2014-12-05 | 21:40:03

En las altas esferas de la bancada mayoritaria del PRI en la LXIII Legislatura local se ha tomado con la reserva del caso la fortaleza y liderazgo que ha adquirido el diputado de la fracción de oposición del PAN, Domingo Bahena Corbalá, a raíz de su ungimiento como secretario general de la dirigencia estatal del albiazul. Más que una retórica y un protagonismo como su antecesor, hay interés por ir a fondo en la práctica legislativa.

Los operadores del sempiterno líder magisterial y cameral Juan Nicolás Callejas —un auténtico bicéfalo del poder que privilegiadamente cobra doble en la nómina oficial y nadie lo increpa—, de alguna manera le habían agarrado el modo al panista porteño Julen Rementería del Puerto porque no es ingenuo en el poder público local y federal, donde se pasó en las alturas, en la gloria, por 12 años con los hombres del báculo presidencial panista.

Con la entronización de Domingo Bahena, como segundo de a bordo del CDE del PAN, cambiaron los papeles entre él y Julen Rementería, quien se venía desempeñando al principio de la gestión de la actual Legislatura como coordinador de la bancada albiceleste.

Ahora Domingo, como líder de la fracción de oposición panista, sin dejar el protagonismo y la discursiva, ha enfocado su pragmatismo en la tarea legislativa —de la que muchos de sus pares se olvidan y cobran como diputados de primer mundo—, donde hay que hacer contrapeso real —no de mentiritas o simulaciones falaces— a la obesa bancada mayoritaria del PRI que se despacha con la cuchara grande con todas las iniciativas con proyecto de ley que les remite el Poder Ejecutivo, para que sean aprobadas sin contratiempo ni demora con el apoyo de sus satélites.

No todas las iniciativas de ley del Poder Ejecutivo merecen la descalificación y denostación —la entidad requiere de una constante actualización, modernización y estar en la vanguardia de las leyes que rigen el marco de derecho—, pero hay algunos ordenamientos que rayan en la involución legal y son auténticos ganchos a la economía de los contribuyentes y ciudadanos de a pie.

Hay la impresión pública de que los diputados de la mayoría priista, sus satélites y de oposición, con sus excepciones, son unos vasallos o bufones del Poder Ejecutivo —no existe un contrapeso real como lo establece la teoría del Derecho o las apreciaciones de Maquiavelo—para complacerlo con todas las iniciativas que envía al Poder Legislativo.

No hay ningún proyecto de ley del Ejecutivo que haya sido rechazada por el pleno de la actual Legislatura. Los diputados velan más por sus intereses, por la partidocracia que por los intereses colectivos de los veracruzanos, de quienes en mala hora sufragaron por ellos.

Es fama pública que los legisladores cobran más por presidir una comisión o reciben estímulos adicionales por aprobar ipso facto leyes neurálgicas del gobierno para sumarlo a su dieta, cuando en el mundo real, de carne y hueso, gozan de una pésima fama pública, junto con la clase política, de acuerdo con la percepción de las compañías encuestadoras.

Pero para sacudirse de la modorra asimétrica resulta saludable para los contribuyentes que el líder de la fracción cameral panista, Domingo Bahena, haya presentado en el pleno legislativo una iniciativa de ley para derogar, de una vez por todas, el polémico, controvertido y satanizado Impuesto Sobre Tenencia Vehicular que se ha derogado en una docena de entidades del país desde 2012.

Por supuesto, esta iniciativa de los panistas va a dividir a la oposición y al PRI porque los operadores del mofletudo líder cameral Juan Nicolás Callejas, quien por cierto en los momentos que pasó por el deterioro de su salud vivió un golpe fallido de “Pinochetazo” por un puñado de sus correligionarios para relevarlo del cargo, van a ir con todo y la artillería pesada para evitar que se revoque el impopular Impuesto Sobre Tenencia Vehicular, porque para el gobierno duartista es un paliativo para estimular las finanzas públicas del Estado.

De que se vaya a derogar el Impuesto Vehicular, quién sabe, pero el líder de los legisladores tocó un punto vulnerable del Gobierno del Estado: los impuestos. En el seno de la Legislatura local, nadie había abordado el tema de la contribución fiscal vehicular, por cierto, anticonstitucional y utilizado como bandera en la campaña política en 2010 para derogarlo del actual gobernador, pero aportó luces para que se debata con altura.

Domingo Bahena sacó la casta de los albiazules. Sacudió la modorra de su bancada. Se requieren leyes que protejan a los mandantes desde la base hasta la pirámide, justa y equitativas, no en beneficio de una oligarquía empresarial o una élite política. El impuesto vehicular es insostenible, es involutivo y violatorio. Comentarios a gaugar55@gmail.com