y la memoria, repitiendo mediante el juego lo aprendido. Este largo contacto con la madre es la principal fuente de adquisición de conocimientos, y así la madre se erige como la principal educadora de los pequeños para la supervivencia.

La hembra de orangután tiene un hijo cada 8 años aproximadamente, un ritmo muy lento para una especie amenazada de extinción por la deforestación de los bosques, su hábitat natural, y la caza indiscriminada. La esperanza de vida de un animal en libertad es de 40 años, por lo que su número de crías es muy limitado. Se calcula que cada año mueren miles de orangutanes a medida que las selvas donde viven son taladas.

De ahí que la mayoría de los bebés huérfanos proceden de las plantaciones de la palma de aceite. Con la tala de árboles desaparece el alimento, cuando las madres entran en las plantaciones buscando comida para sus pequeños hambrientos, los agricultores las matan con extrema crueldad, algunas veces comercian su carne, ignorando su semejanza con el hombre y todo lo anterior, y encierran a sus bebés en jaulas para la venta en el mercado negro de mascotas, quienes siendo aún bebés van a parar a zoológicos, circos e incluso burdeles donde se practica la zoofilia. Al haber sido capturados muy jóvenes, los orangutanes bebés son propensos a padecer trastornos respiratorios e intestinales, pues su sistema inmunitario es muy frágil, padeciendo frecuentes catarros y diarreas que muchas veces no son atendidas.

Cada año llegan docenas de bebés a los pocos centros de recuperación de la especie que con mucho esfuerzo y trabajo existen en algunos países. Éstos han perdido a sus madres y es que las crías se mantienen agarradas a sus madres aunque estén muertas. Dicen los expertos que reintroducir estos jóvenes en el medio natural, cuesta un gran esfuerzo, al haber pasado la mayor parte de su tiempo encerrados en jaulas o atados por los traficantes de fauna, sin acceso a árboles, son individuos sin experiencia que no saben cómo comportarse en su medio natural, una verdadera pena.

Cada uno de nosotros puede contribuir a detener la extinción del orangután al no consumir nada que contenga aceite de palma (palm oil), también disfrazado como aceite vegetal por las protestas que ambientalistas han hecho al respecto, leer las etiquetas de labiales, shampoos, acondicionadores, galletas, detergentes e incluso carburantes, y optar por marcas que no contengan este material hace la diferencia para muchos animales que dependen de nuestra conciencia y elección.

gaem80@gmail.com




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