lunes, 06 de mayo del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Juegos de Poder
Juegos de Poder
2014-12-16 | 10:08:45
El discurso que debió haber dado Peña

En la coyuntura actual,
resulta muy frustrante ver
cómo los políticos se andan
protegiendo los unos a los
otros independientemente
de su partido. Cómo no están
entendiendo la gravedad
del momento. Cómo le apuestan
al silencio y olvido. Una
excepción ha sido el senador
Zoé Robledo quien ayer dio
un magnífico discurso, de lo
mejor que he escuchado estos
días. Es el discurso que hemos
esperado que algún día dé
Peña Nieto pero que no se ha
atrevido a dar. Un Presidente
que ayer quedó eclipsado por la
calidad retórica y propositiva
de un senador. Así estamos:
con un jefe de Estado protocolario,
en calidad de simple
testigo de honor en la entrega
de la medalla Belisario Domínguez.
El discurso de Robledo se
titula “Para remontar las dificultades,
el único camino es la
política como la entendía Belisario
Domínguez: la práctica
cívica por excelencia”. Eso ya es
un buen comienzo. El senador
hace, primero, un recuento de
los méritos del galardonado de
la susodicha medalla: Eraclio
Zepeda. Luego pasa a la coyuntura
actual donde presenta
un diagnóstico certero:
“Porque México varias
veces ha querido levantarse,
ha querido volar, pero justamente
ha habido mucho
sobrepeso. Sobrepeso como
las instituciones extractivas
que han arraigado un estado
permanente de desigualdades
totales: desigualdad en la concentración
de la riqueza, desigualdad
en la distribución del
ingreso, desigualdad ante la
ley, desigualdad en la calidad
de los servicios, desigualdad
en el ejercicio de los derechos
políticos. Pero otro de esos
encarguitos ante los ojos de la
sociedad, uno muy pesado, es
nuestra clase política”.
Bien por Robledo de recurrir
a la autocrítica en la
coyuntura actual: “Nuestra
clase política, en la que nos
incluimos los integrantes de
todos los poderes de la República,
que pocas veces ha estado
a la altura por diferentes
circunstancias. Nuestra clase
política que ha ido acumulando
intereses que, como
los dulces y las frutas de don
Chico, constituyen una carga
pesada que es necesario, y que
es urgente, eliminar”.
A continuación, Robledo se
muestra, como deben de estarlo
todos los políticos de nuestro
país, preocupado: “Hoy hay
una crisis de credibilidad que
parece abonar a la propuesta
que ‘se vayan todos’. Yo no
comparto esa propuesta. Soy
un convencido de la dinámica
creadora de la política, pero
ésta, para echarse a andar,
debe partir de una autocrítica
honesta y rigurosa”.
Y el senador presenta su
propuesta a la que agrega una
retórica de urgencia: “Empecemos
ya. Más democracia para
resolver los problemas de la
democracia. Una democracia
realmente participativa como
el mayor contrapeso al abuso
de poder. Empecemos ya, porque
no puede haber democracia
sin partidos, pero no puede
haber partidos sin confianza
ciudadana, sin representación
efectiva y sin rendición
de cuentas. Empecemos ya,
saneando los mecanismos de
acceso al Poder para que no
se haga política con dinero ni
dinero con la política. Empecemos
ya, con funcionarios
públicos más sensibles, más
humildes, sin privilegios y
sin impunidad. Empecemos
ya, entendiendo que el poder
no es patrimonio personal
de los políticos, ni licencia
de impunidad, ni patente de
privilegios. Es hora de ponerle
fin al fuero. Empecemos en
nuestra casa, empecemos por
los legisladores”. Estupenda
idea: comenzar renunciando a
los privilegios de nuestros congresistas.
Elegante propuesta
a la que nada hay que agregar.
Pero luego viene una que
hemos venido planteando
varios en diversos medios y
que finalmente ha encontrado
eco en un miembro de la clase
política. Agrega Robledo:
“Empecemos ya, entendiendo
que sin transparencia no hay
democracia. Asumamos todos
tres compromisos, tres compromisos
en los tres poderes
y los tres niveles de gobierno:
Declaración patrimonial en
versión pública, declaración
de impuestos de los últimos
cinco años y declaración de
intereses”.
Excelente. No hay más que
felicitar al senador Zoé Robledo
por su discurso breve,
puntual y propositivo. Es el
que hemos estado esperando
que algún día dé el presidente
Peña Nieto. Ojalá sus colegas le
hagan caso. Que Robledo no se
convierta en la excepción que
comprueba la regla de una clase
política abotagada, corrupta
y sorda que no entiende la
gravedad del momento actual.
Twitter: @leozuckermann
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