2014-12-07 | 21:14:52

Gaudencio García Rivera
Justo cuando el país vive una vorágine de crispación social por la concatenación de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Atyozinapa, a manos del crimen organizado, en Veracruz el gobernador Javier Duarte sorteó los vendavales que se desataron por varios frentes en su contra para recibir el reconocimiento de sus pares de la Conago y del Presidente de la República, por la excelencia, organización y calidad de instalaciones que se desarrolló en los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe.
La entidad, por supuesto, no ha estado ajena a los movimientos de protesta de los normalistas, universitarios y organizaciones independientes que exigen al presidente Enrique Peña Nieto la presentación con vida de los jóvenes normalistas de Atyozinapa, Guerrero –que dicho sea de paso a rayado en algunos casos en la anarquía-, pero en esta coyuntura cayó como una bocanada de oxígeno para el Ejecutivo estatal los elogios públicos por los trabajos que coronaron la justa internacional deportiva.
De principio a fin de la construcción de las obras para la celebración de la competencia deportiva internacional generaron suspicacias, polémica, desdoro y opacidad por el retraso de las obras, paro de labores de los trabajadores de las compañías constructoras y la falta oportuna de la inyección de los dineros públicos que destinó el gobierno federal, pero el gobierno duartista piso el acelerador y salió a flote en los últimos días por empezar los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Controversia, anatemas e incertidumbre sí dentro y fuera de las altas esferas oficiales por la génesis de la justa deportiva, porque se destinaron recursos millonarios que requerían precisamente la lupa de la Federación para dar certidumbre y credibilidad en la aplicación de los dineros públicos que provienen de los impuestos de los contribuyentes. La inversión para la instalación e equipamiento deportivo en varias ciudades del estado originó evidentes irregulares administrativas que, en algunos casos, mereció la revocación de los contratos y una supuesta sanción a las empresas constructoras, como lo hizo patente el secretario del ramo, Gerardo Buganza Salmerón.
Al margen de estos traspiés de los secretarios de despacho que estuvieron involucrados en la construcción y desarrollo de la competencia deportiva internacional, donde algunos hicieron negocios lucrativos con sus empresas privadas para ofrecer servicios de seguridad privada y venta de lunchs sin litación alguna, el gobierno de Duarte recibió más que el reconocimiento el espaldarazo de sus pares y del presidente Peña Nieto, que en esta coyuntura, equivalen a oro molido.
Y todavía para coronar los esfuerzos en la lucha contra el crimen organizado, el secretario de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza aceptó concurrir al recinto de la LXIII Legislatura local, donde el Ejecutivo estatal le entregó la medalla y diploma Adolfo Ruiz Cortines, por sus aportaciones para garantizar la paz y concordia en Veracruz. El político cordobés estará cerrando el año a tambor batiente.
AL CALCE… Política asimétrica. En una democracia se gobierna para todos, incluyendo a los opositores, detractores, malquerientes y minorías. En Veracruz, el Poder Ejecutivo gobierna con una cómoda mayoría en la LXIII Legislatura local y con una oposición domesticada, excepto algunos diputados de la bancada del PAN que no están convencidos de las bondades, transparencia y rendición de cuentas que ofrece el Ejecutivo estatal. ¿Por qué intentar someter a voluntad, acallar y reprimir económicamente a las voces discordantes sí las democracias se distinguen precisamente por la pluralidad política y religiosa? ¿Por qué de repente en las altas esferas gubernamentales actúan con un Jacobinismo rapante? No hay unanimidades ideológicas en una democracia, sólo existen en los países totalitarios o botas militares. Esa perla, hay que dejársela para el megalómano Miguel Ángel Yunes Linares. ¿O no es así mi querido Watson? Comentarios a gaugar55@gmail.com

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