2014-12-26 | 21:46:59

De ridiculeces como la ceremonia del Nobel de la Paz, un histriónico y una indolente títere o del paupérrimo coeficiente, intelecto y cultura de un impresentable Murillo Karam, mejor ni gastar sílabas.

El otro día en un centro comercial de Veracruz, en el café se me ocurrió empezar a preguntar a algunos sobre una palabra en concreto: Acteal, a la mayoría le sonaba y sabían de algo de una matanza, alguno que sabía que sucedió en Chiapas, pero “de ahí pál real” nada, ni idea del cuándo, ni el cómo, ni el por qué, pocos, o casi nadie, se acuerda de esto, aquí donde la indolencia es peor que el alzheimer y menos son a los que en realidad les importa.

A México su historia le vale un cacahuate, si no, no serían tantos los hechos similares a este y cada vez más frecuentes en nuestro país y no hablo de muertos del crimen organizado, hablo de gente inocente e indefensa.

En el municipio de Chenalhó está Acteal, el 22 de diciembre del 97, un grupo de indígenas tzotziles de la comunidad de “Las abejas” fueron despiadadamente masacrados por uno o varios grupos paramilitares; el resultado, 45 muertos, 16 niños, 20 mujeres -7 de ellas embarazadas- y 9 hombres.

Desde su llegada al gobierno de Chiapas de Julio César Ruíz Ferró, en el 95 a la renuncia, tras solo 3 meses después de haber sido electo Robledo, junto con Eraclio Zepeda -quien por cierto este año recibió la medalla Belizario Domínguez donde defendió al gobierno en su actuación en Ayotzinapa, otro viejo fichaje que sigue pululando- se registraban más de 40 asesinatos de indígenas por mes, lo que siempre me pareció muy raro y en cierto modo ridículo fue el bastión de neo-liberalismo en individuos que no saben leer ni escribir y muchos ni siquiera entienden el español.

Vamos que lo del ejército zapatista en una parte, al igual que la iglesia como el gobierno también trataron y tratan aún de sacar agua del pozo, pocos fueron los que en realidad han querido ayudar a estas comunidades sin afán de lucro. Aquí no se necesitan acuerdos, ni armas, ni oraciones y plegarias, lo que hace falta es atención médica, alimentación, educación y sobre todo respeto, donde lo que abundan son crímenes de lesa humanidad, muchos no fueron ni serán filmados, ni se hablará de ellos porque no habrá sobrevivientes y quedarán en la ignominia, cuántos Acteal, Aguas blancas, El charco o Ayotzinapa hay que jamás se sabrán, creo que más de cientos, muchos sexenios continuó esto.

De hecho, se dice que durante el mandato de Felipe Santanón, perdón, Calderón, las matanzas por grupos paramilitares y militares eran cosa de todos los días. En el 96 se firman los acuerdos de San Andrés Larraínzar que plantean la autonomía de los pueblos indígenas, quienes dejaron de ser respetados, pero los indígenas empezaron a despertar, la respuesta, grupos paramilitares que junto con la policía trabajan a favor del ejército de Renán Castillo, quien los protege, estuvo involucrado en la creación de grupos de contrainsurgencia y experto en guerra psicológica, grupos priistas y del frente Cardenista como Paz y justicia, los Chinchulines y otros tres o cuatro más, amenazaban a las comunidades por lo que se empezó a dar el fenómeno de los desplazados.

Es más, recuerdo que Ricardo Rocha, días antes en un campamento infame de indígenas huyendo, sin necesidad de oráculo era una muerte anunciada. El presidente Zedillo sale a decir que es una masacre, una barbarie sin precedentes, sale días después Madrazo Cuéllar, el entonces procurador a decir que fue un pleito de familias como si fuera un pleito de lavaderos del chavo del 8.

Un presunto responsable, otra menuda ficha, Chuayffet, ahora, qué casualidad siendo secretario de Educación con su título de abogado y mejor alumno, que no creo que sepa ni el primer artículo de la Constitución, lo único de lo que puede dar clases es de corrupción e impunidad defendiendo su reforma laboral no educativa, indefendible, sucede lo de los 43 normalistas, coincidencia o destino, pero no aprendemos, en ese entonces, al secretario de Gobierno lo renuncian días después, en una ceremonia digna de telenovela, junto con Labastida, en ese momento preparaba su candidatura a la presidencia y su derrota, la pantomima del CAMBIO, donde un pelele dijo que lo de Chiapas lo arreglaba en 15 minutos.

Yo solo pinto lo que veo.